El M-23 aprovecha la tregua para rearmarse y avanzar en R.D. del Congo
Poco ha durado en República Democrática del Congo el alto el fuego unilateral anunciado el pasado martes por las tropas del M-23, un grupo armado formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994 y que están apoyados por Ruanda. La alianza rebelde del este del Congo había declarado una tregua por «razones humanitarias», pero los observadores internacionales piensan que ha sido más una «estrategia para rearmarse». Los combates se han reanudado en la localidad de Nyabibwe, que se encuentra a unos 100 kilómetros de Bukavu y a unos 70 kilómetros del aeropuerto. De esta forma, el M-23 reinició ayer sus ataques sobre su objetivo prioritario: Bukavu, capital provincial de Kivu del Sur. Esta situación se produce después de que la semana pasada el M-23, apoyado por el ejército ruandés, tomara la ciudad estratégica de Goma, donde murieron entre 2.000 y 5.000 personas. Por el momento, el M-23 y los soldados ruandeses habrían tomado la ciudad minera Nyabibwe, en la provincia de Kivu del Sur, en el este del Congo. No hay que olvidar que una de las causas de este conflicto es el interés por parte de Ruanda por hacerse con las minas de coltán del país vecino, un mineral con el que se fabrican las baterías de los coches eléctricos, de los smartphones y las tablets. El Congo tiene hoy el 80% de las reservas mundiales de este mineral . Ruanda ha negado siempre estas acusaciones afirmando que actúa en defensa propia y para proteger a los tutsis étnicos. Ruanda y el M-23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo fundado en el año 2000 por cabecillas del genocidio y otros ruandeses exiliados para recuperar el poder político en su país. El ministro de Comunicaciones del Congo, Patrick Muyaya , declaró a Reuters que los rebeldes habían violado el alto el fuego por la noche y que se enfrentaban a la resistencia de las fuerzas armadas en los alrededores de Nyabibwe. Las fuerzas armadas congoleñas (FARDC) cuentan esta vez con el apoyo del ejército de Burundi para hacer frente a los ataques del M-23, como informó ABC. Hasta el momento el M-23 no ha logrado traspasar las principales líneas de defensa, ante la fuerte resistencia que se están encontrando. También están apoyando a las FARDC los Wazalendo (patriotas en swahili), una milicia de defensa local que combate desde verano de 2023 a la guerrilla M-23 y busca sustituir el papel de las milicias Mai-Mai en el territorio. Este nuevo frente de guerra puede dejar nuevamente miles de muertos y provocar en Bukavu el desplazamiento de una población de 245.000 habitantes a la que hay que sumar otros 250.000 que viven en la periferia y en los poblados de alrededor. Todo esto se produce mientras las fuerzas del M-23 siguen patrullando y controlando las calles de Goma , donde viven unos dos millones de personas y se respira una tensa calma después de que hayan abierto algunos comercios y se hayan empezado a limpiar las calles. Según fuentes de la MONUSCO (la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo), el M-23 ha reunido a la población que queda en Goma «para darles pautas a seguir sobre el orden, la limpieza y normalizar la vida diaria». Esta no es la primera vez que el M-23 ocupa la ciudad fronteriza de Goma. Ya tomaron el control de la ciudad durante diez días en 2012, antes de que la presión internacional forzara su retirada. Ahora se espera nuevamente la intervención de potencias occidentales que tradicionalmente han apoyado a Ruanda como Estados Unidos o Reino Unido. Mientras tanto, en Kinshasa (con 20 millones de habitantes), la capital de la República Democrática del Congo, los legisladores discutían posibles soluciones al conflicto antes de una cumbre con los líderes de África oriental y meridional que se celebrará este fin de semana en Tanzania. Por el momento, nadie ha asegurado que el presidente del Congo, Félix Tshisekedi , vaya a estar presente en esta reunión. Todo apunta a que los próximos días continuará la escalada de los enfrentamientos, mientras la comunidad internacional tratará de mediar para poner fin a un conflicto que ya ha dejado en el Congo más de seis millones de muertos.
Poco ha durado en República Democrática del Congo el alto el fuego unilateral anunciado el pasado martes por las tropas del M-23, un grupo armado formado principalmente por tutsis que sufrieron el genocidio ruandés de 1994 y que están apoyados por Ruanda. La alianza rebelde del este del Congo había declarado una tregua por «razones humanitarias», pero los observadores internacionales piensan que ha sido más una «estrategia para rearmarse». Los combates se han reanudado en la localidad de Nyabibwe, que se encuentra a unos 100 kilómetros de Bukavu y a unos 70 kilómetros del aeropuerto. De esta forma, el M-23 reinició ayer sus ataques sobre su objetivo prioritario: Bukavu, capital provincial de Kivu del Sur. Esta situación se produce después de que la semana pasada el M-23, apoyado por el ejército ruandés, tomara la ciudad estratégica de Goma, donde murieron entre 2.000 y 5.000 personas. Por el momento, el M-23 y los soldados ruandeses habrían tomado la ciudad minera Nyabibwe, en la provincia de Kivu del Sur, en el este del Congo. No hay que olvidar que una de las causas de este conflicto es el interés por parte de Ruanda por hacerse con las minas de coltán del país vecino, un mineral con el que se fabrican las baterías de los coches eléctricos, de los smartphones y las tablets. El Congo tiene hoy el 80% de las reservas mundiales de este mineral . Ruanda ha negado siempre estas acusaciones afirmando que actúa en defensa propia y para proteger a los tutsis étnicos. Ruanda y el M-23 acusan al Ejército congoleño de cooperar con las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), un grupo fundado en el año 2000 por cabecillas del genocidio y otros ruandeses exiliados para recuperar el poder político en su país. El ministro de Comunicaciones del Congo, Patrick Muyaya , declaró a Reuters que los rebeldes habían violado el alto el fuego por la noche y que se enfrentaban a la resistencia de las fuerzas armadas en los alrededores de Nyabibwe. Las fuerzas armadas congoleñas (FARDC) cuentan esta vez con el apoyo del ejército de Burundi para hacer frente a los ataques del M-23, como informó ABC. Hasta el momento el M-23 no ha logrado traspasar las principales líneas de defensa, ante la fuerte resistencia que se están encontrando. También están apoyando a las FARDC los Wazalendo (patriotas en swahili), una milicia de defensa local que combate desde verano de 2023 a la guerrilla M-23 y busca sustituir el papel de las milicias Mai-Mai en el territorio. Este nuevo frente de guerra puede dejar nuevamente miles de muertos y provocar en Bukavu el desplazamiento de una población de 245.000 habitantes a la que hay que sumar otros 250.000 que viven en la periferia y en los poblados de alrededor. Todo esto se produce mientras las fuerzas del M-23 siguen patrullando y controlando las calles de Goma , donde viven unos dos millones de personas y se respira una tensa calma después de que hayan abierto algunos comercios y se hayan empezado a limpiar las calles. Según fuentes de la MONUSCO (la Misión de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo), el M-23 ha reunido a la población que queda en Goma «para darles pautas a seguir sobre el orden, la limpieza y normalizar la vida diaria». Esta no es la primera vez que el M-23 ocupa la ciudad fronteriza de Goma. Ya tomaron el control de la ciudad durante diez días en 2012, antes de que la presión internacional forzara su retirada. Ahora se espera nuevamente la intervención de potencias occidentales que tradicionalmente han apoyado a Ruanda como Estados Unidos o Reino Unido. Mientras tanto, en Kinshasa (con 20 millones de habitantes), la capital de la República Democrática del Congo, los legisladores discutían posibles soluciones al conflicto antes de una cumbre con los líderes de África oriental y meridional que se celebrará este fin de semana en Tanzania. Por el momento, nadie ha asegurado que el presidente del Congo, Félix Tshisekedi , vaya a estar presente en esta reunión. Todo apunta a que los próximos días continuará la escalada de los enfrentamientos, mientras la comunidad internacional tratará de mediar para poner fin a un conflicto que ya ha dejado en el Congo más de seis millones de muertos.
Publicaciones Relacionadas