Galicia tiene una piscina tan grande como 160 campos de fútbol llena de lodo rojo tóxico. Y van a ampliarla

Entre los destinos más apetecibles para visitar en San Cibrao, la enorme balsa de lodos rojos no está presente. El municipio de apenas 2.000 habitantes, ubicado en la provincia de Lugo, es el hogar desde 1980 de la planta Alcoa San Ciprián, un complejo industrial que da trabajo a más de 1.000 personas y que se encarga de producir aluminio. Y, justo al lado, hay una enorme balsa de lodos rojos. Es un compuesto extremadamente tóxico, que trae de cabeza a organizaciones medioambientales y que acaba de recibir permisos para su ampliación. Lodos rojos. Se trata de un residuo, uno que queda tras la extracción del aluminio de la bauxita. Durante ese proceso, hay que tratar la roca con productos químicos que separan el aluminio del resto de componentes, generando una especie de barro denso y rojo en el proceso. El color se lo debe al alto contenido en hierro y, como no se puede utilizar para otros fines, simplemente se almacena en grandes balsas. El objetivo es que no se filtre a la tierra o el agua debido a que son muy contaminantes. Su composición los hace altamente alcalinos, por lo que queman lo que se encuentren y, si llegan a los acuíferos, alteran la calidad del agua y la vida de los organismos. Es fundamental tratar estas balsas para evitar unas fugas fatales para el medio ambiente. En Xataka Conseguir cobre es cada vez más difícil. La solución puede estar en el aluminio Alcoa San Cibrao. Alcoa es una empresa estadounidense, la tercera más grande del mundo en la producción de aluminio y, como expone en su web, de los 1.050 empleados, 450 están destinados en la planta de Alúmina y otros 600 en la de Aluminio. La capacidad de producción es de 1.500.000 toneladas de alúmina al año, una cantidad que se destina a la producción de aluminio en las plantas de Alcoa, así como a la venta a otros productores y clientes externos de industrias cerámicas o químicas. En el caso del aluminio, la producción anual es de 228.000 toneladas y, durante la última década, se han invertido 200 millones de dólares en el complejo de San Cibrao. En octubre del año pasado, Alcoa y la energética española Ignis se asociaron para seguir operando la planta con la ambición de que se tramiten los permisos para poder obtener energía de los parques eólicos cercanos y, así, reducir las emisiones de CO₂ de su actividad. Sin embargo, el gran problema sigue siendo la balsa de lodos rojos. La balsa. En esta fábrica se genera este residuo, por lo que, evidentemente, al lado se encuentra una balsa en la que se almacena. Ésta ocupa una extensión enorme, mayor que la de los pueblos cercanos, y el problema es que ha sido motivo de preocupación durante años debido a los riesgos asociados a esa actividad. Con una superficie de 82 hectáreas, equivalente a 160 campos de fútbol y un muro de contención de 80 metros de alto, se trata de una piscina gigantesca al que llegan cada año 1,5 millones de toneladas de lodos rojos. Los vecinos denuncian que el aire arrastra residuos hasta sus fincas y que, cuando llueve, se producen filtraciones. Es una lucha con décadas a las espaldas en la que denuncian la muerte de animales, la contaminación de los suelos y la exigencia de compensaciones económicas para abandonar la zona. Ampliación. El conflicto se agravó cuando Alcoa buscó permisos ampliar la balsa, mientras los vecinos y asociaciones medioambientales confiaban en una Declaración de Impacto Ambiental desfavorable que echara para atrás ese proyecto. No ocurrió y, en noviembre del año pasado, la DIA fue favorable. Pese a los argumentos de los ecologistas y los peligros de la contaminación por flúor y otras sustancias para el suelo, agua y seres vivos, la Xunta concederá los permisos para la ampliación de la balsa. A través de María Jesús Lorenzana, Consejera de Economía e Industria, el organismo concederá los permisos debido a, como leemos en O Salto Galizia, la “importancia” de esta ampliación y al ser una infraestructura “clave para la actividad del complejo industrial”. Reciclando. Más allá de la lucha de los vecinos y la intención de ampliación de la empresa, es evidente que el almacenamiento de ciertos residuos es un problema. En el caso de los lodos rojos no es algo teórico, ya que accidentes tanto en Hungría como en Brasil han puesto de manifiesto que se trata de un residuo peligroso del que se producen unos 180 millones de toneladas al año. La nota positiva es que ya hay quien está buscando hacer algo con este barro cargado de hierro: reciclarlo. Científicos alemanes han propuesto utilizar estos residuos para fabricar acero en un movimiento que sería un 2x1: vamos vaciando las piscinas de lodo rojo a la vez que creamos acero más verde. El problema para poner en marcha esa estrategia es que se necesita hidrógeno verde, y es ahí donde está el cuello de botella. Imágenes | Google Maps, Ra Boe En Xataka | Un e

Feb 2, 2025 - 15:16
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Galicia tiene una piscina tan grande como 160 campos de fútbol llena de lodo rojo tóxico. Y van a ampliarla

Galicia tiene una piscina tan grande como 160 campos de fútbol llena de lodo rojo tóxico. Y van a ampliarla

Entre los destinos más apetecibles para visitar en San Cibrao, la enorme balsa de lodos rojos no está presente. El municipio de apenas 2.000 habitantes, ubicado en la provincia de Lugo, es el hogar desde 1980 de la planta Alcoa San Ciprián, un complejo industrial que da trabajo a más de 1.000 personas y que se encarga de producir aluminio.

Y, justo al lado, hay una enorme balsa de lodos rojos. Es un compuesto extremadamente tóxico, que trae de cabeza a organizaciones medioambientales y que acaba de recibir permisos para su ampliación.

Lodos rojos. Se trata de un residuo, uno que queda tras la extracción del aluminio de la bauxita. Durante ese proceso, hay que tratar la roca con productos químicos que separan el aluminio del resto de componentes, generando una especie de barro denso y rojo en el proceso. El color se lo debe al alto contenido en hierro y, como no se puede utilizar para otros fines, simplemente se almacena en grandes balsas.

El objetivo es que no se filtre a la tierra o el agua debido a que son muy contaminantes. Su composición los hace altamente alcalinos, por lo que queman lo que se encuentren y, si llegan a los acuíferos, alteran la calidad del agua y la vida de los organismos. Es fundamental tratar estas balsas para evitar unas fugas fatales para el medio ambiente.

Alcoa San Cibrao. Alcoa es una empresa estadounidense, la tercera más grande del mundo en la producción de aluminio y, como expone en su web, de los 1.050 empleados, 450 están destinados en la planta de Alúmina y otros 600 en la de Aluminio. La capacidad de producción es de 1.500.000 toneladas de alúmina al año, una cantidad que se destina a la producción de aluminio en las plantas de Alcoa, así como a la venta a otros productores y clientes externos de industrias cerámicas o químicas.

En el caso del aluminio, la producción anual es de 228.000 toneladas y, durante la última década, se han invertido 200 millones de dólares en el complejo de San Cibrao. En octubre del año pasado, Alcoa y la energética española Ignis se asociaron para seguir operando la planta con la ambición de que se tramiten los permisos para poder obtener energía de los parques eólicos cercanos y, así, reducir las emisiones de CO₂ de su actividad. Sin embargo, el gran problema sigue siendo la balsa de lodos rojos.

Lodos rojos alcoa

La balsa. En esta fábrica se genera este residuo, por lo que, evidentemente, al lado se encuentra una balsa en la que se almacena. Ésta ocupa una extensión enorme, mayor que la de los pueblos cercanos, y el problema es que ha sido motivo de preocupación durante años debido a los riesgos asociados a esa actividad.

Con una superficie de 82 hectáreas, equivalente a 160 campos de fútbol y un muro de contención de 80 metros de alto, se trata de una piscina gigantesca al que llegan cada año 1,5 millones de toneladas de lodos rojos. Los vecinos denuncian que el aire arrastra residuos hasta sus fincas y que, cuando llueve, se producen filtraciones. Es una lucha con décadas a las espaldas en la que denuncian la muerte de animales, la contaminación de los suelos y la exigencia de compensaciones económicas para abandonar la zona.

Ampliación. El conflicto se agravó cuando Alcoa buscó permisos ampliar la balsa, mientras los vecinos y asociaciones medioambientales confiaban en una Declaración de Impacto Ambiental desfavorable que echara para atrás ese proyecto. No ocurrió y, en noviembre del año pasado, la DIA fue favorable.

Pese a los argumentos de los ecologistas y los peligros de la contaminación por flúor y otras sustancias para el suelo, agua y seres vivos, la Xunta concederá los permisos para la ampliación de la balsa. A través de María Jesús Lorenzana, Consejera de Economía e Industria, el organismo concederá los permisos debido a, como leemos en O Salto Galizia, la “importancia” de esta ampliación y al ser una infraestructura “clave para la actividad del complejo industrial”.

Reciclando. Más allá de la lucha de los vecinos y la intención de ampliación de la empresa, es evidente que el almacenamiento de ciertos residuos es un problema. En el caso de los lodos rojos no es algo teórico, ya que accidentes tanto en Hungría como en Brasil han puesto de manifiesto que se trata de un residuo peligroso del que se producen unos 180 millones de toneladas al año.

La nota positiva es que ya hay quien está buscando hacer algo con este barro cargado de hierro: reciclarlo. Científicos alemanes han propuesto utilizar estos residuos para fabricar acero en un movimiento que sería un 2x1: vamos vaciando las piscinas de lodo rojo a la vez que creamos acero más verde. El problema para poner en marcha esa estrategia es que se necesita hidrógeno verde, y es ahí donde está el cuello de botella.

Imágenes | Google Maps, Ra Boe

En Xataka | Un experimento para fabricar oxígeno en la Luna nos acerca a un hito en la Tierra: el acero verde

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La noticia Galicia tiene una piscina tan grande como 160 campos de fútbol llena de lodo rojo tóxico. Y van a ampliarla fue publicada originalmente en Xataka por Alejandro Alcolea .