IA: el tsunami tecnológico en etapa aminoácida

La democratización de la Inteligencia Artificial, su regulación, sus marcos éticos y el impacto al medio ambiente.

Feb 4, 2025 - 15:42
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IA: el tsunami tecnológico en etapa aminoácida

La inteligencia artificial (IA) está en el epicentro de una transformación digital que promete cambiar el mundo tal como lo conocemos. Este tsunami tecnológico sigue expandiendo sus fronteras, pero aún se encuentra en una etapa incipiente, comparable a la “formación de aminoácidos” en el desarrollo de la vida. Este fenómeno abarca desde el auge de la IA generativa hasta su democratización, impacto ambiental y los esfuerzos globales por establecer marcos regulatorios éticos y legales. En entrevista con El Financiero Televisión, Carlos Ruiz, profesor decano de Estrategia y Dirección en el IPADE Business School; Luis GyG, experto en tecnología, y Carlos Daniel Reyes Morales, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), especialista en IA, hablaron de lo que podemos esperar en este año.

El auge de la IA generativa

Aunque la IA ha existido desde hace décadas, el auge de la IA generativa, impulsado por el lanzamiento de ChatGPT de OpenAI a finales de 2022, marcó un punto de inflexión. Esta tecnología permite a las máquinas “crear”, generando contenido original en texto, imágenes, audio e incluso código. A diferencia de la IA predictiva, que se basa en el análisis de datos para predecir resultados, la IA generativa tiene la capacidad de “imaginar” y producir algo completamente nuevo.

En los albores de la IA: una etapa “aminoácida”

¿Dónde nos encontramos, como humanidad, en esta fascinante evolución tecnológica? Carlos Daniel Reyes, especialista del CIDE, sorprendió con su analogía: a pesar de los avances, la IA está en una etapa inicial de desarrollo, comparable a la formación de aminoácidos, los bloques de construcción de la vida. Aún está lejos de la complejidad de una célula. Este concepto nos recuerda que, mientras exploramos las posibilidades de la IA, apenas estamos sentando las bases de una tecnología que no ha alcanzado su máximo potencial.

La democratización de la IA

Otra de las pistas en las que estaremos conociendo la IA, se relaciona con un aspecto crucial de la revolución digital, que es su democratización. Herramientas como ChatGPT han puesto esta tecnología al alcance del público en general, disparando su adopción masiva. En apenas dos meses, ChatGPT alcanzó los 100 millones de usuarios, un hito que plataformas como Facebook y Netflix tardaron años en conseguir. Esta accesibilidad ha impulsado su integración en industrias como la salud, el comercio electrónico y la automoción, transformando la forma en que estas operan.

El costo ambiental de la IA

Un aspecto frecuentemente ignorado es el impacto ambiental de la IA. El procesamiento masivo de datos y el entrenamiento de modelos consumen enormes cantidades de energía, lo que genera una significativa huella de carbono. Además, la necesidad de enfriar servidores que realizan estos procesos intensivos agrava el problema.

Cada inferencia o respuesta, generada por una IA, es decir, por cada vez que solicitamos a alguna herramienta que “trabaje”, puede consumir entre 2 y 5 litros de agua. Empresas como Google y Microsoft están explorando soluciones, como ubicar servidores en climas fríos o incluso bajo el océano.

Sin embargo, la sostenibilidad sigue siendo un desafío que requerirá innovación y compromiso social en las próximas décadas.

El futuro de la IA: regulaciones y ética

Este año es crucial para la regulación de la IA. Con el avance de esta tecnología, es fundamental establecer marcos éticos y legales que garanticen su uso responsable. Temas como sesgos, privacidad, seguridad y responsabilidad de los desarrolladores cobrarán mayor relevancia.

La Unión Europea (UE) está en las etapas finales de negociación de la Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), que busca un marco regulatorio común. Mientras tanto, Estados Unidos adopta un enfoque sectorial, regulando la IA a través de agencias como la Comisión Federal de Comercio (FTC) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

Otros países, como Canadá, Japón y Corea del Sur, también están desarrollando legislaciones específicas.

El caso de México

El país se encuentra en una etapa inicial de análisis y discusión sobre la regulación de la IA. En el Senado de la República, se presentó el año pasado la propuesta “Inteligencia Artificial para México 2024-2030″, la cual incluye un diagnóstico sobre esta tecnología y una serie de recomendaciones para su regulación en el país. Aunque se han dado pasos importantes, aún se encuentra en una fase muy temprana.

China: un jugador clave

El país asiático desempeña un papel crucial en el desarrollo de la IA gracias a sus enormes inversiones y políticas que facilitan su crecimiento. A diferencia de las empresas occidentales, que suelen cobrar por el acceso a sus modelos de IA, las empresas chinas a menudo los ofrecen de forma gratuita y con código abierto, permitiendo una rápida expansión en el mercado global. Esta política, junto con precios más competitivos, ha logrado que empresas chinas como Huawei y Baidú compitan directamente con gigantes como OpenAI y Google.

El impacto en las empresas

Este año, las compañías que deseen mantenerse competitivas deberán adoptar la IA y adaptarse a este cambio de paradigma. Más allá de automatizar tareas repetitivas, la IA permite decisiones más informadas, una mayor eficiencia y una mejor comprensión de los clientes.

Desarrollar IA propia sigue siendo un reto, con costos que oscilan entre 15 mil y 16 mil millones de dólares. Esto genera una dependencia de grandes empresas tecnológicas como Google, IBM y Oracle, que ofrecen soluciones a través de plataformas especializadas.

La IA está transformando el mundo de manera profunda y acelerada. Si bien esta tecnología ofrece un potencial enorme para mejorar la vida humana, también plantea desafíos importantes que deben abordarse con responsabilidad y visión a largo plazo. Las empresas que no se adapten a este nuevo panorama corren el riesgo de quedar obsoletas. La clave del éxito radicará en la capacidad de comprender las implicaciones de la IA, capacitar a los colaboradores, establecer marcos éticos sólidos y aprovechar las oportunidades que ofrece esta revolución tecnológica, sin olvidar la importancia de la sostenibilidad ambiental. Al tiempo, bienvenida la IA. Sin miedo.

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