No ir al médico también es un síntoma de masculinidad hegemónica y se puede curar en el centro de salud
A los ambulatorios llegan todos los hombres, no solo los concienciados con cuestionar su masculinidad, sostienen diversos expertos que organizan talleres dentro del ámbito sanitario: "¿Cuántos carteles hay en el médico para que los hombres se cuiden que no sean tabaco y próstata?" Blanca Madurga, uróloga: "A la hora de preguntar sobre algún problema piensan que puede minar su masculinidad si se trata de la esfera sexual" Los hombres se suicidan más, tienen más accidentes de tráfico y su esperanza de vida es más reducida. Sin embargo, acuden menos a las consultas médicas –en el último barómetro sanitario del CIS, el 16,7% de los hombres aseguraron que no habían ido a ninguna consulta en el último año frente al 10,7% de las mujeres– y tienen una mejor percepción sobre su salud. ¿Qué hay detrás de estos datos que se reproducen en todas las estadísticas, más allá de situaciones individuales? La construcción masculina hegemónica. “¿Cuántos carteles hay en los centros de salud para que los hombres se cuiden que no sean tabaco y próstata?”, preguntó la especialista en intervención comunitaria Ayelén Losada al público en unas jornadas organizadas esta semana por el Ministerio de Sanidad bajo el título de 'Salud, hombres y masculinidad'. “Los hombres no van al médico, van al mecánico a que les arreglen”, aseguró la terapeuta ocupacional, miembro del equipo directivo del Centro de Desarrollo de Salud Comunitaria Marie Langer, una organización que impulsa desde 2023 una serie de talleres en centros de salud de Castilla y León para, por un lado, formar a los médicos en la atención con perspectiva de género a los pacientes y, por otro, crear espacios de reflexión entre hombres en torno a la salud y los cuidados. Los hombres no van al médico, van al mecánico a que les arreglen Ayelén Losada, del Centro de Desarrollo de Salud Comunitaria Marie Langer ¿La masculinidad es un factor de riesgo para la salud? Incorporar estas prácticas al ámbito sanitario permite llegar a un “perfil de hombre” que no se alcanzaría, por ejemplo, en un espacio de igualdad. La potencia, defiende Losada, se multiplica porque en el centro de salud aterrizan demandas individuales de angustia, desconcierto y miedo: “No solo llegamos a Joaquín que está intentando cuestionar su masculinidad, sino a Manolo el del bar de abajo, al que está desempleado y se siente perdido, al que está angustiado, al que está enfermo. Ahí el profesional te puede decir que hay una parte de lo que te pasa tiene que ver con lo que se exige a los hombres hoy, esa llave es muy importante”. “El problema, lo que es un factor de riesgo para la salud, no es tanto la masculinidad sino la masculinidad hegemónica. Pongo un ejemplo: algunos hombres demoran la atención porque no se permiten a sí mismos tener el miedo que pueden generar ciertas dudas de salud”, explica Adrián Carrasco, coordina el grupo que estimula las actividades comunitarias en Atención Primaria dentro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFyC) y médico en un centro de salud del barrio madrileño de Vallecas. Lo que puede verse como algo positivo, como que tengan una mejor autopercepción de su salud, esconde que se preocupan menos por los malestares, su actitud preventiva es menor y a menudo pueden no dar importancia a hacer cambios positivos para el cuidado de su salud, desarrolla Carrasco. En el caso de hombres con una masculinidad muy hegemónica hay un riesgo de que piensen que está dañando su posibilidad de autoreparación, como si no validaras su propia agencia Adrián Carrasco, médico de familia y comunitaria y coordinador en SemFyC. El objetivo de ir a la consulta es “venga, me lo solucionas y no nos liemos con más cosas”. Percibir ese espacio como un lugar de cuidados es algo poco habitual, sostienen los especialistas. “En el caso de hombres con una masculinidad muy hegemónica hay un riesgo de que piensen que está dañando su posibilidad de autoreparación, como si no validaras su propia agencia. Así que hay que aproximarse con cuidado, usando en ocasiones sus propios códigos, para hacer posible un seguimiento y que no se agobien”, según el médico, que ha participado también de varios talleres en los que se tratan los roles de género en lo relacionado con la salud, como las adicciones. “Buscar ayuda es inherente a la salud y eso es un riesgo en ciertas masculinidades porque se ve como signo de debilidad que genera un estigma”, razonaba Julio Ángel Camacho, experto en igualdad e intervención con enfoque de género en Proyecto Hombre, dentro de las jornadas organizadas por Sanidad. Quienes tienen experiencias con los talleres advierten de que es fácil que los ho
A los ambulatorios llegan todos los hombres, no solo los concienciados con cuestionar su masculinidad, sostienen diversos expertos que organizan talleres dentro del ámbito sanitario: "¿Cuántos carteles hay en el médico para que los hombres se cuiden que no sean tabaco y próstata?"
Blanca Madurga, uróloga: "A la hora de preguntar sobre algún problema piensan que puede minar su masculinidad si se trata de la esfera sexual"
Los hombres se suicidan más, tienen más accidentes de tráfico y su esperanza de vida es más reducida. Sin embargo, acuden menos a las consultas médicas –en el último barómetro sanitario del CIS, el 16,7% de los hombres aseguraron que no habían ido a ninguna consulta en el último año frente al 10,7% de las mujeres– y tienen una mejor percepción sobre su salud. ¿Qué hay detrás de estos datos que se reproducen en todas las estadísticas, más allá de situaciones individuales? La construcción masculina hegemónica.
“¿Cuántos carteles hay en los centros de salud para que los hombres se cuiden que no sean tabaco y próstata?”, preguntó la especialista en intervención comunitaria Ayelén Losada al público en unas jornadas organizadas esta semana por el Ministerio de Sanidad bajo el título de 'Salud, hombres y masculinidad'.
“Los hombres no van al médico, van al mecánico a que les arreglen”, aseguró la terapeuta ocupacional, miembro del equipo directivo del Centro de Desarrollo de Salud Comunitaria Marie Langer, una organización que impulsa desde 2023 una serie de talleres en centros de salud de Castilla y León para, por un lado, formar a los médicos en la atención con perspectiva de género a los pacientes y, por otro, crear espacios de reflexión entre hombres en torno a la salud y los cuidados.
Los hombres no van al médico, van al mecánico a que les arreglen
¿La masculinidad es un factor de riesgo para la salud?
Incorporar estas prácticas al ámbito sanitario permite llegar a un “perfil de hombre” que no se alcanzaría, por ejemplo, en un espacio de igualdad. La potencia, defiende Losada, se multiplica porque en el centro de salud aterrizan demandas individuales de angustia, desconcierto y miedo: “No solo llegamos a Joaquín que está intentando cuestionar su masculinidad, sino a Manolo el del bar de abajo, al que está desempleado y se siente perdido, al que está angustiado, al que está enfermo. Ahí el profesional te puede decir que hay una parte de lo que te pasa tiene que ver con lo que se exige a los hombres hoy, esa llave es muy importante”.
“El problema, lo que es un factor de riesgo para la salud, no es tanto la masculinidad sino la masculinidad hegemónica. Pongo un ejemplo: algunos hombres demoran la atención porque no se permiten a sí mismos tener el miedo que pueden generar ciertas dudas de salud”, explica Adrián Carrasco, coordina el grupo que estimula las actividades comunitarias en Atención Primaria dentro de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFyC) y médico en un centro de salud del barrio madrileño de Vallecas. Lo que puede verse como algo positivo, como que tengan una mejor autopercepción de su salud, esconde que se preocupan menos por los malestares, su actitud preventiva es menor y a menudo pueden no dar importancia a hacer cambios positivos para el cuidado de su salud, desarrolla Carrasco.
En el caso de hombres con una masculinidad muy hegemónica hay un riesgo de que piensen que está dañando su posibilidad de autoreparación, como si no validaras su propia agencia
El objetivo de ir a la consulta es “venga, me lo solucionas y no nos liemos con más cosas”. Percibir ese espacio como un lugar de cuidados es algo poco habitual, sostienen los especialistas. “En el caso de hombres con una masculinidad muy hegemónica hay un riesgo de que piensen que está dañando su posibilidad de autoreparación, como si no validaras su propia agencia. Así que hay que aproximarse con cuidado, usando en ocasiones sus propios códigos, para hacer posible un seguimiento y que no se agobien”, según el médico, que ha participado también de varios talleres en los que se tratan los roles de género en lo relacionado con la salud, como las adicciones.
“Buscar ayuda es inherente a la salud y eso es un riesgo en ciertas masculinidades porque se ve como signo de debilidad que genera un estigma”, razonaba Julio Ángel Camacho, experto en igualdad e intervención con enfoque de género en Proyecto Hombre, dentro de las jornadas organizadas por Sanidad.
Quienes tienen experiencias con los talleres advierten de que es fácil que los hombres participantes terminen identificando los estereotipos que reproducen, pero “otra cosa es que se replanteen su posición en la red de cuidados”. “El reto es aterrizar las intenciones en las prácticas”, subrayó Losada, que recordó que el objetivo de los cursos es, al final, “conectar con el malestar que están teniendo como seres humanos y ese proceso es bonito porque tras la capa de cebolla hay alguien”. “Tenemos que pensar desde dónde dirigimos los discursos: si la aproximación es decirles que hacen todo mal no vuelven al día siguiente y esto no interesa. Por una cuestión estratégica y porque son sujetos de derechos”.
Como zanjó el secretario de Estado, Javier Padilla, al cierre de las jornadas: “Todo esto nos interpela como Ministerio de Sanidad: ¿queremos que la masculinidad sea un determinante de enfermedad o un activo para la salud?”.