Orlando Gill: el arquero paraguayo de San Lorenzo que se inspira en Chilavert y mantiene la valla invicta en tres partidos del torneo Apertura
Mide 1,95 metro, tiene 24 años y terminó ganándose la titularidad, pese a que el DT Russo había pedido un nombre de experiencia
Son pocos los centímetros del travesaño del arco de San Lorenzo que quedan descubiertos. Lo defiende un gigante que, a su vez, apoya la cabeza en la almohada y sueña con los ojos abiertos, empezando a ser una realidad. En un 2025 que en el mundo azulgrana se vio invadido por bombas de humo del mercado de pases europeo, los guantes se los puso uno que ya estaba en su casa. Orlando Daniel Gill Noldín fue uno de los grandes responsables para que el club saliera subcampeón con la reserva y hoy Miguel Ángel Russo disfruta de que sea su primera fija en la columna vertebral de un equipo sólido.
Arriba del 1,95 metro, el arquero paraguayo hace fácil lo difícil. Por supuesto, su clara virtud está a la hora de los centros y sus salidas seguras para descolgarlos, incluso cuando su salto termina superando la altura de la pelota al caer en sus manos. Su rostro juvenil, de 24 años, no expone temor, sino atención y estudio de lo que puede venir. Junto a una defensa que se consolida y colabora, es artífice de que San Lorenzo no haya perdido en las tres primeras jornadas del Torneo Apertura ni haya recibido goles: fue figura frente a Talleres con unas cinco atajadas (1-0), Gimnasia no pudo con centros (2-0) y ni Lucas Martínez Quarta ni Miguel Borja se impusieron contra sus manos, en las únicas chances que tuvo River (0-0). También, la divina fortuna: el travesaño lo salvó en La Plata y el último domingo.
Parece que su destino estaba claramente pintado de azulgrana. Nació en la ciudad paraguaya de San Lorenzo y sus primeros pasos profesionales los hizo en el club Sportivo de aquel lugar: hace un año arribó a préstamo desde allí. Con la particularidad de que en 2023 venía de atajar apenas en dos encuentros, ambos por la Copa de Paraguay, uno en julio y otro en septiembre. Y en la primera del “Ciclón” recién tuvo su oportunidad en la última fecha de la pasada Liga Profesional, en la derrota ante Tigre, a mediados de diciembre. Demasiado tiempo y muy pocos partidos profesionales como para hoy mostrarse con el aplomo, firmeza y decisión con los que se mueve entre los tres postes desde el comienzo de la pretemporada.
Desde allí terminó siendo el arquero de Russo. Es cierto que el entrenador pidió específicamente la llegada de un nombre de experiencia, pero no a cualquier precio: en ese sentido, siempre prefirió lo que tenía. Y también es cierto que Facundo Altamirano fue en primera instancia el elegido para atajar de titular en el primer amistoso frente a Nacional, de Uruguay, en Montevideo: sobre el final del primer tiempo, debió ingresar debido a que su competidor se fracturó el cúbito. Se le abrió el arco y mantuvo el cero también en aquel partido (1-0). Luego, ante Peñarol (1-0) y en la igualdad sin goles con Independiente del Valle que terminó con la tanda de penales ganada (desvió uno).