El PSOE de Madrid no puede retirar el acta a Lobato: debe aprobarlo el Comité de Garantías
Mala relación con la cúpula actual La nueva dirección prefiere que se marche, como Juan Espadas La incompatibilidad debe decretarla el Comité, no la dirección Crisis política...
- Mala relación con la cúpula actual
- La nueva dirección prefiere que se marche, como Juan Espadas
- La incompatibilidad debe decretarla el Comité, no la dirección
- Crisis política
La nueva dirección del Partido Socialista de Madrid, con el ministro de Transición Digital y Función Pública, Óscar López, al mando, deberá pasar por el Comité de Garantías para quitarle el acta de diputado de la Asamblea de Madrid y senador al exlíder, Juan Lobato.
El que fuera jefe de los socialistas en la Comunidad hasta el pasado 27 de noviembre, ha decido regresar a su puesto como técnico de Hacienda a partir del próximo septiembre, pero ha anunciado que no dejará de ocupar su escaño ni en el parlamento madrileño ni en la Cámara Baja.
Mala relación con la cúpula actual
La relación de Lobato con la actual dirección es nula. Su salida se produjo tras perder el apoyo de todo el Partido Socialista de Madrid, incluida la militancia, después de conocerse que registró ante notario una conversación privada con una compañera de partido. Aquel movimiento se entendió en el PSOE como una traición y llevó a decenas de cargos a exigirle su dimisión y a pedir el desembarco de Óscar López.
"No le dedicaré ni un minuto. Gracias por el trabajo realizado", así de escueto fue el ministro y nuevo líder de los socialistas madrileños cuando se pronunció sobre Lobato este lunes en una entrevista. Una respuesta que evidencia la mala relación que hay con el exdirigente.
La nueva dirección prefiere que se marche, como Juan Espadas
La dirección regional considera que lo mejor es que se marche y deje su acta tanto en el Senado como en la Asamblea de Madrid. Una decisión que ha tomado Juan Espadas este jueves. Tras dejar de ser líder de los socialistas andaluces en favor de María Jesús Montero, ha renunciado a su acta.
Pero Lobato tiene decidido quedarse. Ahora, el partido estudia si debe apartarle por ejercer a la vez de técnico de Hacienda y de parlamentario. En Ferraz niegan que se trate de una argucia para echarle, ni de una purga del PSOE-M, sino una cuestión interna que nada tiene que ver con la llegada de la nueva dirección.
La incompatibilidad debe decretarla el Comité, no la dirección
Sin embargo, según ha podido saber Confidencial Digital con fuentes socialistas, es el Comité de Garantías y no la dirección de Óscar López, quien debe decidir si la situación de Lobato incumple el régimen de incompatibilidades fijado por las normas internas del partido.
En Ferraz aseguran que se consultará esta situación a los órganos competentes. La cúpula del PSOE sostiene que la dirección regional simplemente se ha limitado a estudiar la situación del exsecretario general de los madrileños para aclarar si, bajo su criterio, puede ejercer de senador, de diputado en la Asamblea y, a la vez, de técnico de Hacienda.
Crisis política
La crisis política que abrió Lobato en el PSOE-M aún tardará en cicatrizar: el exsecretario federal se vio forzado a dimitir tras la presión de todos los estamentos del partido en Madrid. Una situación que se precipitó por la noticia publicada en el diario ABC.
Lobato recibió un mensaje de WhatsApp con el correo en el que el abogado del novio de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, admitía haber cometido dos delitos fiscales. Ante el temor de que Moncloa hubiese conseguido la misiva gracia a la Fiscalía, registró la conversación con Acera —entonces jefa de gabinete de Óscar López, a su vez principal asesor de Pedro Sánchez— ante notario.
Una actuación que cobra especial relevancia dado que el Tribunal Supremo investiga si fue la Fiscalía quien reveló dicho correo al considerar que podría haberse incurrido en un delito de revelación de secretos de un particular por parte del Ministerio Público.
En el partido entendieron la actuación de Lobato como una deslealtad para cubrirse las espaldas en caso de que Ferraz no apoyara su candidatura en las primarias, y sobre todo para prevenirse por la causa judicial avanzaba.