Sin tiburones ni naumaquias en el Coliseo: las imprecisiones históricas tras ‘Gladiator II’
La secuela de Gladiator nos devuelve al Coliseo con muchos efectos especiales pero poco rigor histórico.
24 años después del estreno de Gladiator, ganadora de cinco Oscar, entre ellos el de mejor película, el director Ridley Scott nos devuelve a la Antigua Roma con la segunda parte: Gladiator II. Analizamos en este Fact-Fiction qué partes de esta obra histórica pertenecen realmente a la historia, y cuáles son licencias o inexactitudes.
Ficción y realidad en Gladiator II
El protagonista de esta nueva superproducción de Hollywood, interpretado por Paul Mescal, es Lucio Vero II, nieto del emperador Marco Aurelio. Aunque Lucio Vero existió de verdad, murió a una edad temprana, según fuentes como el Instituto Americano de Historia Romana, y no existen registros de que tuviera relevancia en la historia de Roma.
Gladiator II se ambienta durante la época de los emperadores Geta y Caracalla, hermanos que gobernaron Roma juntos durante principios del siglo III, como recoge la Real Academia de Historia. La película muestra a ambos emperadores como gobernantes crueles, impulsivos e infantiles, especialmente Caracalla, y así lo recoge también la Enciclopedia Británica, que le califica como “uno de los dirigentes más sanguinarios del Imperio“ y que “contribuyó a su deterioro”.
- En la película, Caracalla tiene de mascota a un mono al que, en un momento de locura, acaba nombrando cónsul del Imperio. Este hecho está inspirado en Calígula, que intentó hacer cónsul a su caballo favorito, aunque como recoge el Canal Historia, no hay pruebas de que esto ocurriera.
Caracalla compensó a su guardia pretoriana el asesinato de su hermano Geta, según la colección de la Antigua Roma Historia Augusta. En la película, el crimen lo lleva a cabo Macrinus, otra figura política que existió pero que dista mucho del personaje de la película.
- Macrinus, interpretado por Denzel Washington, se muestra como un ex-esclavo que consiguió la libertad y una gran cantidad de influencia, y acabó convertido, primero en propietario de gladiadores y promotor de combates, y luego en consejero de los emperadores. En la historia real, Macrinus llegó a ser emperador, pero no tuvo participación en el asesinato de Geta ni había sido esclavo, aunque sí tenía un origen humilde, según la Historia Augusta.
La conexión Hollywood-Roma, criticada por los historiadores
En Gladiator II destaca el uso de efectos especiales. Sin embargo, de ellos surgen algunas de sus inexactitudes históricas más criticadas:
- Batallas navales en el Coliseo: Las naumaquias eran recreaciones de batallas navales históricas, y existe constancia de que eran frecuentes en la Antigua Roma, como recoge la Enciclopedia Romana de la Universidad de Chicago. Sin embargo, hay debate sobre si se llevaron a cabo en el Coliseo de Roma, como muestra Gladiator II.
El historiador romano Dion Casio, contemporáneo de Geta y Caracalla, escribe en su historia de Roma que se celebró una naumaquia en el Coliseo en el siglo I, y fuentes modernas como National Geographic afirman que existía la capacidad técnica para inundar y drenar el anfiteatro. Sin embargo, no existe constancia de que Geta y Caracalla celebraran ninguna naumaquia.
- Hipopótamos, monos y tiburones: La presencia de animales salvajes exóticos en los juegos romanos también está bien documentada en fuentes antiguas como las obras de Séneca, y modernas como el Diario Teórico de Arqueología Romana.
Existen registros de la presencia de rinocerontes en los juegos romanos en la historia romana de Dion Casio, entre otras fuentes, pero no de que los gladiadores los usaran como montura, como ocurre en Gladiator II.
No es la primera vez que Ridley Scott desata las críticas de los expertos por su falta de rigor en películas históricas. El director ya recibió reproches tras el estreno de Napoleón, que algunos historiadores consideraron “incoherente, apresurada y errónea”, como recogió el King ‘s College de Londres. La respuesta de Scott fue decirle a los historiadores que “se compraran una vida”, según publicó The New Yorker.