El cambio climático es genial... si eres una rata

La comunidad científica ya había relacionado el cambio climático con fenómenos como el de un clima más severo, la subida del nivel del mar y el deshielo de los casquetes polares. Y ahora, un nuevo estudio nos trae, por desgracia, más malas noticias.Las poblaciones urbanas de ratas parecen estar aumentando con la subida del mercurio.Las ratas ya cuestan a Estados Unidos unos 27 000 millones de...

Feb 4, 2025 - 00:36
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El cambio climático es genial... si eres una rata

La comunidad científica ya había relacionado el cambio climático con fenómenos como el de un clima más severo, la subida del nivel del mar y el deshielo de los casquetes polares. Y ahora, un nuevo estudio nos trae, por desgracia, más malas noticias.

Las poblaciones urbanas de ratas parecen estar aumentando con la subida del mercurio.

Las ratas ya cuestan a Estados Unidos unos 27 000 millones de dólares (unos 26 000 millones de euros) al año en daños a infraestructuras, cosechas y alimentos contaminados en un momento en el que los medios de comunicación tienden a sugerir que las poblaciones de ratas se están disparando. Sin embargo, cuando la comunidad científica comenzó a investigar el supuesto auge de los roedores, se topó con un muro.

“Parecía que esos datos serían bastante fáciles de conseguir pero estábamos muy equivocados”, dice Jonathan Richardson, ecólogo urbano de la Universidad de Richmond.

Richardson afirma que los departamentos de control de plagas de la mayoría de las ciudades estadounidenses carecen de fondos y personal suficientes, lo que significa que los recursos de que disponen tienden a destinarse a intentar reducir las poblaciones. A menudo, no queda nada para la investigación o la simple recogida de datos.

Para solucionar esta laguna, Richardson y su equipo recurrieron a un rico conjunto de datos proporcionados por las llamadas realizadas por los vecinos al número telefónico de quejas. Los científicos usaron datos de 16 ciudades que contaban con al menos siete años de llamadas (y algunas con hasta 17 años de llamadas) como aproximación para poder cuantificar las poblaciones de roedores.

“Lo que descubrimos es que, en general, el número de ratas está aumentando en las ciudades de todo el mundo”, afirma Richardson: “Y las ciudades que se están calentando más rápido tienen mayores aumentos de ratas con el tiempo”.

Aunque el nuevo estudio, publicado hace pocos días en la revista Science Advances, no evalúa por qué el cambio climático podría estar relacionado con un aumento del número de ratas, Richardson señala que si estas ciudades son más cálidas en la entrada y salida del invierno, esto podría estar permitiendo que los roedores dispongan de más tiempo para buscar comida. Y esto, a su vez, podría facilitar que se reproduzcan una o dos veces más, lo que aumentaría el tamaño de la población.

Aunque el estudio carece de representación española en las 16 ciudades analizadas, menciona el caso de Barcelona como ejemplo de ciudad en la que se registró un mayor indicio de ratas activas en zonas con mayor densidad de unidades residenciales y restaurantes.

(Relacionado: La relación entre los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático es más clara que nunca)

Cinco ciudades que se han convertido en paraísos para las ratas

En 11 de las 16 ciudades, el número de ratas aumentó significativamente durante el periodo de estudio. Entre ellas, Washington D.C. registró el mayor aumento, seguida de San Francisco y Nueva York en Estados Unidos, Toronto (Canadá) y Ámsterdam (Países Bajos).

Las llamadas de denuncia revelan que Oakland, Buffalo, Chicago, Boston, Kansas City y Cincinnati (todas en Estados Unidos) también han registrado un aumento de la población de ratas, aunque de forma menos significativa que las cinco primeras.

Además de por el cambio climático, los científicos descubrieron que el número de ratas también tiende a aumentar con la urbanización y el crecimiento de la población humana. El estudio también analizó si la riqueza o la temperatura mínima de una zona estaban relacionadas con las poblaciones de ratas, pero no pudo hallar significación estadística.

Curiosamente, tres ciudades con datos suficientes para ser incluidas en el estudio consiguieron invertir la tendencia, ya que estas zonas urbanas mostraron una disminución del número de ratas a lo largo de los años: Nueva Orleans y Louisville en EE. UU. y Tokio (Japón).

Aunque Nueva Orleans es la única ciudad de la lista con clima subtropical, Richardson afirma que la temperatura probablemente no sea la causa del descenso de roedores. Más bien atribuye el mérito al enfoque proactivo de la ciudad en materia de control de plagas.

“Tienen un equipo de control de roedores bastante grande y se centran en campañas educativas para intentar que los residentes sepan cómo hacer que su propiedad tenga menos probabilidades de ser infestada por ratas”, afirma.

En cuanto a Tokio, los científicos señalan que puede haber un componente cultural en juego.

“Sus expectativas de salubridad son muy altas y, por lo que indica nuestro coautor, Yasushi Kiyokawa, es muy probable que una persona de allí denuncie de inmediato a través de las redes sociales un negocio de restauración en el que se haya avistado una rata o un ratón”, dice Richardson.

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“Convivencia con las ratas”

Aunque el nuevo estudio arroja luz sobre las fuerzas que pueden influir en las poblaciones urbanas de ratas, las ciudades siguen siendo entornos muy complejos.

Por ejemplo, aunque los científicos hallaron una conexión entre el aumento de la urbanización, que utilizaron como indicador la falta de vegetación, otras investigaciones han descubierto que los espacios verdes urbanos son un poco contradictorios en lo que se refiere a número de roedores.

Según un estudio, las quejas sobre las ratas disminuían cuanto más cerca se estaba de las zonas verdes. Pero otros dos estudios sugieren lo contrario: que el aumento de ratas está relacionado con la proximidad a espacios públicos abiertos y terrenos baldíos.

Según Tali Caspi, ecóloga urbana de la Universidad de California en EE. UU. (que no participó en el nuevo estudio), la disparidad podría deberse a una cuestión de perspectiva.

En otras palabras, una ciudad podría en apariencia parecer más urbanizada en su conjunto, pero al acercar la vista se pueden encontrar espacios verdes dentro de la urbe, los cuales servirían de refugio a las florecientes poblaciones de ratas.

En un estudio publicado también este mes en la revista Ecosphere, Caspi y su equipo hallaron discrepancias similares sobre el tipo de alimentos que consumen los coyotes en la ciudad de San Francisco.

“Los coyotes comían más ratas donde había más restaurantes en su territorio”, dice. “Tendemos a ver más ratas donde hay más restaurantes, porque hay muchos residuos en esas zonas”, explica.

Al mismo tiempo, los coyotes que se encontraban a poca distancia a pie subsistían principalmente a base de alimentos humanos, lo que revela que los ecosistemas urbanos son diversos, y a su vez dificulta sacar conclusiones generales sobre la fauna salvaje.

(Relacionado: Por qué no es una buena idea darle de comer a la fauna salvaje urbana)

Del mismo modo, aunque Caspi aplaude a los científicos por utilizar datos de llamadas cuando no existían observaciones más directas de roedores, señala que muchos factores (como las disparidades socioeconómicas y la confianza pública en el Gobierno) pueden influir en quién denuncia la presencia de ratas y con qué frecuencia.

Dejando a un lado esta advertencia, Caspi afirma que es importante que la comunidad científica siga tratando de desentrañar las complejidades de los entornos urbanos, así como los depredadores y presas que viven en ellos, si queremos coexistir de forma segura con los animales urbanos.

“Creo que siempre merece la pena mencionar que las ratas son una especie extraordinariamente impresionante, por su capacidad para desplazarse por todo el mundo y desenvolverse muy bien entre los humanos”, afirma Richardson. “Estamos intentando combatir una especie que es un digno adversario”.