“Nos está salvando”: llovió más de lo esperado y, cuando se temía lo peor por la sequía, la cosecha del campo sigue en carrera

Luego de semanas complejas por la pérdida de rinde debido a la falta de precipitaciones importantes, en la región pampeana se dieron acumulados abundantes que, aunque no revierten daños, le dan un alivio clave a las expectativas de producción

Feb 6, 2025 - 00:39
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“Nos está salvando”: llovió más de lo esperado y, cuando se temía lo peor por la sequía, la cosecha del campo sigue en carrera

Alivio y renovadas esperanzas. Un cambio rotundo ante lo que venía pasando con el clima. Luego de semanas en la región pampeana donde los productores sufrieron una incesante pérdida de potencial de rinde en sus cultivos de soja y de maíz debido a la falta de lluvias significativas, y que llevaron a una reducción parcial de la cosecha esperada, en las últimas 48 horas se registraron precipitaciones abundantes que, al menos por ahora, ya que todavía falta un camino importante para la recolección, le pusieron un freno al deterioro y a un peor escenario. Aunque golpeada tras la sequía, y con algunas pérdidas que ya son irreversibles, la producción sigue en carrera. En efecto, en gran parte del norte bonaerense, el centro-sur de Santa Fe y el sur de Córdoba hubo acumulados que superaron largamente los 70 y 80 milímetros. En localidades como Baradero llovió 80 milímetros, en Laboulaye 70 mm, en Pergamino entre 80 y 120 mm y en Salto 60 mm, por ejemplo.

Especialistas y productores consultados por LA NACION coincidieron que su impacto es clave para mitigar los efectos de la sequía que se arrastraba y sostener el rendimiento en etapas definitorias. Aunque no alcanzan para revertir las pérdidas en muchas zonas, permiten que la soja de segunda siembra [implantada después de la cosecha trigo], por ejemplo, aún tenga posibilidades y que la de primera [de fechas después de octubre], en su período crítico, cuente con una oportunidad para mejorar su rendimiento.

El agua llegó para varias regiones después de un mes de espera. En su campo de Roldán, Santa Fe, Marcelo Bengoechea vio caer 90 milímetros, un respiro en medio de la sequía. “Vienen a ponerle un freno al estrés hídrico y ayudan a que se haga algo de cosecha”, explicó el productor, aunque señaló que el alivio llega tarde para muchos de sus cultivos.

Sembró 500 hectáreas, pero ya perdió el 50% del rendimiento esperado. “No llovió durante un mes y el calor, sumado a la falta de agua, hizo mucho daño”, se lamentó. En la soja de segunda, la lluvia trajo algo de “esperanza”, al menos para intentar rescatar una parte de la cosecha, aunque muchos lotes están completamente secos. En cambio, para el maíz de primera, el agua ya no hace diferencia. “Es tarde. Lo voy a tener que cosechar antes y con una caída importante en el rendimiento”, admitió.

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“A pesar de los daños ya irreversibles en algunos sectores del norte bonaerense, estos milímetros vienen bien, renuevan las esperanzas y ponen un freno al deterioro de los cultivos”, destacó Florencia Poeta, analista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Precisó que las precipitaciones fueron más intensas en el sur de la región núcleo, abarcando el norte de Buenos Aires, el extremo sur de Santa Fe y el sur de Córdoba. “Los acumulados fueron mejores de lo esperado”, señaló. En efecto, hasta estas precipitaciones las previsiones eran de lluvias aisladas y erráticas.En la zona de Roldán, Santa Fe, hay expectativa por una mejora en las condiciones para la soja

“Esto le da un puntapié a la soja de primera, que está entrando de lleno en su período crítico. También ayudarán a frenar el deterioro de los cultivos tardíos y de segunda, como la soja de segunda, que era la más castigada, y los maíces tardíos y de segunda”, agregó la especialista.

“La lluvia nos está salvando”, fue lo primero que dijo Germán Millet, productor agropecuario de Colón, provincia de Buenos Aires. Estas precipitaciones fueron fundamentales para que la soja de primera siga en camino y para que algunos lotes de segunda que lograron sobrevivir puedan continuar su desarrollo, aunque ya hay muchas pérdidas. En esa región registraron 130 milímetros. Millet destacó que es un alivio espectacular, especialmente considerando que desde mayo de 2024 hasta ahora solo han acumulado 350 milímetros. “Es increíble cómo logramos lo que logramos con tan poca lluvia”, señaló.

Hubo abortos de chauchas [en soja], lo que significa una merma de al menos un 30%”, detalló Millet sobre lo que representó la falta de agua. En tanto, para el maíz sembrado temprano, la lluvia llegó demasiado tarde. Los maíces implantados en septiembre último se “entregaron” antes de tiempo por la falta de agua y las altas temperaturas. “Es decir, los vamos a tener que cosechar antes. Lo que debía levantarse a fines de marzo ahora se cosechará en 30 días. Si esperaba 11.000 kilos por hectárea, creo que apenas sacaré la mitad”, proyectó.

Estas lluvias llegaron tras un enero en que, según la BCR, el 70% de la región recibió apenas entre un 30% y 40% de la media mensual de precipitaciones. A diferencia de estos últimos registros, que fueron más generalizados, las lluvias anteriores habían sido muy heterogéneas y localizadas. El déficit hídrico y las altas temperaturas agravaron la situación de los cultivos, lo que llevó a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires a reducir las estimaciones de producción de soja y maíz en un millón de toneladas, con proyecciones de 49,6 y 49 millones de toneladas, respectivamente.

Si bien este alivio hídrico permitirá sostener buena parte de los cultivos, será clave que las lluvias continúen en las próximas semanas. Cecilia Conde, jefa de estimaciones agrícolas de la Bolsa Cereales porteña, coincidió en la importancia de estas precipitaciones y destacó que los acumulados también fueron particularmente significativos en el oeste bonaerense. “Colaboradores de la zona de América informaron que al mediodía ya se habían acumulado 120 mm. Asimismo, en el núcleo sur y núcleo norte también se reportaron precipitaciones importantes, y se espera que las lluvias continúen”, detalló.

En este sentido, coincidió con Poeta en que estas lluvias “son clave para mitigar la sequía y afrontar las épocas clave para la definición de rendimiento”. Explicó que, para la soja de primera, las altas temperaturas y la falta de precipitaciones en zonas clave impactaron en una merma del rendimiento potencial. En este contexto, las lluvias recientes “ponen un freno a dicha merma, ya que la oleaginosa transita períodos críticos de definición de rendimiento”.Marcelo Bengoechea sobre el maíz: “Es tarde. Lo voy a tener que cosechar antes y con una caída importante en el rendimiento”

En Junín, hasta la tarde de este miércoles los acumulados ya superaban los 105 milímetros, lo que permitió mejorar un panorama que hasta hace días era desalentador. “No va a ser una cosecha récord, pero con estas lluvias se acomodó bastante lo que se preveía”, señaló el productor agropecuario Gustavo Frederking. La soja de segunda tenía un destino incierto. “Si no llovía, yo creo que se perdía”, admitió Frederking. Ahora, el escenario es otro: aunque las lluvias no resuelven del todo la crisis hídrica, los 105 milímetros registrados ayudarán a frenar el deterioro de los cultivos y a sostener el rendimiento en los lotes más afectados.

Para la soja de primera, el agua también llegó sobre la hora. “Estaba por terminar su período de floración, que pasó sin lluvias”, explicó el productor. Con la napa baja y la sequía instalada en pleno desarrollo del cultivo, las pérdidas eran inevitables. “Esta agua que está llegando atenúa parcialmente las pérdidas que ya había sufrido”, agregó.Germán Millet, productor agropecuario de Colón

“Aunque llega tarde, es un alivio, porque sin esta lluvia la cosecha se habría perdido por completo. Había cultivos que estaban agonizando”, dijo Rubén Hugo Airet, productor del partido bonaerense de Rojas. Coincidió con otros productores en que estas precipitaciones resultan clave para la soja de primera, cultivo que sembró en unas 650 hectáreas. En su caso, ya tenía pérdidas del 10% en el rendimiento, aunque fue el cultivo que mejor resistió. “Perdió rendimiento; su potencial inicial era de 45 quintales por hectárea. Con esta lluvia, podríamos obtener entre 30 y 35 de promedio”, explicó. Hay lotes que podrían rendir menos, mientras que otros podrían acercarse a los 40 quintales.El campo de Gustavo Frederking tras las lluvias

Para Airet, esta ha sido una campaña especialmente difícil para el maíz. Con entre 500 y 600 hectáreas sembradas, enfrenta pérdidas del 40%. “Esperaba obtener 120 quintales por hectárea, pero ahora sacaré entre 60 y 70″, admitió. “Nos fuimos un poco alto en el potencial inicial, pero la merma por la sequía nos deja con un rinde de entre 60 y 65 quintales”, agregó. Las lluvias evitan, al menos por ahora, un escenario que podría habría haber sido todavía más dramático para toda la región pampeana.