El consumo, el ‘superhéroe’ del 2025
Los bolsillos de los trabajadores están un poco más gorditos este año, y eso siempre es motivo de celebración.
La economía mexicana parece estar escribiendo un guión digno de Hollywood para 2025.
Con una incertidumbre global que amenaza con robarse el show, el consumo de los hogares emerge como el protagonista inesperado, listo para salvar el día. Representando el 71 por ciento del PIB, este personaje no solo es robusto, sino también astuto: tiene trucos bajo la manga para mantener a flote la actividad incluso en aguas turbulentas.
Veamos.
1- Los autos: un termómetro del optimismo.
Comencemos por un dato que acelera corazones: las ventas de autos en enero crecieron un 5.9 por ciento respecto al mismo mes del año pasado.
No son precisamente “tortillas o frijoles”, como diría el dicho; cuando las familias sacan la cartera para comprar un auto, están enviando un mensaje claro: “Aquí hay margen para gastar”. Y este margen no surge de la nada. Detrás de cada volante nuevo hay historias de empleos estables, salarios que finalmente le ganan terreno a la inflación y remesas que siguen llegando.
Pero, ¡ojo! No todo es paseo dominical en esta autopista económica. Algunos indicadores nos recuerdan que el camino está lleno de baches.
2- Empleo formal: el semáforo en amarillo.
En enero se crearon 73 mil 167 nuevos empleos formales, lo cual suena bien… hasta que vemos el panorama completo. Comparado con el año anterior, el crecimiento fue de apenas 0.8 por ciento, la cifra más baja desde los días oscuros de la pandemia. Es como si el tren avanzara, pero a paso de tortuga (como el Maya). Lo positivo es que sigue moviéndose; lo preocupante es que, si esta tendencia continúa, podríamos ver un descarrilamiento en los próximos meses.
3- Salarios reales: la nota luminosa.
Ahora hablemos de algo que sí levanta aplausos: el crecimiento del salario real. Con una inflación rondando el 3.6 por ciento (hoy sabremos la cifra de enero), los salarios mínimos aumentaron su poder adquisitivo en un impresionante 8 por ciento. Incluso el salario real promedio de los cotizantes al IMSS creció un sólido 4 por ciento. Esto significa que la masa salarial del sector formal subió cerca del 5 por ciento en términos reales durante enero. En otras palabras, los bolsillos de los trabajadores están un poco más gorditos este año, y eso siempre es motivo de celebración.
4- Confianza del consumidor: el cambio de humor.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas. La confianza del consumidor, ese termómetro del ánimo nacional, mostró una leve caída de 0.3 puntos en enero, respecto a diciembre. Aunque parezca pequeño, este cambio marca una tendencia preocupante después de varios meses de optimismo. Es como si el público aplaudiera emocionado en el cine, pero de pronto alguien apagara las luces ¿Qué pasará después? Solo el tiempo lo dirá.
5- Crédito al consumo: el acelerador financiero.
Por suerte, el crédito bancario al consumo sigue pisando el acelerador. Las cifras de diciembre muestran un crecimiento real del 13.7 por ciento, destacando un aumento impresionante del crédito automotriz superior al 40 por ciento. Este dinamismo explica, en parte, el repunte en las ventas de autos. Parece que las familias están aprovechando las tasas accesibles para cumplir sus sueños de movilidad. Como dicen por ahí, “quien a buen árbol se arrima, buena sombra lo cobija”. Ojalá esa sombra no se convierta en tormenta.
6- Remesas: una historia de altibajos.
Las remesas, esos dólares que llegan como maná del cielo para millones de hogares, tuvieron un desempeño bipolar. En diciembre cayeron un 4.9 por ciento respecto al mismo mes de 2023, pero el acumulado anual cerró con un récord histórico: un aumento del 2.3 por ciento. Para 2025, se espera que sigan siendo una fuente crucial de recursos, quizás alrededor de los 60 mil millones de dólares. No son malas noticias, pero tampoco son para tirar cohetes.
7- Programas sociales: el refuerzo del gasto.
Un último ingrediente en esta sopa económica son los programas sociales. Con un presupuesto de 835 mil millones de pesos para 2025, seguirán siendo un salvavidas para millones de familias. Estos recursos no solo garantizan bienestar básico, sino que también actúan como un colchón financiero que impulsa el consumo. Como decía la abuela: “Lo que no mata, fortalece”. Y en este caso, fortalece las cifras del gasto de las familias.
Conclusión: el consumo es nuestro ‘superhéroe’.
En resumen, aunque algunos indicadores pintan nubes grises, hay suficientes rayos de sol para mantener el optimismo. El consumo de los hogares será la gran muralla defensiva de la economía mexicana en 2025. Quizás no será un año espectacular, pero sin duda será uno donde las familias demostrarán que son ellas las que mantienen el curso del barco en medio de la tormenta.