Los Mavericks tumban a los Celtics ‘entre dos aguas’

Lo más parecido al punteo de Paco de Lucía que se escuchó anoche en el TD Garden debió ser la clásica melodía de organillo de la Familia Adams por megafonía. Pero para los Dallas Mavericks tuvo que sonar a música celestial.

Porque el resultado de anoche es de esos difíciles de justificar a tu colega ‘el del fútbol’ que le metió un par de euros a que los Celtics iban a arrasar. Sin Luka Doncic. Sin Anthony Davis. Sin P.J. Washington. Y en el Garden.

Claramente, no sabemos nada. Salvo que en la NBA siempre puede pasar de todo. Hasta que Nico Harrison pueda tener razón.

El equilibrio de Kidd

La defensa gana campeonatos, dice, y la suya de anoche, aún sin su nuevo baluarte (La Ceja) ganó no un título pero sí al vigente defensor del mismo. Las circunstancias, pero también el plan de pizarra, conminaron a Jason Kidd a apostar todo a una rotación con mordiente atrás.

Decidió mantener a Kessler Edwards de inicio y poner a Dante Exum (15 puntos) de titular por delante de Spencer Dinwiddie (22 puntos). A su vez, Max Christie es el único ‘nuevo fichaje’ que ya forma parte del elenco, y ayer sumó 30 minutos desde la suplencia para ser el único de la segunda unidad en acabar con net rating positivo (+5) sumando su versatilidad y garra (15 puntos, 6 rebotes, 4 asistencias).

Los Celtics, muy timoratos

El flanco más débil, por explotable, era su pintura, entregada a sólo Daniel Gafford como su portero en solitario. Y sin embargo, paradojas, terminó siendo la de los Celtics la mina a explotar.

Muy pronto, desde el primer cuarto, se percataron los visitantes que sus internadas hacían daño, con Al Horford, Luke Kornet y Kristaps Porzingis muy ‘blanditos’ en la intimidación, y con Kyrie Irving (19), Dinwiddie y compañía encontrando carriles de entrada.

Por el contrario, la intensidad, el sensacional juego de ayudas y el miedo al fantasma de las cuatro derrotas seguidas, convirtió la pintura de los Mavericks en un muro que repelió no pocas veces los intentos de Boston en finalizar junto al hierro.

Porque a diferencia de lo visto en el partido del 25 de enero, donde Boston lanzó la friolera de treinta triples más que Dallas, la cosa estuvo mucho más pareja anoche, como entendiendo que la situación de su adversario (Gafford como único pívot) abría las puertas a la estampida interior.

Todos fueron piezas two-way

Ahora bien, si los Mavericks defendieron bien, podemos afirmar que atacaron incluso aún mejor. Porque a los Celitcs no les vences sólo desde un lado del rectángulo. Hay que hacerlo en ambos.

Y ayer, todo se alineó.

El mejor Klay Thompson, cuyas primeras semanas de 2025 sí responden a la idea de escolta que ficharon los Mavs, bombardeó el aro desde todas las coordenadas (25 puntos con un 11 de 17 y algunos mid-ranges marca de la casa), mientras el plan de Kidd de balancear la rotación fluía a la perfección, con Dinwiddie y Naji Marshall soportando el ritmo anotador en los ajustes de quinteto.

Las transiciones, como reflejo de ese ímpetu y concentración, fueron un festín ante unos Celtics desastrosos en el repliegue, y que tras 13 minutos sufrían un 14-0 en puntos nacidos de este tipo de acción.

Cinco jugadores de Dallas encestaron más de quince puntos, con parciales en el primer y el tercer cuarto para generar una brecha que cuando los Celtics, azuzados por los ‘¡DE-FENSE!’ de su público en el último cuarto, trataron de remontar, ya era tarde.

El 37-23 de la manga final fue insuficiente ante unos Mavs que habían hecho sus tareas, y que con un triplazo punteado de Dinwiddie y un corte y una acció de listo de Christie, cerraban el tercer cuarto con una renta inimaginable de +21.

Arranca la nueva ‘era’

Kidd se marcha de Massachusetts con un semblante que recuerda en nada al de hace tres días en rueda de prensa. Porque ha visto que de las dos maneras que podían responder su plantilla al traspaso de Luka, estos han optado por el orgullo y la rabia.

Hay fondo de armario en Dallas y hoy, entre dos aguas, lo celebran mientras esperan a los dos que faltan: Caleb Martin y Anthony Davis.

(Fotografía de portada de David Butler II-Imagn Images)