Muere la coleccionista y galerista Helga de Alvear, gran impulsora del arte contemporáneo en España
A primera hora de este lunes llegaba vía mail un comunicado de su fundación y su museo en Cáceres anunciando la triste noticia de la muerte, a los 88 años , de la galerista, coleccionista y filántropa Helga de Alvear , una mujer única, que deja un legado imborrable en el mundo del arte. Con su muerte, se cierra una etapa de oro del galerismo español , impulsado por cuatro mujeres de bandera. Hace unos años se retiró por problemas de salud y cerró su galería en Madrid Soledad Lorenzo , a finales de 2023 hizo lo propio Juana de Aizpuru y Elvira González ha ido cediendo con los años el testigo de su galería a sus hijas. Su figura ha sido clave en el desarrollo del arte contemporáneo en España y a nivel internacional. Apasionada, enérgica, generosa, incombustible , nunca se mordía la lengua y siempre decía lo que pensaba. Su acento y su fuerte carácter delataban su origen germano, aunque se sentía cien por cien latina. Alemana de nacimiento, Helga de Alvear (Kirn, Nahe, 1936) era española de corazón . Estudió en colegios suizos y amplió estudios en Londres durante un año. Con 21 años, llegó a nuestro país en 1957 para aprender nuestro idioma y se quedó para siempre por amor. Estudió Cultura Hispánica en la Complutense, conoció al arquitecto Jaime de Alvear , se enamoraron y se casaron en 1959. Tuvieron tres hijas: María, Ana y Patricia. Visitaba con frecuencia el Museo del Prado , prendada de obras como 'La Anunciación' de Fra Angelico o la última etapa de Goya, artista del que adquiriría una primera edición de 'Los Caprichos' décadas más tarde. De pequeña, Helga quería ser pianista . «Sabía mucho de música, pero no de arte», decía. Lo aprendió todo de la galerista española Juana Mordó . Empezó a trabajar en su galería en 1980. Tras el fallecimiento de su mentora en 1984, tomó las riendas y forjó su propio camino. En 1995 abrió una galería con su nombre , apostando por la vanguardia y el arte contemporáneo internacional. «Una galería de arte es un negocio muy difícil, muy duro», reconocía. Su primera compra, allá por 1967, fue un Zóbel . Su precio: 50.000 pesetas. «Juana Mordó me dejó pagar 5.000 al mes. Por eso yo hago lo mismo con mis clientes». Tenía un ojo excelente para el arte contemporáneo. Y, claro, también dinero para adquirir las mejores piezas. Era una de las almas de ARCO , feria que siempre apoyó con la presencia de su galería y adquiriendo piezas importantes. Bastaban unos minutos por los pasillos de ARCO para que se gastara miles de euros en los estands de sus colegas. A su faceta como galerista (tiene una galería con su nombre en el número 12 de la calle Dr. Fourquet de Madrid), unía de la coleccionista apasionada e impulsiva . « Coleccionar es mi único vicio », decía. Ya apuntaba maneras. Comenzó de pequeña coleccionando piedras en el río Nahe, procedentes de un yacimiento cercano a su casa. Quién sabe si las formas, texturas y colores de esos objetos le llevaron a su fascinación por el arte abstracto. En su espléndida colección , una de las más importantes de Europa y que consta de más de 3.000 obras , hay nombres como Baselitz, Dan Flavin, Kapoor, Bacon, Gursky, Tillmans, Abramovic, Ai Weiwei, Rebecca Horn, Jenny Holzer, Mona Hatoum, Araki, Tacita Dean, Whiteread, Rhoades, Schütte, Fiona Tan, Warhol, Lichtenstein, Thomas Ruff, Beuys, Bourgeois, Baldessari, Goya, Dalí, Picasso, Chillida, Equipo Crónica, Barceló, Gordillo, Uslé, Santiago Sierra... La lista es interminable. Le gustaba el arte 'político', que hiciera reflexionar, pensar. En 2018 fue protagonista involuntaria de la edición de ARCO , que dirigía Carlos Urroz. Helga de Alvear retiraba de su estand en la feria la polémica obra de Santiago Sierra con 24 retratos de lo que él llamaba «presos políticos» -entre ellos, los independentistas Jordi Sánchez y Oriol Junqueras, miembros de la ilegalizada organización juvenil de la izquierda abertzale Segi, los dirigentes del diario 'Egin', clausurado en 1998...-, tras una petición del presidente del Comité Ejecutivo de Ifema. La adquirió Tatxo Benet. La censura sobrevolaba ARCO y estalló el escándalo. Pero siempre entendió el coleccionismo como una manera de compartir las obras con el público, no para que colgaran en su casa. De ahí que siempre tuviera el sueño de abrir un museo en España donde se exhibiera su colección. Incomprensiblemente, su deseo de ceder su impresionante colección a un museo de alguna ciudad española fue un calvario . Nadie tenía fe en ella. Atrás quedaron las negativas de Vigo, San Sebastián (estuvo a punto de cerrarse después de luchar tres años con el alcalde), Granada (le ofrecieron un palacio y le dijeron: «Si lo quieres arreglar es tuyo»)... Les dijo que no. No eran muchos los que creían en su proyecto : «Había quienes pensaban que yo iba a revender luego las obras. Pero yo soy coleccionista, compro en las galerías, nunca en los estudios de los artistas. Soy profesional. Si no eres profesional, vete a casa. Es una colección que he ido haciendo poco a poco, comprando
A primera hora de este lunes llegaba vía mail un comunicado de su fundación y su museo en Cáceres anunciando la triste noticia de la muerte, a los 88 años , de la galerista, coleccionista y filántropa Helga de Alvear , una mujer única, que deja un legado imborrable en el mundo del arte. Con su muerte, se cierra una etapa de oro del galerismo español , impulsado por cuatro mujeres de bandera. Hace unos años se retiró por problemas de salud y cerró su galería en Madrid Soledad Lorenzo , a finales de 2023 hizo lo propio Juana de Aizpuru y Elvira González ha ido cediendo con los años el testigo de su galería a sus hijas. Su figura ha sido clave en el desarrollo del arte contemporáneo en España y a nivel internacional. Apasionada, enérgica, generosa, incombustible , nunca se mordía la lengua y siempre decía lo que pensaba. Su acento y su fuerte carácter delataban su origen germano, aunque se sentía cien por cien latina. Alemana de nacimiento, Helga de Alvear (Kirn, Nahe, 1936) era española de corazón . Estudió en colegios suizos y amplió estudios en Londres durante un año. Con 21 años, llegó a nuestro país en 1957 para aprender nuestro idioma y se quedó para siempre por amor. Estudió Cultura Hispánica en la Complutense, conoció al arquitecto Jaime de Alvear , se enamoraron y se casaron en 1959. Tuvieron tres hijas: María, Ana y Patricia. Visitaba con frecuencia el Museo del Prado , prendada de obras como 'La Anunciación' de Fra Angelico o la última etapa de Goya, artista del que adquiriría una primera edición de 'Los Caprichos' décadas más tarde. De pequeña, Helga quería ser pianista . «Sabía mucho de música, pero no de arte», decía. Lo aprendió todo de la galerista española Juana Mordó . Empezó a trabajar en su galería en 1980. Tras el fallecimiento de su mentora en 1984, tomó las riendas y forjó su propio camino. En 1995 abrió una galería con su nombre , apostando por la vanguardia y el arte contemporáneo internacional. «Una galería de arte es un negocio muy difícil, muy duro», reconocía. Su primera compra, allá por 1967, fue un Zóbel . Su precio: 50.000 pesetas. «Juana Mordó me dejó pagar 5.000 al mes. Por eso yo hago lo mismo con mis clientes». Tenía un ojo excelente para el arte contemporáneo. Y, claro, también dinero para adquirir las mejores piezas. Era una de las almas de ARCO , feria que siempre apoyó con la presencia de su galería y adquiriendo piezas importantes. Bastaban unos minutos por los pasillos de ARCO para que se gastara miles de euros en los estands de sus colegas. A su faceta como galerista (tiene una galería con su nombre en el número 12 de la calle Dr. Fourquet de Madrid), unía de la coleccionista apasionada e impulsiva . « Coleccionar es mi único vicio », decía. Ya apuntaba maneras. Comenzó de pequeña coleccionando piedras en el río Nahe, procedentes de un yacimiento cercano a su casa. Quién sabe si las formas, texturas y colores de esos objetos le llevaron a su fascinación por el arte abstracto. En su espléndida colección , una de las más importantes de Europa y que consta de más de 3.000 obras , hay nombres como Baselitz, Dan Flavin, Kapoor, Bacon, Gursky, Tillmans, Abramovic, Ai Weiwei, Rebecca Horn, Jenny Holzer, Mona Hatoum, Araki, Tacita Dean, Whiteread, Rhoades, Schütte, Fiona Tan, Warhol, Lichtenstein, Thomas Ruff, Beuys, Bourgeois, Baldessari, Goya, Dalí, Picasso, Chillida, Equipo Crónica, Barceló, Gordillo, Uslé, Santiago Sierra... La lista es interminable. Le gustaba el arte 'político', que hiciera reflexionar, pensar. En 2018 fue protagonista involuntaria de la edición de ARCO , que dirigía Carlos Urroz. Helga de Alvear retiraba de su estand en la feria la polémica obra de Santiago Sierra con 24 retratos de lo que él llamaba «presos políticos» -entre ellos, los independentistas Jordi Sánchez y Oriol Junqueras, miembros de la ilegalizada organización juvenil de la izquierda abertzale Segi, los dirigentes del diario 'Egin', clausurado en 1998...-, tras una petición del presidente del Comité Ejecutivo de Ifema. La adquirió Tatxo Benet. La censura sobrevolaba ARCO y estalló el escándalo. Pero siempre entendió el coleccionismo como una manera de compartir las obras con el público, no para que colgaran en su casa. De ahí que siempre tuviera el sueño de abrir un museo en España donde se exhibiera su colección. Incomprensiblemente, su deseo de ceder su impresionante colección a un museo de alguna ciudad española fue un calvario . Nadie tenía fe en ella. Atrás quedaron las negativas de Vigo, San Sebastián (estuvo a punto de cerrarse después de luchar tres años con el alcalde), Granada (le ofrecieron un palacio y le dijeron: «Si lo quieres arreglar es tuyo»)... Les dijo que no. No eran muchos los que creían en su proyecto : «Había quienes pensaban que yo iba a revender luego las obras. Pero yo soy coleccionista, compro en las galerías, nunca en los estudios de los artistas. Soy profesional. Si no eres profesional, vete a casa. Es una colección que he ido haciendo poco a poco, comprando en ferias de Miami, Londres, París, Lisboa, Madrid (ARCO)... Antes de comprar hay que aprender . Yo lo he hecho en el Prado, en la Tate Modern de Londres, en el Pompidou de París...». No le interesaba quién vendía una obra, ni el artista que la había hecho, ni si era fotografía, óleo o escultura... La compraba si se enamoraba de ella». Nunca vendió ninguna obra de su colección. Finalmente, fue Cáceres la elegida, ciudad que ha dinamizado. Fue el expresidente de la Junta extremeña Juan Carlos Rodríguez Ibarra quien sí creyó en ella y en el proyecto. En 2006 creó la Fundación Helga de Alvear y en junio de 2010 vio la luz en Cáceres el Centro de Artes Visuales Fundación Helga de Alvear. Se encargó a los arquitectos Tuñón y Mansilla la rehabilitación de una casa-palacio (la llamada Casa Grande ) en la calle Pizarro. Se inauguró con la muestra 'Márgenes de silencio', una selección de 115 obras. Era tan solo la primera fase. Helga de Alvear siempre dejó claro en el contrato que debía haber una segunda fase, que incluiría un edificio de nueva planta, obra de los mismos arquitectos, para que acogiera el museo y su colección. Si no se cumplía lo estipulado en el contrato, se llevaría su colección. Esa segunda fase era muy ambiciosa (15.000 metros cuadrados), pero, por problemas presupuestarios, se quedó en 5.000. En total, 8.000 metros cuadrados y 20 millones de euros . Quince años después, y tras muchos quebraderos de cabeza, en 2021, en plena pandemia, el Museo Helga de Alvear en Cáceres se hacía realidad y era inaugurado por los Reyes. «Estoy encantada, feliz, loca perdida; por fin se ha terminado», decía a ABC. En junio de 2022, ya con la salud debilitada, sufrió un duro golpe: la muerte de José María Viñuela , gran amigo, mano derecha en su museo y conservador de su colección. Sandra Guimarães , directora del Museo Helga de Alvear recordaba hoy en un comunicado a la galerista y coleccionista: «Helga de Alvear será por siempre recordada por su admirable generosidad y su imprescindible papel en el desarrollo del contexto artístico español e internacional. Helga fue una líder visionaria que tuvo un impacto indeleble en los artistas con los que trabajó, en los equipos de su museo y en el mundo del arte. Su sueño de construir un museo en Cáceres se hizo realidad gracias a su desinteresada entrega, permitiendo que hoy contemos con una de las colecciones internacionales más relevantes de Europa». Miembro del Patronato de la Fundación Museo Reina Sofía, su trayectoria estuvo repleta de reconocimientos, entre los que se destacan la Medalla de Extremadura (2007), la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes (2008), la Cruz de la Orden del Mérito Civil de la República Federal Alemana (2014), la Medalla Internacional de las Artes de la Comunidad de Madrid (2020) y la Medalla al Mérito Cultural de la República Portuguesa (2024). El pasado 28 de enero, la directora del Museo Helga de Alvear, Sandra Guimarães, y el director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, firmaron un acuerdo de colaboración con el objetivo de estrechar lazos entre ambas instituciones y aunar esfuerzos para desarrollar proyectos conjuntos. Este mes, el Museo Helga de Alvear se preparaba para celebrar por todo lo alto su IV aniversario de la mano de Ryan Gander. A Helga le habría encantado no habérselo perdido.
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