¡Baja el telón!
Consulta aquí todos los artículos de opinión de Luis Algorri.
![¡Baja el telón!](https://imagenes.20minutos.es/files/image_1920_1080/uploads/imagenes/2024/02/06/cadiz-chirigota-carnaval-istock-1460718240.jpeg?#)
Sale al escenario un señor con pelos de loco y una batilla blanca explicando que él y sus colegas son muy felices por estar allí, en el carnaval, porque en Cádiz "no hay censura" al contrario de lo que pasa en otros sitios donde han sido perseguidos por sus opiniones.
No, no la hay. La censura, quiero decir. Las chirigotas gaditanas pueden decir lo que quieran, pueden meterse con quien les dé la gana, y si alguien se ofende y la toma con ellos, el resultado suele ser que los transgresores se hacen mucho más famosos de lo que se habían atrevido a imaginar. Eso lleva pasando décadas.
Pero hay alguien más que también tiene derecho a decir lo que le parezca mejor: el público. Ahí no hay tu tía. Si les gusta, pues bien; pero si no les gusta, agárrate. Allí es un riesgo no tener la suficiente gracia, tanto en las letras como en el vestuario o en la coreografía. Es un error más serio ponerse estupendos o trascendentales, o sobre todo serios. Pero lo peor, lo peor que uno puede hacer en el carnaval de Cádiz, es tomar al público por imbécil.
La chirigota a la que me refiero, a la que no voy a nombrar porque lo único que nos faltaba era hacer publicidad de semejante cuadrilla, salió al escenario del Teatro Falla con unos disfraces que nadie entendió. Muy mal. No se sabían la letra de lo que se supone que habían de cantar y no se entendía casi nada. Peor. Se movían con la misma gracia que los de la serie The Walking Dead. El colmo.
Pero el público gaditano, que es cualquier cosa menos bobo, entendió inmediatamente que lo que tenía delante era una panda de "conspirandeiros" de pacotilla criados en la extrema derecha; a la directora, Katy Balber, que estaba fuera de sí, parece que los de Vox se le antojan demasiado progres. Y empezaron a desgranar sobre el escenario todo el catálogo de sandeces inventadas para que a los mentecatos (del latín mente captus: privado de mente) que les siguen las redes sociales se les caiga la baba oyendo cuentos de la bruja mala.
Que si las vacunas son mentira. Que si los "chemtrails" que dejan los aviones al pasar. Que si la pandemia fue provocada. Que si el cambio climático es inventado. Que si los "maricones", como ellos les siguen llamando. Que si la tecnología 5G te deja las defensas. Que si el lobo de Caperucita.
Claro, pasó lo que tenía que pasar. Es que una cosa es decir chorradas en el "twitter" y otra muy distinta subirte al escenario del Teatro Falla, donde hace muchos años que el público se las sabe todas. Empezó el griterío, "¡Baja el telón!", "¡Fuera del Falla!", cánticos, palmas por sevillanas, gritos futboleros… Todo con tal de que a aquellos pirados no se les oyera. Lo lograron. El público montó su propia y estrepitosa fiesta mientras los de la chirigota seguían en el escenario meneándose como zombis.
¿Querían los "conspirandeiros" libertad de expresión? Pues tuvieron mucha más de la que podían soportar, porque los fanáticos suelen ser gente de piel muy fina. Y es que solo hay una cosa peor que hacer el ridículo: no darse cuenta de que se están riendo de ti. Y lo peor: con motivo.