Tienes motivos para no querer vivir cerca de un centro de datos: EE UU admite que no son buenos para la salud

A medida que la tecnología de inteligencia artificial avanza, podemos esperar que Europa se ponga también las pilas y empiece a construir más centros de datos, esas granjas de máquinas necesarias para concentrar toda la información que las IAs utilizan. Pues bien, la ciudadanía hará bien en estar pendiente de dónde se construyen dichos centros, porque tal y como corrobora un documento gubernamental de Estados Unidos, los centros de datos no son completamente inocuos para la salud.

Si ya sabíamos que los centros de datos pueden suponer un gasto enorme de agua, a esto hay que añadir la potencial contaminación del aire que acarrean. Una orden ejecutiva firmada por el presidente saliente de EE UU, Joe Biden, indica que los nuevos centros deberán construirse allá donde «el riesgo total de cáncer debido a la contaminación del aire es igual o inferior al promedio nacional según la herramienta AirToxScreen 2020 de la Agencia de Protección Ambiental (EPA)», tal y como recoge El País.

Desde Europa también podemos tomar nota de esto. Los centros de datos pueden emitir contaminación aérea por gases como óxido nítrico o partículas PM2, que se expulsan al aire en el proceso de generación de energía para los centros.

Esta preocupación por la contaminación atmosférica de los centros de datos la corrobora un estudio científico, pendiente de revisión, que se centra en estimar la gravedad de las posibles enfermedades causadas por la contaminación de los centros de datos.

Con todo ello, vemos que los ciudadanos no solo tienen argumentos para exigir que no se construyan centros en áreas con problemas de sequía, sino que también pueden emitir quejas ante planes de construcción de centros de datos muy cercanos a entornos poblados.

Nada de esto implica que los centros de datos contaminen en mayor medida que otras actividades industriales cotidianas, pero sí que nos recuerda que los centros de datos no son neutros a nivel de energía y salud, requiriendo una gran cantidad de electricidad y también contaminando.

De confirmarse las conclusiones del estudio académico antes citado, habrá motivos para pedir a las autoridades que traten de plantear las nuevas instalaciones de centros de datos en áreas preferiblemente desérticas o alejadas de núcleos urbanos, para evitar lo máximo posible un perjuicio a la calidad del aire.

En 2022 había en España unos 23 centros de datos de colocación, el tipo de centro que más energía demanda, dedicado a alojar datos de otras empresas. Unos 11 en Madrid, 2 en Valencia, otros 2 en Sevilla y los demás en Málaga, Jaén, Toledo, Huelva, Castellón, Alicante, Barcelona y Zaragoza.

El coste medioambiental de la IA

La investigación llamada «El costo no pagado: cuantificación del impacto en la salud pública de la IA» afirma en sus conclusiones que «los centros de datos de EE UU en 2030 podrían contribuir a casi 1.300 muertes al año, lo que resultaría en una carga de salud pública de más de 20 mil millones de dólares que incluso podría superar la de las emisiones en carretera de California».

Por ello, los académicos recomiendan «adoptar un protocolo de notificación estándar para los contaminantes del aire y los costos de salud pública de la IA, prestando atención a todas las comunidades afectadas e implementando una IA basada en la salud para mitigar los efectos adversos y, al mismo tiempo, promover la equidad en la salud pública».

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