Una primera reflexión en torno a la ‘alianza intolerable’

Si queremos avanzar hacia una verdadera pacificación, los mexicanos, tarde o temprano, vamos a tener que sacudirnos este legado y poner orden en casa. Tal vez el momento ya llegó.

Feb 3, 2025 - 09:04
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Una primera reflexión en torno a la ‘alianza intolerable’

Al final, Donald Trump optó por presionar el botón rojo de la guerra comercial: el 25 por ciento de aranceles a productos mexicanos. La correspondiente orden ejecutiva también contenía, en el plano retórico, un pronunciamiento explosivo: ‘las organizaciones narcotraficantes tienen una alianza intolerable con el gobierno de México’. Una descalificación fuera de todo estándar diplomático, sin matices, con toda la intención de herir y de calentar los ánimos. Queda claro que al norte de la frontera no hay ningún nuevo sheriff, sólo un chaval peleonero, de esos que gritaban histéricos ‘nos vemos a la salida’.

Por supuesto, la administración Trump no sintió la menor necesidad de justificar o precisar la supuesta alianza. La acusación es indignante, pero deliberadamente vaga, fuera de cualquier posible refutación ¿en qué consiste esa ‘alianza intolerable’? ¿A qué se refiere con el ‘gobierno de México’, a nuestra presidenta, o a todas las autoridades de los tres órdenes de gobierno? En la orden ejecutiva publicada por la Casa Blanca, hay un único indicio cuando se señala que ‘el gobierno de México ha proporcionado refugios seguros para que los cárteles se dediquen a la fabricación y el transporte de drogas ilícitas.’

La titular del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Kristi Noem, será la responsable de evaluar el desempeño de México en los dos ámbitos que en teoría provocaron la imposición de tarifas: el tráfico de drogas y la migración. En entrevista con NBC, Noem no fue capaz de dar mayor detalle sobre el diagnóstico que llevó a la decisión de imponer aranceles a México y, de paso, a Canadá y a China (aunque cabe señalar que no es una funcionaria precisamente elocuente). Sin embargo, Noem sí reiteró otro aspecto importante de la orden ejecutiva, que en principio parecería contradictorio con el tono hostil y amenazante con que se publicó. La idea, al final del día, es presionar para que México ‘colabore’ (algo que muchos hubiéramos pensado que ya ocurre, sobre todo tras los decomisos masivos de fentanilo que se reportaron a finales del año pasado). Si hay ‘colaboración’, los aranceles podrán eliminarse

La actitud de Trump es incluso más radical de lo que muchos habíamos temido y nuestra presidenta está en una situación delicada. Tendrá que encontrar un difícil equilibrio. Por un lado, no tiene caso ponerse al nivel de Trump. Entrar al juego de las descalificaciones y detonar una guerra comercial de larga duración, que sería costosa para la Casa Blanca, pero desastrosa para México. Por otro lado, no se puede ceder demasiado, de forma incondicional. Hay que mostrar voluntad para colaborar, pero no subordinación. En lo comercial, las medidas ‘retaliatorias’ parecen indispensables, a pesar de su efecto inflacionario y de la amenazas de que éstas podrían dar lugar a un nuevo aumento o alcance de los aranceles impuestos por Estados Unidos.

Ojalá en esta hora difícil, la presidenta Sehinbaum encuentre la serenidad y la determinación para tomar las cosas de quien vienen; responder con firmeza, pero con madurez, a la insolencia del inquilino de la Casa Blanca. Mostrar que hay límites en lo que México está dispuesto a aceptar, pero que la voluntad para colaborar se mantiene.

Por último, valdría la pena recuperar aquello de que toda crisis encierra oportunidades. Dentro de lo dramática que se ha tornado la situación, la amenaza de los aranceles abre una ventana. Me explico: de cara a la catástrofe comercial se podrían tomar medidas que, en el ámbito doméstico, son demasiado costosas para procesarse en una situación de normalidad. Y ahí es donde se hace relevante aquello que hay de cierto en las palabras ofensivas de Trump, por doloroso que sea. Todos sabemos que el crimen organizado está metido hasta la cocina en una buena cantidad de ayuntamientos y me atrevería a decir que también en algunos gobiernos estatales. Estas autoridades locales son las que, efectivamente, ofrecen ‘refugios seguros’ a los criminales. Por décadas los mexicanos hemos sido indolentes ante esta realidad. El legado que AMLO dejó, con sus zalamerías con El Chapo Guzmán y su familia, y su desdén ante la colaboración binacional en materia de seguridad, claramente no ayudaron. Si queremos avanzar hacia una verdadera pacificación, los mexicanos, tarde o temprano, vamos a tener que sacudirnos este legado y poner orden en casa. Tal vez el momento ya llegó.