Angulema, la capital mundial del cómic, homenajea la historieta española
El cómic, que tan importante ha sido para cualquier niño o niña que se precie, vuelve a cobrar sentido en las engalanadas calles de esta coqueta localidad francesa en la que Lucky Lucke, Tintín, Spirou o la elegancia personificada en Corto Maltés han tomado la palabra (y el dibujo) Angulema, uno de los más prestigiosos festivales del cómic mundial, clausura su 52.ª edición, que ha supuesto un reconocimiento a los profesionales españoles de la historieta Angulema (Angoulême en francés) es una ciudad de la región de Nueva Aquitania. Situada a orillas del río Charente, en ella emerge sobremanera su catedral románica del siglo XII. Ha destacado tradicionalmente por poseer industria de fundición de cobre, papel, cera y comercio de vinos y calzado como motor económico. En 1524, el navegante italiano al servicio de Francia da Verrazzano, a su regreso de las indias, anunció a Francisco I que había descubierto un nuevo territorio al que bautizó en su nombre como Nueva Angulema. Con la llegada de los Países Bajos pasaría a llamarse Nueva Ámsterdam y, más adelante, Nueva York. Actualmente, la ciudad antigua de la capital del Departamento de Charente cuenta con una población de 43.000 habitantes. Sin embargo, cuando celebra el Festival Internacional del Cómic, sus visitantes pueden multiplicar hasta cinco veces su población. Firma de libros por los autores de la terrible Adele Desde el jueves, 30 de enero, y hasta hoy domingo ha celebrado la quincuagésima edición de su afamado Festival Internacional del Cómic, uno de los más prestigiosos a nivel europeo y mundial. Conocido también como ‘Festival International de la Bande Dessinée (FIBD)’, su organización, que ha dotado al evento de importantes medidas de seguridad, ha vuelto a brillar como siempre en el universo del cómic reflejado en tres carteles anunciadores que representan a las grandes tradiciones de la historieta a nivel mundial: el manga japonés, la estadounidense y la franco-belga. Los firman, respectivamente, tres grandes nombres de la industria, Makoto Yukimura, Frank Quitely y Posy Simmonds En los referente a los números y, según datos ofrecidos por la propia organización, 6.000 profesionales venidos 20 países de todo el mundo han formado parte de una edición que ha contado con una programación formada por una veintena de exposiciones y 8 espacios grandes temáticos distribuidos en más de 22.000 metros cuadrados, amén de un elenco de alternativas off, consideradas fuera del circuito oficial, pero igualmente interesantes y cuidadas. Todo ello complementado con espectáculos cómicos, clases magistrales ofrecidas por expertos, un programa de tiras cómicas en la Catedral de Sant Pierre y la Iglesia de San Marcial y una parrilla de conciertos musicales. Murales relativos al cómic en Angulema Sumegirse en las calles de Angulema estos días ha sido una experiencia al alcance de pocas. No solo para los apasionados de la e
El cómic, que tan importante ha sido para cualquier niño o niña que se precie, vuelve a cobrar sentido en las engalanadas calles de esta coqueta localidad francesa en la que Lucky Lucke, Tintín, Spirou o la elegancia personificada en Corto Maltés han tomado la palabra (y el dibujo)
Angulema, uno de los más prestigiosos festivales del cómic mundial, clausura su 52.ª edición, que ha supuesto un reconocimiento a los profesionales españoles de la historieta
Angulema (Angoulême en francés) es una ciudad de la región de Nueva Aquitania. Situada a orillas del río Charente, en ella emerge sobremanera su catedral románica del siglo XII. Ha destacado tradicionalmente por poseer industria de fundición de cobre, papel, cera y comercio de vinos y calzado como motor económico. En 1524, el navegante italiano al servicio de Francia da Verrazzano, a su regreso de las indias, anunció a Francisco I que había descubierto un nuevo territorio al que bautizó en su nombre como Nueva Angulema. Con la llegada de los Países Bajos pasaría a llamarse Nueva Ámsterdam y, más adelante, Nueva York. Actualmente, la ciudad antigua de la capital del Departamento de Charente cuenta con una población de 43.000 habitantes. Sin embargo, cuando celebra el Festival Internacional del Cómic, sus visitantes pueden multiplicar hasta cinco veces su población.
Desde el jueves, 30 de enero, y hasta hoy domingo ha celebrado la quincuagésima edición de su afamado Festival Internacional del Cómic, uno de los más prestigiosos a nivel europeo y mundial. Conocido también como ‘Festival International de la Bande Dessinée (FIBD)’, su organización, que ha dotado al evento de importantes medidas de seguridad, ha vuelto a brillar como siempre en el universo del cómic reflejado en tres carteles anunciadores que representan a las grandes tradiciones de la historieta a nivel mundial: el manga japonés, la estadounidense y la franco-belga. Los firman, respectivamente, tres grandes nombres de la industria, Makoto Yukimura, Frank Quitely y Posy Simmonds
En los referente a los números y, según datos ofrecidos por la propia organización, 6.000 profesionales venidos 20 países de todo el mundo han formado parte de una edición que ha contado con una programación formada por una veintena de exposiciones y 8 espacios grandes temáticos distribuidos en más de 22.000 metros cuadrados, amén de un elenco de alternativas off, consideradas fuera del circuito oficial, pero igualmente interesantes y cuidadas. Todo ello complementado con espectáculos cómicos, clases magistrales ofrecidas por expertos, un programa de tiras cómicas en la Catedral de Sant Pierre y la Iglesia de San Marcial y una parrilla de conciertos musicales.
Sumegirse en las calles de Angulema estos días ha sido una experiencia al alcance de pocas. No solo para los apasionados de la especialidad, sino para cualquiera que sea capaz de abstraerse de todo lo demás y redescubrir un apartado desbordante en el ámbito de la cultura. El cómic, que tan importante ha sido para cualquier niño o niña que se precie, vuelve a cobrar sentido en las engalanadas calles de esta coqueta localidad francesa en la que Lucky Lucke, Tintín, Spirou o la elegancia personificada en Corto Maltés, acompañados del símbolo de la muestra en forma de gato al que llaman metafóricamente La bestia’ -Le fauve-, han tomado la palabra (y el dibujo).
El principio de la eternidad
Es hora de recurrir a los orígenes de una celebración tan majestuosa como popular en la que no es el cómic el que toma una ciudad sino que es la localidad la que se convierte en una auténtica historieta durante cuatro días que deberían prologarse una eternidad. De alguna manera la inmortalidad perdura en la exposición permanente que acoge el Museo del Cómic de Angulema, un referente mundial en el que conviven planchas originales de los ilustradores y dibujantes de cómic más importante de la historia desde finales de siglo XIX hasta nuestros días. Situado en una zona de antiguas cavas en las que se producía vino, acoge estos días a los más jóvenes creadores en un dechado de imaginación colectiva. Aquí está el mañana del que hoy podemos ver retazos serios. Un repaso a la relación de la ilustración con el cuento completa la exhibición.
En los años 70, una agresiva reconversión industrial a modo de cambio de ciclo transformó Francia, y Angulema se vio afectada de forma estructural.
Lo que pudo ser un desastre por el cierre de empresas acabó por convertirse en una oportunidad. La localidad aquitana, en la que la industria del papel estaba muy presente, mutó hasta convertirse en un nuevo foco internacional de cultura y creación. Y buena parte de ese logro está representado en sus impulsores: Francis Groux, Jean Markidian y Claude Moliterni. La idea surgió desde el Ayuntamiento de Angulema en el que algunos de ellos trabajaban. En 1974 realizaron el primer salón del cómic, precursor del Festival, y su idea innovadora recibió desde un principio el apoyo de la comunidad del cómic y los grandes protagonistas del momento hasta tal punto que el italiano Hugo Pratt diseño el primer cartel del que ha acabado por convertirse en un certamen ineludible. Hoy en día, Angulema cuenta con centenares de empresas dedicadas al sector del de la historieta y la animación y tiene en su seno la Escuela Superior Europea de la imagen (EESI). Todo un ejemplo de cambio.
España, país invitado
El FIBD ha tenido como invitado especial este año al talento y la creación española. Bajo el lema “España, talento en viñetas”, alrededor de cien profesionales de la historieta nacional se han dado cita en una cita ineludible que ha servido para mostrar la calidad de sus autores, presentes, pasados y futuros, y reivindicar así un lugar entre los mejores del continente.
Para ello, los creadores españoles han contado con su propio espacio situado en el centro de ciudad, al lado del Ayuntamiento de Angulema. Una gran carpa diseñada junto al busto de bronce que sirve de homenaje al historietista belga Hergé en la plaza que lleva su nombre -creador de las aventuras de Tintín en 1929 y que todavía hoy sigue ejerciendo una gran influencia- ha servido de lugar de encuentro a muchos de los nombres más relevantes del cómic nacional.
Allí se han dado cita, entre otros, el profesor, escritor y guionista Antonio Altarriba (Zaragoza, 1952, aunque vitoriano de adopción), los ilustradores Kim (Barcelona, 1941) -un histórico aún muy activo-, y los igualmente maestros del relato contemporáneo hecho dibujo, Keko (Madrid,1963), Paco Roca (Valencia,1969), o la pareja formada por Sergio García (Guadix, 1967) y la colorista y artista plástica Lola Moral (Montalbán de Córdoba, 1964). y se ha rendido homenaje a la figura de Paco Ibáñez, autor de multitud de series humorísticas entre las que destaca la archiconocida Mortadelo y Filemón, fallecido en 2023 en la ciudad condal que le vio nacer en 1936.
Por los salones más prestigiosos de entre los más de 20 que se han diseñado este año en Angulema has pasado otras figuras destacadas del cómic nacional como la dupla integrada por el guionista Juan Díaz Canales (Madrid, 1972) y el dibujante Juanjo Guarnido (Granada, 1967), creadores de la saga ‘Blacksad’, auténticas estrellas en el país vecino. Canales, también conocido por dar vida a las historias de Corto Maltés, ha estado acompañado por otras firmas como la del alicantino Kenny Ruiz, que ha sido capaz de llegar al mercado japonés del marga o el madrileño Pepe Larraz, una estrella consagrada en el universo norteamericano de cómics Marvel. Y esto por citar solo a unos pocos. Por cierto, cualquiera de ellos accesibles, amables y cercanos.
Amplia representación, también institucional
Una exposición de los autores galardonados con el Premio Nacional del cómic español -el más prestigioso de los premios que se entrega en España desde el año 2007 para distinguir a la mejor historieta de autor/autora español publicada en el país durante el año anterior en cualquiera de las lenguas cooficiales- ha estado reforzada por la presencia de algunos de sus premiados. Entre ellos Max (Francesc Capdevila Gisbert), primer ganador del certamen y firmante del cartel y el logo publicados para esta campaña. La protagoniza un personaje femenino. Precisamente, otra muestra de trabajos específica ha servido para dar rienda suelta a los nuevos talentos emergentes con nombre de mujer en el museo arqueológico de la capital del Charente.
El arte del cómic en la península también ha tenido una representación en el pabellón Unesco protagonizada por los y las creadores de Barcelona, que han desarrollado un amplio programa en la ciudad francesa. Nombres como Sara Soler (Barbastro, 1992), Marc Torices (Barcelona, 1989), Sandra Cardona (Granollers, 1986), Jordi Lafebre (Barcelona, 1979), Pep Brocal (Terrasa, 1967) o Nadia Hafid (Terrasa, 1990) han dejado su impronta. En el mismo lugar, conviven las ilustraciones realizadas por Álex Fernández Villanueva (Sabadell, 1975, afincado en Álava desde hace 15 años).
La representación española en Angulema contó a su vez con su más significativo delegado político del sector, el ministro de educación Ernest Urtasun Domenech, justo en un momento crítico, ya que la oposición de autores y creadores le obligó a retirar el pasado 28 de enero un real decreto que pretendía regular el uso de la inteligencia artificial (IA) generativa “ante la falta de consenso”generado entre el mundo de la cultura. Es decir, los creadores se han negado a que los derechos sobre sus obras sean cedidos sin su consentimiento al nuevo algoritmo que amenaza con cambiarlo todo y convertir el “hecho a mano por un humano” a “creado por una inteligencia ficticia”.
El máximo representante del Gobierno para el ámbito de la cultura subrayó en el acto inaugural del pabellón que “el cómic en España vive uno de sus momentos de mayor efervescencia y proyección internacional”. Sin embargo, a pesar del afán creador que vive el país, sus compatriotas ilustradores e ilustradoras las pasan canutas para llegar a fin de mes y, los más afortunados, dividen su trabajo entre la industria francesa y la norteamericana.
Finalmente, la presente edición ha servido para presentar el primer Libro Blanco del Cómic en España, una iniciativa desarrollada por la Sectorial del cómic, un minucioso estudio sobre el estado y las perspectivas de la industria española.
Un camino de encuentros
El inabarcable programa del FIBD está lleno de sorpresas para el entusiasta del cómic y permite al visitante pasar del espacio “Manga City” -dotado con sendas exposiciones majestuosas dedicadas a la historieta japonesa-, a encontrarse con la presencia de las grandes firmas del género. Por ejemplo, con Thibaud Villanova, un cocinero francés de origen barcelonés por parte de padre y andaluz de lado materno que ha reinventado la cocina con libros que plasman recetas inspiradas en las obras maestras de los estudios Ghibli o Astérix, entre otros.
El descubrimiento de tipos humanos conduce a historias llenas de vida como la de Quentin Denoyelle, un joven espiritual de La Provenza de 36 años que ha encontrado en Ignacio de Loyola un estímulo de vida y a quien a dedicado un cómic que presenta en la Iglesia de San Marcial.
Su realidad se entrelaza en este mapa de búsqueda con la energía reivindicativa de una de las creadores españolas más emergentes como es Nadia Hafid. De su denuncia en contra del racismo y el maltrato integrada en un formato personal y efectista pasamos a otra conmemoración tan triste como importante en el espacio Franquin. Aquélla que contó con la presencia de Riss y Coco, dos de los supervivientes del atroz y salvaje atentando yihadista producido en la sede del semanario satírico francés Charlie Hebbdo. Ambos reunidos para conmemorar la efeméride del décimo aniversario de la tragedia ocurrida el 7 de enero de 2015 y en la que fueron asesinadas 12 personas, entre ellas ocho miembros de la redacción -Cabu, Elsa Cayat, Charb, Honoré, Bernard Maris, Moustapha Ourrad, Tignous y Wolinski (autor del cartel oficial del Festival Internacional de Angulema de 2005). “Los seres humanos tenemos miedo a tener demasiada libertad”, aseveró Riss, que también puso en solfa la “dictadura que a veces ejercen las minorías”. Pero eso no puede poner nunca en evidencia la libertad de expresión ni el derecho a la crítica ni al humor, al que definió como “un airbag”, para las imprevisiones que da la vida. Su ejemplo es conmovedor.
La exposición estrella de la presente edición ha servido para destacar la excelsa calidad de la obra en forma lapicero y acuarela de Rosemary Elizabeth “Posy” Simmonds (Berkshire, Inglaterrra, 1945), caricaturista británica, ganadora del certamen de Angulema en 2024. Otra mujer toma su relevo como merecedora del galardón de este año. Le sucede Anouk Ricard, ilustradora y hacedora de cómics francesa nacida en Istres en 1970 y elegida para hacerse con el Gran Premio de la 52ª edición del Festival Internacional del Cómic de Angulema por méritos propios. Sus personajes de referencia, Ana y Froga, la historia de una niña y su amiga rana, quedan así inmortalizadas en la historia del certamen.
Agradecimientos
Angulema y la ciudad de Vitoria-Gasteiz permanecen hermanadas desde 1967. Dos ciudades separadas por 450 kilómetros se han vuelto a acercar estos días. Según la RAE, hermanar consiste en unir, juntar, crear relaciones. Se fomenta a nivel institucional y entre las personas. Sin embargo, la página web del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz indica que, “actualmente” no hay ninguna actividad programada este año a modo de “plan de acción para dar visibilidad al hermanamiento y al carácter cultural y creativo de la ciudad”. Hay que decir que se ha producido en el pasado. Y de forma intensa, muy vivida. Sin embargo, muchos ciudadanos alaveses se han trasladado hasta la provincia francesa, entre ellos Txintxu y Mertxe, referentes en el cómic vitoriano a través de Zuloa.
Mientras, en el Comité de Hermanamiento de Angulema han vuelto a echar la casa por la ventana para seguir abrazando almas como anfitriones. En su sede, los presentes pudieron descubrir el universo Marvel a través del norteamericano David P. Channeli y el periodista especializado Xavier Fournier. Este relato, saliente de un viaje inolvidable de cinco días, no hubiera sido posible sin el acompañamiento y la paciencia de Montse Benito y Álex Fernández, así como la invitación del Comité de Hermanamiento de Angulema (Comité des Jumelages). El agradecimiento está dedicado a angumoisinos como Annette y Philippe, personas desprendidas y generosas que nos alojaron en sus casas como si fuéramos de la familia y nos sirvieron de cicerones. El reconocimiento también está dirigido a la presidenta del Comité, Christine Granet, y a voluntarias como Marie Jeanne, Danielle o Cristina, por citar algunas de las personas que nos permitieron disfrutar de Angulema y su Festival Internacional del cómic en toda su extensión como nunca nos hubiésemos imaginado.