El pueblo que lleva seis meses sin acceso para vehículos: Jánovas denuncia su aislamiento

Las lluvia y el frío imposibilitan el uso del puente que cruza el río Ara y los vecinos de esta localidad del Pirineo aragonés lamentan el “abandono y olvido” de las instituciones hacia un pueblo marcado por el embalse que nunca llegó a realizarse El agridulce regreso a Jánovas, el pueblo que estuvo a punto de ser tragado por un embalse: “Hemos pagado por recuperar ruinas” Las cicatrices de la despoblación y el abandono siguen horadando el suelo de Jánovas, el pueblo del Pirineo aragonés expropiado y arrasado por el proyecto de un embalse que nunca llegó a construirse. En una lucha de décadas por retornar a una relativa normalidad, sus vecinos conviven un invierno más con el aislamiento. Las lluvias caídas y las heladas del último semestre se han llevado por delante el único acceso directo para los vehículos, que se ven obligados así a dar un rodeo en el que se invierten 40 minutos. La plataforma sobre el río Ara no se puede cruzar y Jánovas sigue denunciando el “abandono y olvido” por parte de las instituciones mientras reclama ayuda para el levantamiento de un nuevo puente. “No ha hecho nadie nada, ninguna administración. Nosotros hemos arreglado el vado con nuestros propios medios porque nadie respira, les importa poco o nada”, señala Óscar Espinosa. Ha levantado una vivienda, Casa Agustín, para recoger el legado de su abuelo, que se tuvo que marchar en la década de los sesenta, cuando comenzó el proceso de compras y expropiaciones. El proyectado embalse de Jánovas echó de sus hogares a cerca de 300 personas y arrancó de la tierra 42 casas. Se desestimó definitivamente en 2005 y tres años más tarde se inició el proceso de reversión de los bienes expropiados, asumido por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). Las lluvias caídas durante el otoño y lo que se lleva de invierno han desbordado el río Ara en varias ocasiones, y el acceso a Jánovas es impracticable en esta época del año. A pie sí puede llegarse a través del antiguo puente colgante, uno de los pocos de esas características que se conservan del siglo XIX y que solo soporta el uso peatonal. Para dar el rodeo y llegar desde la carretera N-260 se ha de atravesar una pista forestal de tierra. La vía entre las localidades de Fiscal y Boltaña presenta un desvío a Ligüerre de Ara y una carretera comarcal a San Felices de Ara, “sin marcas en el suelo y muy estrecha, por la que no pueden cruzarse dos coches, durante siete u ocho kilómetros”, lamenta Espinosa, antes de alcanzarse la pista hasta el pueblo. “40 minutos. Con un acceso en buen estado se llegaría y saldría en uno”, resume el también presidente de la Fundación San Miguel, que gestiona la reconstrucción de la localidad. El río a su paso por Jánovas Dos de los vecinos instalados en Jánovas son el matrimonio formado por Jesús Garcés, de 71 años, y Marimar Garmendia, de 66. Garcés se ha tenido que acostumbrar a una rutina más incómoda de lo que se esperaban cuando se marcharon el País Vasco para volver a casa. “La vida es buena, muy tranquila, y ya estamos jubilados. Yo nací aquí, eso tira mucho y a Marimar también le gusta”, relata otro de los seis vecinos perjudicados por una situación enquistada. El pueblo presenta siete casas a punto de acabarse, dos concluidas y se han empezado cinco más. En 2018 se presentó el denominado Plan de Desarrollo Sostenible para el Entorno Territorial de Jánovas, un compromiso del Gobierno central tras el descarte del embalse que se debía financiar a tres bandas con la Diputación Provincial de Huesca (DPH) y el Gobierno de Aragón. Se iban a invertir 24 millones de euros de los que en este tiempo “no ha llegado ni un duro”, asegura Espinosa. La cifra inicial se ha reducido a 15,7 millones y la previsión es que hasta 2027 se inviertan cinco millones en la urbanización de Jánovas, y de las localidades cercanas de Lacort y Lavelilla; la estación depuradora de agu

Feb 6, 2025 - 17:12
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El pueblo que lleva seis meses sin acceso para vehículos: Jánovas denuncia su aislamiento

El pueblo que lleva seis meses sin acceso para vehículos: Jánovas denuncia su aislamiento

Las lluvia y el frío imposibilitan el uso del puente que cruza el río Ara y los vecinos de esta localidad del Pirineo aragonés lamentan el “abandono y olvido” de las instituciones hacia un pueblo marcado por el embalse que nunca llegó a realizarse

El agridulce regreso a Jánovas, el pueblo que estuvo a punto de ser tragado por un embalse: “Hemos pagado por recuperar ruinas”

Las cicatrices de la despoblación y el abandono siguen horadando el suelo de Jánovas, el pueblo del Pirineo aragonés expropiado y arrasado por el proyecto de un embalse que nunca llegó a construirse. En una lucha de décadas por retornar a una relativa normalidad, sus vecinos conviven un invierno más con el aislamiento. Las lluvias caídas y las heladas del último semestre se han llevado por delante el único acceso directo para los vehículos, que se ven obligados así a dar un rodeo en el que se invierten 40 minutos. La plataforma sobre el río Ara no se puede cruzar y Jánovas sigue denunciando el “abandono y olvido” por parte de las instituciones mientras reclama ayuda para el levantamiento de un nuevo puente.

“No ha hecho nadie nada, ninguna administración. Nosotros hemos arreglado el vado con nuestros propios medios porque nadie respira, les importa poco o nada”, señala Óscar Espinosa. Ha levantado una vivienda, Casa Agustín, para recoger el legado de su abuelo, que se tuvo que marchar en la década de los sesenta, cuando comenzó el proceso de compras y expropiaciones. El proyectado embalse de Jánovas echó de sus hogares a cerca de 300 personas y arrancó de la tierra 42 casas. Se desestimó definitivamente en 2005 y tres años más tarde se inició el proceso de reversión de los bienes expropiados, asumido por la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).

Las lluvias caídas durante el otoño y lo que se lleva de invierno han desbordado el río Ara en varias ocasiones, y el acceso a Jánovas es impracticable en esta época del año. A pie sí puede llegarse a través del antiguo puente colgante, uno de los pocos de esas características que se conservan del siglo XIX y que solo soporta el uso peatonal.

Para dar el rodeo y llegar desde la carretera N-260 se ha de atravesar una pista forestal de tierra. La vía entre las localidades de Fiscal y Boltaña presenta un desvío a Ligüerre de Ara y una carretera comarcal a San Felices de Ara, “sin marcas en el suelo y muy estrecha, por la que no pueden cruzarse dos coches, durante siete u ocho kilómetros”, lamenta Espinosa, antes de alcanzarse la pista hasta el pueblo. “40 minutos. Con un acceso en buen estado se llegaría y saldría en uno”, resume el también presidente de la Fundación San Miguel, que gestiona la reconstrucción de la localidad.

El río a su paso por Jánovas

Dos de los vecinos instalados en Jánovas son el matrimonio formado por Jesús Garcés, de 71 años, y Marimar Garmendia, de 66. Garcés se ha tenido que acostumbrar a una rutina más incómoda de lo que se esperaban cuando se marcharon el País Vasco para volver a casa. “La vida es buena, muy tranquila, y ya estamos jubilados. Yo nací aquí, eso tira mucho y a Marimar también le gusta”, relata otro de los seis vecinos perjudicados por una situación enquistada. El pueblo presenta siete casas a punto de acabarse, dos concluidas y se han empezado cinco más.

En 2018 se presentó el denominado Plan de Desarrollo Sostenible para el Entorno Territorial de Jánovas, un compromiso del Gobierno central tras el descarte del embalse que se debía financiar a tres bandas con la Diputación Provincial de Huesca (DPH) y el Gobierno de Aragón. Se iban a invertir 24 millones de euros de los que en este tiempo “no ha llegado ni un duro”, asegura Espinosa.

La cifra inicial se ha reducido a 15,7 millones y la previsión es que hasta 2027 se inviertan cinco millones en la urbanización de Jánovas, y de las localidades cercanas de Lacort y Lavelilla; la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) de Jánovas, Lacort y Lavelilla y la rehabilitación del patrimonio histórico, según se indica desde la CHE. El plan hidrológico diseñado por este organismo para el periodo comprendido entre 2028 y 2033 también tendrá en cuenta a Jánovas, pero hasta entonces no podrán realizarse nuevas intervenciones.

Mientras, el Gobierno de Aragón destina una partida anual de 100.000 euros con los que van “poco a poco”, explica Espinosa. Una cifra que gestionan los propios vecinos para poder contar con servicios esenciales como la luz y la electricidad. “Preparamos los proyectos y contratamos y ejecutamos la obra con base en las necesidades. Menos mal que Jesús y Marimar pueden vivir allí hoy”, añade Óscar Espinosa. Lo más “imperioso” es el acceso a Jánovas y se teme que hasta 2028 no pueda ser una realidad. Recuerda que los habitantes de San Felices de Ara, Albella y Planillo también lo utilizarían. 

Óscar Espinosa no es optimista con la posibilidad de que se adelante la llegada de inversiones porque “no hay voluntad desde Madrid. Es una cuestión de burocracia. Se podría acelerar el arreglo de la carretera entre Fiscal y Boltaña, que sufre un retraso de años. Debería empezar pronto y así podríamos apretar con alguna promesa para ejecutar el puente”. Chunta defendió en el Congreso de los Diputados a través de la coalición Sumar una proposición no de ley con el objetivo de impulsar de forma definitiva las obras pendientes en la N-260, incluyendo la construcción de la plataforma sobre el río Ara.

Jesús Garcés y Marimar Garmendia, delante de algunas de las ruinas de Jánovas

Queda el relativo consuelo de que “las instituciones nos van dando la razón de que la injusticia sigue ahí”. La mitad de la última partida de 100.000 euros para este año procedente del ejecutivo autonómico, que fiscaliza las actuaciones que se realizan con estos fondos, se adelantó a noviembre de 2024 y la otra se ingresará este mes de febrero. Entre medias toca “tirar de otros fondos y devolver lo que se nos presta” para que Jánovas vuelva a ser poco a poco el que era.

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