Milei-Trump y el fruto económico de un alineamiento político
La relación simbiótica entre la política y la economía, que históricamente formó parte esencial de la vida argentina, encuentra por estos días un espacio de mayor intensidad a partir de las acciones adoptadas por el presidente Javier Milei, algunas de las cuales generan repercusión internacional, pero que tienen como horizonte cumplir con el mandato que, sostiene, le dieron las urnas: eliminar la inflación y poner en marcha un proceso de desarrollo económico que impulse una reducción de la pobreza.Con ese horizonte remarcado desde su asunción presidencial, las medidas que toma pueden resultar, en ocasiones, impactantes pero no sorprendentes. Siguen la estrategia trazada desde el inicio de su gestión, por lo que suelen sobrevenir a discursos y señales que las anticipan, aunque su ejecución se concreta recién cuando la oportunidad resulta más propicia para procurar que arrojen los resultados que se esperan de ellas.En esa lógica debe entenderse la decisión de retirar a la Argentina de la Organización Mundial de la Salud, apenas 16 días después de que Donald Trump hiciera lo propio con Estados Unidos desde el Salón Oval. Y quizá las que se sucedan en los próximos días.No es la primera vez que Milei se pronuncia contra el accionar del organismo internacional durante la pandemia, más allá de que por aquel entonces pedía testeos masivos, vacunación masiva y cuarentena para los contagiados, como reflejan por estas horas los videos de archivo en redes sociales. Pero definir ahora la salida de la OMS refleja un alineamiento automático con Estados Unidos, en particular con el presidente republicano, que se expone justo cuando el país necesita destrabar voluntades en el directorio del Fondo Monetario Internacional para alcanzar un nuevo acuerdo financiero. Y está claro que en esa mesa, la silla más grande la tiene la Casa Blanca.Política exterior La OMS fue el principio: el Gobierno prepara nuevas sorpresas para salir de otros organismos Julián AlvezUn acuerdo con el FMI no es indiferente a la evolución económica. Sobre todo cuando el foco de los inversores está puesto en esa negociación que espera por una resolución. Pero si una de las condiciones para recibir nuevos fondos pone en riesgo el mandato popular de eliminar la inflación, al levantar el ancla cambiaria que mantiene al dólar oficial por debajo de $ 1100 y a los financieros en torno a $ 1200, el Gobierno no estará dispuesto a dar ese paso, sobre todo con un nuevo turno electoral por delante. El camino podría encontrar un punto medio con un 2025 en el que solo se cubran vencimientos, para avanzar luego con nuevos desembolsos que ayuden a cumplir la promesa presidencial de levantar el cepo cambiario el primer día del año próximo.En un par de semanas, Milei volverá a Washington para reencontrarse con Trump en ocasión de una nueva reunión de los conservadores. Quizá sea el momento de ver si la relación política arroja los resultados económicos que se esperan por estas tierras.
La relación simbiótica entre la política y la economía, que históricamente formó parte esencial de la vida argentina, encuentra por estos días un espacio de mayor intensidad a partir de las acciones adoptadas por el presidente Javier Milei, algunas de las cuales generan repercusión internacional, pero que tienen como horizonte cumplir con el mandato que, sostiene, le dieron las urnas: eliminar la inflación y poner en marcha un proceso de desarrollo económico que impulse una reducción de la pobreza.
Con ese horizonte remarcado desde su asunción presidencial, las medidas que toma pueden resultar, en ocasiones, impactantes pero no sorprendentes. Siguen la estrategia trazada desde el inicio de su gestión, por lo que suelen sobrevenir a discursos y señales que las anticipan, aunque su ejecución se concreta recién cuando la oportunidad resulta más propicia para procurar que arrojen los resultados que se esperan de ellas.
En esa lógica debe entenderse la decisión de retirar a la Argentina de la Organización Mundial de la Salud, apenas 16 días después de que Donald Trump hiciera lo propio con Estados Unidos desde el Salón Oval. Y quizá las que se sucedan en los próximos días.
No es la primera vez que Milei se pronuncia contra el accionar del organismo internacional durante la pandemia, más allá de que por aquel entonces pedía testeos masivos, vacunación masiva y cuarentena para los contagiados, como reflejan por estas horas los videos de archivo en redes sociales.
Pero definir ahora la salida de la OMS refleja un alineamiento automático con Estados Unidos, en particular con el presidente republicano, que se expone justo cuando el país necesita destrabar voluntades en el directorio del Fondo Monetario Internacional para alcanzar un nuevo acuerdo financiero. Y está claro que en esa mesa, la silla más grande la tiene la Casa Blanca.
Un acuerdo con el FMI no es indiferente a la evolución económica. Sobre todo cuando el foco de los inversores está puesto en esa negociación que espera por una resolución. Pero si una de las condiciones para recibir nuevos fondos pone en riesgo el mandato popular de eliminar la inflación, al levantar el ancla cambiaria que mantiene al dólar oficial por debajo de $ 1100 y a los financieros en torno a $ 1200, el Gobierno no estará dispuesto a dar ese paso, sobre todo con un nuevo turno electoral por delante.
El camino podría encontrar un punto medio con un 2025 en el que solo se cubran vencimientos, para avanzar luego con nuevos desembolsos que ayuden a cumplir la promesa presidencial de levantar el cepo cambiario el primer día del año próximo.
En un par de semanas, Milei volverá a Washington para reencontrarse con Trump en ocasión de una nueva reunión de los conservadores. Quizá sea el momento de ver si la relación política arroja los resultados económicos que se esperan por estas tierras.