Qué significa tener flujo vaginal verdoso, ya sea con o sin olor

El flujo vaginal verdoso es un síntoma frecuente de las infecciones vaginales en etapa avanzada, como la tricomoniasis, la vaginosis bacteriana, la clamidia o la gonorrea. Al inicio de estas, los fluidos suelen ser amarillos y espesos; sin embargo, conforme aumenta la presencia de patógenos y se desequilibra la flora vaginal, el color empieza a […] The post Qué significa tener flujo vaginal verdoso, ya sea con o sin olor appeared first on Mejor con Salud.

Feb 7, 2025 - 22:13
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Qué significa tener flujo vaginal verdoso, ya sea con o sin olor

El flujo vaginal verdoso es un síntoma frecuente de las infecciones vaginales en etapa avanzada, como la tricomoniasis, la vaginosis bacteriana, la clamidia o la gonorrea. Al inicio de estas, los fluidos suelen ser amarillos y espesos; sin embargo, conforme aumenta la presencia de patógenos y se desequilibra la flora vaginal, el color empieza a variar de verde amarilloso a verde lima o verde brillante.

Esta alteración se debe al crecimiento excesivo de bacterias que producen pigmentos verdes o a la acumulación de células inmunitarias en respuesta a la infección. Si bien puede tener un olor desagradable, a veces es inodoro. Además, es común que se produzca junto a otras manifestaciones clínicas, como irritación, comezón, ardor, inflamación de la vulva o dolor al tener relaciones sexuales.

Si ahora mismo lo estás padeciendo, es probable que te sientas preocupada. Por eso, a continuación te ayudamos a repasar sus posibles causas, para que tengas una mejor idea de qué puede estar ocurriendo. En todo caso, ten en cuenta que solo un médico o ginecólogo podrá confirmar el diagnóstico y sugerir el tratamiento adecuado.

1. Tricomoniasis

La tricomoniasis es una infección de transmisión sexual (ITS) causada por el parásito Trichomonas vaginalis. Al multiplicarse en la vagina, este microorganismo altera el equilibrio de la microbiota vaginal y desencadena una respuesta inflamatoria que da lugar a síntomas, como picazón intensa, ardor al orinar, enrojecimiento, hinchazón, molestias durante el sexo y alteraciones en el color y la textura del flujo vaginal.

El parásito libera enzimas y metabolitos que afectan la composición del moco cervical, volviéndolo amarillento, grisáceo o verdoso, según el grado de inflamación y el crecimiento secundario de bacterias. Además, tiende a ser espumoso y con un característico olor desagradable, que se compara con el del pescado en descomposición. En raros casos, puede ser asintomática, lo que facilita su transmisión a otros.

¿Cómo intervenir?

Si sospechas que tienes esta infección, es primordial acudir al médico para recibir tratamiento con el metronidazol o el tinidazol. El profesional indicará si se administran en una dosis única o un esquema de varios días. Durante el periodo de recuperación, la pareja sexual también debe recibir antibióticos para evitar la reinfección.

Además, es importante abstenerse de tener relaciones sexuales, evitar el consumo de alcohol y priorizar la higiene íntima (que debe realizarse con productos neutros, compatibles con el pH vaginal y libre de irritantes).

Ten en cuenta que, sin estas intervenciones, la enfermedad puede evolucionar hacia complicaciones, como la enfermedad inflamatoria pélvica, debido a la respuesta inmune y a las alteraciones de la mucosa vaginal.

2. Vaginosis bacteriana

Otro posible diagnóstico del flujo vaginal verdoso es la vaginosis bacteriana. Se trata de un desequilibrio en el ecosistema bacteriano vaginal, que deriva una disminución de los lactobacilos beneficiosos y aumenta el crecimiento de bacterias anaerobias, como la Gardnerella vaginalis, Mobiluncus y Prevotella.

La presencia de estos patógenos conduce a una sobreproducción de residuos bacterianos y a un aumento de células inmunitarias, que altera la composición del fluido vaginal. En un principio, puede tornarse más blanco y abundante, pero el color puede variar de grisáceo a verde.

En general, estas secreciones tienen un mal olor (también semejante al del pescado podrido), que tiende a intensificarse con la actividad sexual. Otros síntomas son la irritación o ardor (que aumenta el orinar) y comezón. Sin embargo, algunas mujeres no presentan síntomas evidentes.

¿Cómo intervenir?

Su tratamiento está basado en antibióticos, como el metronidazol o la clindamicina, administrados en comprimidos orales, óvulos vaginales o cremas de uso tópico. Es fundamental completar todo el esquema sugerido por el médico, inclusive si los síntomas mejoran, para asegurar la recuperación.

Otras medidas, como evitar las duchas vaginales, aumentar el consumo de probióticos, evitar el contacto con sustancias irritantes y abstenerse de tener relaciones sexuales, también contribuyen al éxito terapéutico.

3. Vulvovaginitis

La vulvovaginitis es una inflamación conjunta de la vulva y la vagina que puede tener diversas causas, como las infecciones bacterianas, fúngicas y parasitarias, o reacciones irritativas. Dado que aumenta la inflamación, genera una acumulación de células inmunitarias, que es la que explica la aparición de flujo verde, espeso y abundante.

Por lo general, esta anomalía aparece por el crecimiento anormal de bacterias, como la Gardnerella vaginalis, Escherichia coli o Streptococcus, que causan una infección secundaria. Otros detonantes son los hongos (Candida), virus (como el herpes simple) o irritantes externos (jabones, desodorantes íntimos o ropa ajustada), aunque raras veces cursan con flujo verdoso.

Según su agente causal, el flujo carece de olor o puede ser muy fétido. A su vez, la inflamación provoca enrojecimiento, picazón intensa, ardor, sensación de quemazón al orinar y dispareunia (dolor al tener relaciones sexuales).

¿Cómo intervenir?

Lo primero que hay que hacer es revisar los hábitos de higiene vaginal y evitar cualquier detonante de irritación o alteraciones en el pH, como jabones perfumados, duchas vaginales, talcos o ropa interior de telas sintéticas. Cuando hay signos de infecciones, el médico será quien determine los medicamentos necesarios, según la causa.

Si es bacteriana, se indican antibióticos, como metronidazol o clindamicina; si es fúngica, antifúngicos, como el fluconazol o clotrimazol; y si es viral, antivirales, como el aciclovir en caso de herpes.

4. Clamidia

Con menos frecuencia, la clamidia puede ser el motivo por el que tienes flujo vaginal verdoso, aunque suele tener otro color. Se trata de una infección de transmisión sexual (ITS) causada por la bacteria Chlamydia trachomatis, que afecta el cuello uterino y, a veces, la uretra.

Los pigmentos verdes suelen presentarse cuando el crecimiento de bacterias es desmedido y estas derivan productos de desecho. Aun así, las secreciones vaginales pueden ser amarillosas o blancas, sin olor o con un mal olor leve. A diferencia de otras enfermedades de la zona íntima, rara vez cursa con síntomas evidentes. De hecho, puede pasar desapercibida durante largo tiempo.

En caso de manifestarse, los signos abarcan dolor abdominal, sangrados entre períodos menstruales, ardor al orinar y molestias durante el sexo. Sin un tratamiento adecuado, puede derivar complicaciones, como la enfermedad inflamatoria pélvica, infertilidad, embarazo ectópico y un mayor riesgo de otras ITS, incluido el VIH.

¿Cómo intervenir?

El médico suele recetar antibióticos como la azitromicina (en una dosis única) o doxiciclina (durante varios días). Al tratarse de una ITS, es necesario que la pareja también reciba el tratamiento. Se recomienda evitar el contacto sexual hasta erradicar la infección.

5. Gonorrea

La gonorrea es una infección de transmisión sexual causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae. Afecta, en especial, el cuello uterino, la uretra y, en ocasiones, otras partes del aparato reproductivo, provocando inflamación y secreciones anormales.

En sus etapas iniciales, el flujo suele tener una tonalidad amarilla o blanca. El color verde tiene lugar cuando la infección avanza y hay una mayor cantidad de bacterias. Lo habitual es que sea abundante, de textura espesa y olor fuerte y desagradable. Puede ir acompañado de irritación o ardor en la zona vaginal, dolor abdominal y sangrado intermenstrual.

¿Cómo intervenir?

El tratamiento oportuno de la gonorrea previene complicaciones, como infertilidad, enfermedad inflamatoria pélvica y mayor riesgo de contraer otras ITS. Si el médico confirma esta infección, el tratamiento incluye una combinación de antibióticos, como la ceftriaxona (inyectable) y azitromicina (oral), para asegurar la erradicación de la bacteria.

Es posible que el profesional sugiera otras medidas terapéuticas, como evitar las relaciones sexuales, hacer el tratamiento en pareja y reforzar la higiene íntima. Asimismo, te indicará un seguimiento médico periódico hasta confirmar que la infección ha sido eliminada.

¿A qué se debe el flujo vaginal verde claro y sin olor?

Si notas que tu flujo vaginal tiene una tonalidad verde claro, no tiene olor y no se manifiesta junto a otros síntomas, no tienes por qué preocuparte. Sus causas no suelen ser infecciosas, sino que están asociadas a factores como cambios leves de la flora vaginal, ocasionadas por fluctuaciones hormonales o ligeros desequilibrios bacterianos.

Además, algunos factores dietéticos, como el consumo excesivo de alimentos ricos en hierro, vitaminas B (especialmente B12) o suplementos multivitamínicos, pueden influir en el color del flujo vaginal sin que sea un motivo de alarma.

¿Hay tratamientos caseros?

No. Aunque se han difundido remedios, como el yogur, el ajo, los baños de asiento y preparaciones con plantas para reducir el flujo vaginal verde, no hay evidencia de su seguridad y eficacia. Por el contrario, es posible que su aplicación genere complicaciones, ya que esta alteración de color ocurre en infecciones avanzadas que requieren intervención médica.

El uso de preparaciones caseras, lejos de ayudar, puede irritar aún más la zona, empeorar los síntomas y retrasar el diagnóstico y los tratamientos adecuados. Lo que sí puedes poner en práctica son medidas de autocuidado, como las siguientes:

  • Usar ropa interior de algodón.
  • Asegurar una óptima hidratación diaria.
  • Una adecuada higiene íntima (lavado con jabón neutro y agua tibia).
  • Llevar una alimentación equilibrada (rica en frutas, verduras y alimentos fermentados que contengan probióticos).

No esperes para visitar al ginecólogo

Es normal que hablar sobre esta alteración en tu flujo vaginal te haga sentir incomodidad o vergüenza. Sin embargo, buscar ayuda profesional es fundamental para reducir el riesgo de complicaciones más graves. Si le comunicas al médico o al ginecólogo todas las características, color, olor, textura, cantidad y la presencia de otros síntomas, este podrá confirmar pronto el diagnóstico para intervenir, según sea el caso.

Ten en cuenta que, en la mayoría de los casos, tener flujo verde es indicativo de infecciones que requieren tratamientos específicos. Automedicarte o emplear remedios caseros puede enmascarar los síntomas y dificultar la erradicación del problema real. Que nada te impida buscar la ayuda adecuada, porque ante todo, tu salud es lo más importante.

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