La lucha canaria como deporte de integración para menores de Senegal, Mali y Mauritania: “Somos todos como una familia”

Prácticamente todos los equipos del deporte autóctono de las Islas cuentan en sus filas con chicos que han llegado solos a Canarias, asegurando de este modo la cantera Sobre un terreno de arena, dos manos se estrechan, bajan suavemente y rozan la fina superficie. Es el gesto con el que ya puede dar comienzo la luchada. Uno de ellos es un joven canario; el otro, senegalés. Ambos forman parte del primer club de lucha canaria de Gran Canaria que integró en sus filas a menores extranjeros que están solos en las Islas desde la reapertura de la ruta migratoria canaria a finales de 2019. “Somos todos como una gran familia”, destaca uno de los jóvenes canarios del Unión Gáldar. Desde entonces, prácticamente todos los equipos de lucha canaria han incorporado a menores de Senegal, Mali o Mauritania. De este modo, los clubes se aseguran la cantera, pero además, facilitan su integración en la sociedad y contribuyen a cambiar el paisaje de los terreros de lucha para hacer de la diversidad la norma.   La llegada de menores extranjeros en los últimos años ha supuesto un boom en los fichajes de los clubes de lucha canaria. El presidente de la Federación Canaria de Lucha Canaria, José Antonio Caballero, indica que hace unos años solo dos o tres equipos de las Islas contaban con menores extranjeros. En la actualidad, en la gran mayoría de los clubes hay menores migrantes. En Canarias, el equipo con mayor presencia extranjera es el Castro Morales de Telde, en Gran Canaria: “Tiene para hacer un equipo de juveniles solo con ellos”, sostiene Caballero. También las selecciones insulares se han sumado a este fenómeno: “En el torneo Pancho Camurria, que es el más fuerte de la categoría base, casi todas las selecciones de las islas tienen algún migrante integrado. O sea, que son chicos que están al nivel de competir en su respectivas selecciones”, revela Caballero.  El Unión Gáldar comenzó a incluir a menores extranjeros no acompañados en la temporada 2019-20, cuando se reactivó la ruta migratoria canaria. En la actualidad cuenta con una decena de chicos de Senegal y Mauritania entre 12 y 18 años. El presidente del club, Rayco Ramírez, recuerda que esta historia de unión comenzó porque los monitores de un centro de menores de la zona se pusieron en contacto con el club. “Somos isleños. Nosotros también tuvimos que buscarnos la vida fuera. Por eso entendimos que si ellos entraban dentro de la disciplina del club y eran buenos chicos no teníamos por qué cerrarle las puertas”, subraya el presidente.  Rayco Ramírez, presidente del Unión Gáldar. En el Unión Gáldar no solo hay varios chicos extranjeros que se han adaptado a las normas del equipo sino que además se han llevado algún trofeo. “La genética que tienen es abismal”, resalta el presidente del club. En el equipo hay dos chicos de Senegal y uno de Mauritania que en pocos años desde que comenzaron a entrenar ya pueden presumir de estar a un alto nivel. Uno de ellos, Birane, ha llegado a convertirse en campeón de Gran Canaria en su categoría. Las características físicas de los jóvenes migrantes han llamado la atención de los profesionales de la lucha canaria. La estatura, la agilidad o la musculatura desarrollada para su corta edad, son algunos de los aspectos que destacan frente a los demás. “Son pura fibra y tienen mucha elasticidad”, añade el presidente del Unión Gáldar. “Un canario que no sabe luchar lo pones en el centro del campo de lucha y se cae solo hasta que no aprenda a luchar. Ellos sin saber nada tienen estabilidad”, apunta uno de los entrenadores de base y juveniles del club, Ramón Suárez, quien también destaca su buena genética para los deportes de contacto. “Hasta los pequeñitos también son fuertes; se nota la diferencia con los de aquí”, mantiene.  Sus aptitudes van más allá de las cualidades físicas. Las personas que trabajan con ellos valoran además la actitud de los chicos migrantes. Birane, Lamine o Assane des

Feb 2, 2025 - 15:08
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La lucha canaria como deporte de integración para menores de Senegal, Mali y Mauritania: “Somos todos como una familia”

La lucha canaria como deporte de integración para menores de Senegal, Mali y Mauritania: “Somos todos como una familia”

Prácticamente todos los equipos del deporte autóctono de las Islas cuentan en sus filas con chicos que han llegado solos a Canarias, asegurando de este modo la cantera

Sobre un terreno de arena, dos manos se estrechan, bajan suavemente y rozan la fina superficie. Es el gesto con el que ya puede dar comienzo la luchada. Uno de ellos es un joven canario; el otro, senegalés. Ambos forman parte del primer club de lucha canaria de Gran Canaria que integró en sus filas a menores extranjeros que están solos en las Islas desde la reapertura de la ruta migratoria canaria a finales de 2019. “Somos todos como una gran familia”, destaca uno de los jóvenes canarios del Unión Gáldar. Desde entonces, prácticamente todos los equipos de lucha canaria han incorporado a menores de Senegal, Mali o Mauritania. De este modo, los clubes se aseguran la cantera, pero además, facilitan su integración en la sociedad y contribuyen a cambiar el paisaje de los terreros de lucha para hacer de la diversidad la norma.  

La llegada de menores extranjeros en los últimos años ha supuesto un boom en los fichajes de los clubes de lucha canaria. El presidente de la Federación Canaria de Lucha Canaria, José Antonio Caballero, indica que hace unos años solo dos o tres equipos de las Islas contaban con menores extranjeros. En la actualidad, en la gran mayoría de los clubes hay menores migrantes. En Canarias, el equipo con mayor presencia extranjera es el Castro Morales de Telde, en Gran Canaria: “Tiene para hacer un equipo de juveniles solo con ellos”, sostiene Caballero. También las selecciones insulares se han sumado a este fenómeno: “En el torneo Pancho Camurria, que es el más fuerte de la categoría base, casi todas las selecciones de las islas tienen algún migrante integrado. O sea, que son chicos que están al nivel de competir en su respectivas selecciones”, revela Caballero. 

El Unión Gáldar comenzó a incluir a menores extranjeros no acompañados en la temporada 2019-20, cuando se reactivó la ruta migratoria canaria. En la actualidad cuenta con una decena de chicos de Senegal y Mauritania entre 12 y 18 años. El presidente del club, Rayco Ramírez, recuerda que esta historia de unión comenzó porque los monitores de un centro de menores de la zona se pusieron en contacto con el club. “Somos isleños. Nosotros también tuvimos que buscarnos la vida fuera. Por eso entendimos que si ellos entraban dentro de la disciplina del club y eran buenos chicos no teníamos por qué cerrarle las puertas”, subraya el presidente. 

Rayco Ramírez, presidente del Unión Gáldar.

En el Unión Gáldar no solo hay varios chicos extranjeros que se han adaptado a las normas del equipo sino que además se han llevado algún trofeo. “La genética que tienen es abismal”, resalta el presidente del club. En el equipo hay dos chicos de Senegal y uno de Mauritania que en pocos años desde que comenzaron a entrenar ya pueden presumir de estar a un alto nivel. Uno de ellos, Birane, ha llegado a convertirse en campeón de Gran Canaria en su categoría. Las características físicas de los jóvenes migrantes han llamado la atención de los profesionales de la lucha canaria. La estatura, la agilidad o la musculatura desarrollada para su corta edad, son algunos de los aspectos que destacan frente a los demás. “Son pura fibra y tienen mucha elasticidad”, añade el presidente del Unión Gáldar. “Un canario que no sabe luchar lo pones en el centro del campo de lucha y se cae solo hasta que no aprenda a luchar. Ellos sin saber nada tienen estabilidad”, apunta uno de los entrenadores de base y juveniles del club, Ramón Suárez, quien también destaca su buena genética para los deportes de contacto. “Hasta los pequeñitos también son fuertes; se nota la diferencia con los de aquí”, mantiene. 

Sus aptitudes van más allá de las cualidades físicas. Las personas que trabajan con ellos valoran además la actitud de los chicos migrantes. Birane, Lamine o Assane destacan por su motivación, su constancia o el sueño de convertirse algún día en el luchador de origen maliense Mamadou Camara. “Ellos se superan. Quisieron venir aquí a buscarse un futuro y no se acomodan”, sostiene Ramírez. Añade que aprenden rápido y que en muchas ocasiones tienen más sentido de sacrificio que los jóvenes de aquí: “Vemos jóvenes de 16 o 18 años que en el tema de la superación están muy acomodados”. El presidente no deja de pasar por alto que están ante menores que han pasado por numerosas dificultades en una etapa de la vida complicada como es la adolescencia y aun así están dejando huella: “Lo que ellos nos están enseñando a nosotros son las ganas de vivir”, destaca Ramírez. 

El entrenador de base y juveniles del Unión Gáldar resalta que está ante un grupo de chicos que anhela integrarse a pesar de la barrera idiomática y que para superarla buscan estrategias, como comunicarse a través de dibujos o gestos. “A veces pienso que nosotros queremos menos que se involucren que ellos mismos”, subraya Ramón. Lamine, uno de los luchadores del Unión Gáldar, aún no domina el idioma español, pero las bromas con sus compañeros lo convierten en uno más. Llegó a Gran Canaria en 2023 y dos meses más tarde, recuerda que durante la época de Ramadán, se integró en el club. Sueña con seguir compitiendo: “Quiero convertirme en puntal A”, confiesa. De hecho ya ha pensado en su nombre deportivo: Lamine Assurance, en honor a su primo que también es luchador de lucha senegalesa.

Durante el entrenamiento las sonrisas y el pique sano entre los chicos senegaleses y los canarios es una constante. Fabio es uno de los adolescentes canarios que comparte equipo con los menores extranjeros. “Somos todos como una familia. Me llevo muy bien con ellos, son muy trabajadores y siempre están ahí para ayudarte y darte la mano cuando te caes”, destaca. Cuenta que lleva cuatro años en la lucha canaria y que desde ese momento entró en contacto con menores extranjeros. De ellos, ha aprendido algo del idioma wolof, y también sobre cultura y lucha senegalesa.

Las similitudes entre la lucha canaria y la senegalesa ha sido una de las claves de esta unión. Tanto Birane como Lamine reconocen que ya tenían alguna noción sobre su deporte en Senegal, lo que ha ayudado a integrarse con mayor rapidez en la modalidad canaria. El presidente del Unión Gáldar comenta orgulloso que en los países de los chicos ya ven el deporte canario a través de las redes sociales o que los familiares y amigos de los deportistas comentan en las publicaciones del club. En este punto coincide también el presidente de la Federación de lucha canaria: “Una de las cosas que ellos pueden aportar es que la lucha canaria se conozca más, porque algunos de ellos se irán y la divulgarán. De este modo, la lucha canaria la van a conocer en el país del que proceden”, concluye.

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