Las extrañas razones por las que más gente muere en invierno
Es un hecho curioso que el invierno sea, a pesar de la Navidad y del Día de San Valentín, la estación más mortífera del año. Muchas más personas mueren en los meses de invierno en comparación con el resto del año, un misterioso fenómeno mundial conocido como exceso de mortalidad invernal.Por ejemplo, en el invierno de 2021-2022 en el Reino Unido murieron más de 13 000 personas más que en otras...
Es un hecho curioso que el invierno sea, a pesar de la Navidad y del Día de San Valentín, la estación más mortífera del año. Muchas más personas mueren en los meses de invierno en comparación con el resto del año, un misterioso fenómeno mundial conocido como exceso de mortalidad invernal.
Por ejemplo, en el invierno de 2021-2022 en el Reino Unido murieron más de 13 000 personas más que en otras estaciones de media. En Estados Unidos, entre 2011 y 2016, murieron entre un 8 y un 12% más de personas en los meses de invierno que en los meses no invernales, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. En España, según el Ministerio de Sanidad, estadísticamente, "el mayor número de defunciones se producen durante el invierno y el menor durante el verano".
"Este ciclo anual en la mortalidad se ve en todas partes", dice Patrick Kinney, profesor de salud pública en la Universidad de Boston (Estados Unidos). La tendencia se ha registrado en ambos hemisferios, e incluso en lugares donde el invierno es suave. Mientras los habitantes del hemisferio norte soportamos días cortos y noches largas, cabe preguntarse qué tiene el invierno para ser una época tan letal para vivir.
La comunidad científica lleva décadas haciéndose estas preguntas sin haber sido capaz de encontrar una solución completa al interrogante. Y la respuesta importa porque es posible que estas muertes pudiesen prevenirse simplemente con unas políticas correctas por parte de las autoridades. Pero, claro está, para poder intervenir, primero habría que saber exactamente la causa por la que muere más gente en invierno.
Hay un factor evidente que contribuye al exceso de mortalidad invernal: los virus estacionales. Por razones que todavía siguen siendo motivo de debate, virus como el de la gripe tienen un fuerte patrón estacional que alcanza su pico en los meses de invierno. Aunque varía según el año, una gran parte del exceso de muertes invernales (a veces cerca de la mitad del número total) se debe a los virus. Sin embargo, los virus no bastan por sí solos para explicar todo el fenómeno. Parte de la respuesta parece encontrarse en el corazón.
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El frío puede agravar los problemas cardiacos. Pero, ¿por qué?
Al margen de las infecciones víricas, la comunidad científica ha detectado una pista del misterio en otra causa común de muerte. "La mitad del exceso de muertes en invierno se debe a causas cardiovasculares", afirma Kristie Ebi, profesora de Salud Global de la Universidad de Washington (Estados Unidos), entre las que se incluyen los accidentes cerebrovasculares y los infartos de miocardio. "Ese es el patrón. La pregunta es: ¿por qué?", afirma.
Para algunos de los investigadores que se han hecho esa pregunta, el efecto de la temperatura en el sistema circulatorio se presenta como un punto de partida prometedor. Si el origen del daño es el frío, una campaña para aislar los hogares o subvencionar los gastos de calefacción en invierno podría ayudar a salvar vidas. En las décadas de 1970 y 1980, el fisiólogo William Keatinge, del Colegio Médico del Hospital de Londres (Reino Unido), empezó a estudiar si las bajas temperaturas podían estar alterando a peor el funcionamiento del cuerpo humano.
Keatinge realizó experimentos de laboratorio en los que los sujetos se mantenían calientes o se enfriaban ligeramente con un ventilador. Observó que en el transcurso de seis horas, la sangre de las personas frías cambiaba sutilmente. Los vasos sanguíneos de la superficie de la piel, que se contraían para no perder calor, concentraban más sangre en el resto del sistema. Las células sanguíneas de las personas más frioleras estaban más juntas y su presión arterial era más alta que la de las personas que estaban envueltas en mantas. Esto sugiere que el estrés térmico podría estar sentando las bases para la formación de coágulos o la rotura de vasos sanguíneos, lo que podría explicar el aumento de muertes cardiovasculares. De hecho, la Asociación Americana del Corazón ha invocado un concepto similar al advertir a la gente que tenga cuidado al quitar la nieve con palas.
Keatinge también se preguntó cómo sería posible relacionar estos hallazgos fisiológicos con las tendencias del mundo real. ¿Son los inviernos más fríos más mortíferos que los más suaves? Keatinge y sus colegas compararon datos de personas en lugares europeos tan cálidos como Palermo (Italia), donde las temperaturas invernales medias diarias rondaban los 15 grados Celsius, y tan fríos como el norte de Finlandia (donde la media era de -32 grados bajo cero). Los investigadores descubrieron que no existía ninguna diferencia entre los países muy fríos y los muy cálidos en cuanto al exceso de muertes invernales.
Según los investigadores, esto no contradice necesariamente la conclusión de que la exposición al frío pueda poner en peligro el corazón. En su lugar, la ausencia de diferencias podría deberse a que los habitantes de climas fríos están mejor preparados para el frío, con calefacción fiable, buen aislamiento y ropa de abrigo cuando se aventuran a salir. Los habitantes de lugares más cálidos, en cambio, se vieron sorprendidos por días fríos, con casas más frías y menos recursos para mantenerse calientes.
La idea de que los habitantes de climas fríos pueden proteger su corazón abrigándose o manteniendo sus casas calientes resultaba interesante. Esta idea probablemente influyó en las políticas británicas posteriores, como el programa Warm Front, que ayudó a financiar el aislamiento y otras mejoras en el hogar a principios de la década de 2000. Un estudio publicado en 2008 por la Universidad Hallam de Sheffield (Reino Unido) sugirió que la intervención y la disminución de muertes entre los ancianos estaban relacionadas.
Desde que comenzó el trabajo de Keatinge, el parque de viviendas ha mejorado en el Reino Unido y los costes de calefacción han bajado. La correlación entre las bajas temperaturas y el exceso de muertes en invierno en el Reino Unido también se ha desvanecido, afirma Philip Staddon, consultor medioambiental y profesor visitante en la Universidad de Gloucestershire que ha estudiado la salud humana y el cambio medioambiental, y que escribió sobre el vínculo en un artículo de 2014. En su opinión, es posible que en algún momento haya existido una relación entre la temperatura y las muertes, al menos en el Reino Unido. Pero esta probablemente no sea la historia completa.
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La temperatura no basta para explicar todo el exceso de mortalidad
En la última década, algunos investigadores han hecho observaciones que han complicado el relato. Es posible que las bajas temperaturas no sean el principal factor que influye en el exceso de muertes invernales, o al menos, no en todos los lugares del mundo.
"Honolulu es realmente cálido, y las temperaturas no varían a lo largo del año", dice Kinney, que escribió un artículo sobre la mortalidad invernal en 2015. "¿Y, sin embargo, la gente muere un 10 o 15 por ciento más en invierno que en verano?". Algo, en su opinión, no cuadraba. Todo no podía deberse a la falta de calefacción.
En su artículo de 2015, Kinney y sus colegas sugirieron que existe alguna otra causa estacional aparte de los virus y el frío.
De hecho, aunque las temperaturas más frías pueden ser el cambio más obvio en los meses de invierno, hay numerosos cambios más pequeños que podrían bastar para inclinar la balanza hacia una mayor mortalidad en formas que todavía no podemos entender.
El invierno significa menos luz solar en muchos lugares. Al mismo tiempo, disminuye la producción natural de vitamina D. Es posible que algunas personas coman más o de forma diferente, dejen de hacer ejercicio o beban más alcohol. Incluso es probable que el aire sea diferente: en algunas partes del mundo, la contaminación atmosférica es mucho peor en invierno, y en lugares donde la contaminación es menor, los niveles de humedad interior pueden ser radicalmente diferentes. "La gente cambia todo tipo de cosas en invierno", dice Ebi. En cierto modo, sobre todo en culturas que pasan mucho tiempo en interiores, la temperatura es lo de menos.
Para Ebi, estos otros factores estacionales merecen un estudio más profundo. Quizá haya cambios fisiológicos, aparte de los relacionados con la temperatura, que puedan estar relacionados con el exceso de muertes en invierno.
"Vivo en Seattle. Hibernamos en invierno", dice riendo. "Se producen todo tipo de cambios. Pero no he visto ninguna bibliografía que lo pruebe... sigo esperando".