Hubo un tiempo en que el poder necesitaba al periodismo. Antes de que los gobernantes de turno y las estrellas de Hollywood descubrieran que les salía más rentable interpretar monólogos en las redes sociales o en documentales hechos para su mayor gloria, el periodista era el cooperador necesario para llegar a los votantes, o al público. Y nadie como Oriana Fallaci para conseguir el mayor número posible de 'likes'. Miss Fallaci fue una de las plumillas más populares en la segunda mitad del siglo pasado. Primera periodista italiana en ser corresponsal de guerra, se convirtió en una entrevistadora de época. «Más que conversaciones, [sus entrevistas] eran duelos», resumió Milan Kundera. Acudir a ella suponía un riesgo. El ayatolá Jomeini o...
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