Trabajadores en el “día histórico” hacia la reducción de la jornada laboral: “Vendría muy bien, ahora no da tiempo a nada”
Varios obreros esperan que "se apruebe de verdad" la ley, una dependienta se entera de que aumentaría su salario y dos camareras confían en poder tener algo más de tiempo: "Vamos siempre corriendo"El Gobierno da el primer paso para reducir la jornada de trabajo a las 37 horas y media Un grupo de obreros charlan en un pequeño corro durante un descanso, en el centro de Madrid, mientras algunos se fuman un cigarro. “Sí, sabemos que quieren reducir la jornada, cobrando lo mismo. A ver si se aprueba de verdad”, dice uno de los albañiles, con escepticismo. Es martes, 4 de febrero, y el Gobierno está a pocas horas de salir a informar sobre el primer paso de la coalición progresista para reducir la jornada máxima de trabajo, que no se toca desde hace más de cuatro décadas. Dos camareras de una cadena de comida rápida se enteran de la regulación por este medio. “Vendría muy bien, ahora no da tiempo a nada”, destacan. “Yo salgo corriendo del trabajo para ver a mi hijo”, reconoce una de ellas. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha celebrado este martes como un “día histórico”. El Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto de ley para reducir la jornada máxima de trabajo de las 40 horas semanales actuales a las 37 horas y media, que pactó con los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT. La propuesta del Gobierno inicia ahora un camino para llegar a ser ley, para lo que debe lograr los apoyos parlamentarios. En la negociación con el resto de grupos políticos, el texto aprobado este martes –acordado por Trabajo y los sindicatos mayoritarios– puede sufrir algún cambio. “¿Dices que me aumentaría el salario?”, responde con perplejidad una dependienta de unos grandes almacenes, mientras dobla unas toallas. Trabajadora en la cuarentena y con una jornada parcial para cuidar de su hijo pequeño, tampoco había oído hablar de los planes del Gobierno para reducir la jornada máxima de trabajo. De prosperar el anteproyecto de ley, a esta dependienta la reducción de la jornada máxima le supondría un aumento de su sueldo, como a muchas otras personas con contratos a tiempo parcial, en su mayoría mujeres. En su empresa, del sector del comercio, la jornada es de 40 horas, por lo que pasaría a trabajar un porcentaje mayor. “Mi marido trabaja ocho horas al día, en la hostelería. ¿Trabajaría menos? ¡Ay, qué bien!”, dice mientras pregunta varias dudas sobre la norma a esta periodista. El Ministerio de Trabajo calcula que la reducción de la jornada máxima de trabajo por ley alcanzará a alrededor de “12,5 millones de trabajadores del sector privado”. La medida impactará especialmente en algunos sectores, que hoy en día tienen jornadas más largas. Son la hostelería, el comercio, la construcción, y la industria manufacturera. “Más de la mitad de los beneficiarios de la reducción de jornada, el 55%,” se concentran en estos cuatro sectores, calculan en el departamento que dirige Yolanda Díaz. Salir media hora antes o más días libres Otra dependienta, con jornada de ocho horas al día y 40 horas a la semana, también se vería beneficiada por la ley, en su caso con una reducción horaria, con el mismo salario. Dado que las jornadas laborales se abordan en términos anuales, con diferencias en cómo se distribuyen en las semanas y días y bastante margen de negociación dentro de las empresas, la empleada considera que la empresa para la que trabajan no les permitiría salir media hora antes cada día. “Creo que nos lo darían con más días libres, porque nosotras no podemos salir antes. Las tiendas están abiertas hasta las diez, por la liberalización de horarios del comercio que se hizo en la Comunidad de Madrid hace años, y eso es lo que más nos perjudica”, explica la dependienta, que considera que “hay que cambiar muchas más cosas” para que los trabajadores y las trabajadoras puedan conciliar mejor y llegar a “horas decentes a casa”. “Nadie debería salir a las diez de la noche en un país normal, no tiene sentido ninguno”, dice. “Si tienes hijos, no los ves”, añade. Su empresa alterna una semana en el turno de mañana y otra en el turno de noche, y “nos paga lo mismo el lunes que el sábado o el domingo. Para nosotras, en el comercio los domingos no son días festivos”, lamenta.
Varios obreros esperan que "se apruebe de verdad" la ley, una dependienta se entera de que aumentaría su salario y dos camareras confían en poder tener algo más de tiempo: "Vamos siempre corriendo"
El Gobierno da el primer paso para reducir la jornada de trabajo a las 37 horas y media
Un grupo de obreros charlan en un pequeño corro durante un descanso, en el centro de Madrid, mientras algunos se fuman un cigarro. “Sí, sabemos que quieren reducir la jornada, cobrando lo mismo. A ver si se aprueba de verdad”, dice uno de los albañiles, con escepticismo. Es martes, 4 de febrero, y el Gobierno está a pocas horas de salir a informar sobre el primer paso de la coalición progresista para reducir la jornada máxima de trabajo, que no se toca desde hace más de cuatro décadas. Dos camareras de una cadena de comida rápida se enteran de la regulación por este medio. “Vendría muy bien, ahora no da tiempo a nada”, destacan. “Yo salgo corriendo del trabajo para ver a mi hijo”, reconoce una de ellas.
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha celebrado este martes como un “día histórico”. El Consejo de Ministros ha aprobado el Anteproyecto de ley para reducir la jornada máxima de trabajo de las 40 horas semanales actuales a las 37 horas y media, que pactó con los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT.
La propuesta del Gobierno inicia ahora un camino para llegar a ser ley, para lo que debe lograr los apoyos parlamentarios. En la negociación con el resto de grupos políticos, el texto aprobado este martes –acordado por Trabajo y los sindicatos mayoritarios– puede sufrir algún cambio.
“¿Dices que me aumentaría el salario?”, responde con perplejidad una dependienta de unos grandes almacenes, mientras dobla unas toallas. Trabajadora en la cuarentena y con una jornada parcial para cuidar de su hijo pequeño, tampoco había oído hablar de los planes del Gobierno para reducir la jornada máxima de trabajo.
De prosperar el anteproyecto de ley, a esta dependienta la reducción de la jornada máxima le supondría un aumento de su sueldo, como a muchas otras personas con contratos a tiempo parcial, en su mayoría mujeres. En su empresa, del sector del comercio, la jornada es de 40 horas, por lo que pasaría a trabajar un porcentaje mayor. “Mi marido trabaja ocho horas al día, en la hostelería. ¿Trabajaría menos? ¡Ay, qué bien!”, dice mientras pregunta varias dudas sobre la norma a esta periodista.
El Ministerio de Trabajo calcula que la reducción de la jornada máxima de trabajo por ley alcanzará a alrededor de “12,5 millones de trabajadores del sector privado”. La medida impactará especialmente en algunos sectores, que hoy en día tienen jornadas más largas. Son la hostelería, el comercio, la construcción, y la industria manufacturera. “Más de la mitad de los beneficiarios de la reducción de jornada, el 55%,” se concentran en estos cuatro sectores, calculan en el departamento que dirige Yolanda Díaz.
Salir media hora antes o más días libres
Otra dependienta, con jornada de ocho horas al día y 40 horas a la semana, también se vería beneficiada por la ley, en su caso con una reducción horaria, con el mismo salario. Dado que las jornadas laborales se abordan en términos anuales, con diferencias en cómo se distribuyen en las semanas y días y bastante margen de negociación dentro de las empresas, la empleada considera que la empresa para la que trabajan no les permitiría salir media hora antes cada día.
“Creo que nos lo darían con más días libres, porque nosotras no podemos salir antes. Las tiendas están abiertas hasta las diez, por la liberalización de horarios del comercio que se hizo en la Comunidad de Madrid hace años, y eso es lo que más nos perjudica”, explica la dependienta, que considera que “hay que cambiar muchas más cosas” para que los trabajadores y las trabajadoras puedan conciliar mejor y llegar a “horas decentes a casa”.
“Nadie debería salir a las diez de la noche en un país normal, no tiene sentido ninguno”, dice. “Si tienes hijos, no los ves”, añade. Su empresa alterna una semana en el turno de mañana y otra en el turno de noche, y “nos paga lo mismo el lunes que el sábado o el domingo. Para nosotras, en el comercio los domingos no son días festivos”, lamenta.
En cualquier caso, la dependienta celebra que la norma pudiera garantizarle al menos más días libres al año. “Siempre vienen bien”, sostiene, para descansar o “tener más tiempo”. Tener tiempo para algo más que trabajar.
Hay quien prefiere incluso esta opción de sumar las horas en días libres. Es el caso de una de las camareras consultadas por elDiario.es, que trabaja ocho horas diarias, y que considera que podría aprovechar más esos días fuera del trabajo que si saliera antes cada día. “Ahora no da tiempo a nada”, comenta con su compañera, que tiene un niño pequeño y, en su caso, preferiría terminar la jornada media hora antes para estar un poco más con él.
El grupo de obreros consultados también celebran que se pudiera trabajar menos y cobrar lo mismo. “O más si fuera posible”, dice uno, entre risas de sus compañeros. Sostienen que les “vendría muy bien” tener más tiempo libre. Uno de ellos, que menciona que tiene hijos, reconoce que le gustaría “volver antes a casa”.
“De lo que se habla al hecho hay un trecho”
Varias trabajadoras se interesan por lo mismo: “Cuándo se aplica esto”. De momento, se trata de una propuesta del Gobierno, por lo que pueden cambiar algunos elementos de la norma y, en caso de que el Ejecutivo lograra los apoyos para aprobarla, aún se desconoce la fecha de aprobación y entrada en vigor. Los escenarios más optimistas hablan del verano, aunque posiblemente sea más tarde.
En el anteproyecto, el Ministerio de Trabajo pactó con los sindicatos la meta de que la nueva jornada laboral se cumpla en todas las empresas antes de que termine 2025, algo que recaba un gran rechazo empresarial. El líder de la patronal CEOE, Antonio Garamendi, ha sostenido esta mañana que los empresarios trasladarán su postura a las formaciones parlamentarias.
Aunque tienen algo de esperanza, algunos trabajadores y trabajadoras consultadas dudan de que la medida se apruebe finalmente. “A ver si lo sacan”, dicen las dependientas. “De lo que se habla al hecho hay un trecho”, dice un obrero, reformulando ligeramente el dicho popular.