Heraclio Fournier, la fábrica de naipes de Vitoria de la que salieron los primeros sellos de Franco en la Guerra Civil
El nieto del fundador, Félix Alfaro, hermano del último alcalde republicano de Vitoria, imprimió también mapas para los fascistas e intentó quedarse con el monopolio de los billetes, por lo que acabó condecorado en España y en ItaliaUn libro rescata el diario de Tomás Alfaro Fournier, el primer alcalde depuesto por el franquismo: “Creo que la República termina esta noche” El 18 de julio de 1936, Vitoria se convirtió en la primera ciudad conquistada por los golpistas franquistas. Rafael Santaolalla relevó como alcalde al legítimo ocupante del cargo, Tomás Alfaro Fournier, que fue encarcelado. Su apellido le delata: su abuelo era el conocido impresor de origen francés, Heraclio Fournier, que fundó en Vitoria la conocida fábrica de naipes. Aquel 18 de julio de 1936 Félix Alfaro Fournier, su hermano, era el gerente de la potente compañía familiar. Pocos meses después, puso su maquinaria al servicio de la sublevación. De los talleres de Heraclio Fournier, por ejemplo, salieron los primeros sellos con la efigie del dictador y otros miles y miles de piezas, hasta sumar 490 millones. Imprimió igualmente los mapas de los fascistas italianos, instalados también en la ciudad. La empresa, en cambio, no logró su otro objetivo, quedarse con el monopolio de la impresión de los billetes en pesetas en aquella época. Alfaro Fournier (Félix) acabó siendo procurador en las Cortes franquistas y condecorado por el régimen, así como también por la Italia de Benito Mussolini. El Archivo de Álava conserva el fondo familiar de los Alfaro Fournier, que incluye abundantísima información de la compañía y también una extensa colección de fotografías. También hay películas de vídeo de gran valor historiográfico. Allí consta ya cómo en noviembre de 1936, a los pocos meses de iniciada la Guerra Civil, recibió un primer encargo de lo que se llamaba “Junta Técnica del Estado”, es decir, del pretendido Gobierno paralelo de Franco. Tenía su sede en Burgos, controlada como Vitoria por los sublevados. Madrid seguía en zona republicana y allí estaban también los servicios centrales de fabricación de sellos, monedas o billetes. En Burgos estaba la empresa Hija de Braulio Fournier, otra rama de la familia. Entre ambos, se repartieron el primer encargo. En Vitoria se hicieron más bien timbres y otros documentos oficiales, pero no todavía sellos. Los encargos postales llegarían después. En total, se hicieron seis emisiones diferentes y al menos 52 envíos al organismo franquista que gestionaba el servicio de Correos. “Esta casa ha fabricado para el servicio de Correos, por orden de la Dirección de Timbre, durante los años 1938 y 1939, CUATROCIENTOS NOVENTA MILLONES DE SELLOS”, se puede leer en un informe de la empresa, escrito en mayúsculas en el original mecanografiado. En algunas piezas aparece “Hijos de Fournier” o “Vitoria” en el pie de imprenta. En otros nada indica su procedencia. La más relevante de las emisiones fue la de la colección de sellos con el retrato de perfil de Franco. Los diseñó José Luis López Sánchez-Toda, grabador de cabecera en la época y autor de la primera moneda franquista, de casi todos sus billetes y de un centenar de sellos. Fueron los primeros. Los había de 20, 25, 30, 40, 45, 50, 60 y 70 céntimos y de 1, 2, 4 y 10 pesetas. En total, más de 130 millones de unidades. Más tarde, cuando ya acabó la guerra y el Gobierno franquista se instaló en la capital, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) volvió a usar las planchas entregadas por Fournier para reimprimir ya desde Madrid más piezas con el mismo retrato de Franco. Pero antes se habían hecho en Vitoria sellos de los reyes católicos, Isabel y Fernando. Salieron cientos de miles. Se estima que fueron imprimidos unos 325 millones de sellos. También los había de varios colores, uno por cada valor. Se eligieron estos personajes por su clara significación propagandística. Hay una versión para “correo aéreo” con el retrato del monarca aragonés. Informe con las emisiones de sellos para el Gobierno franquis
El nieto del fundador, Félix Alfaro, hermano del último alcalde republicano de Vitoria, imprimió también mapas para los fascistas e intentó quedarse con el monopolio de los billetes, por lo que acabó condecorado en España y en Italia
Un libro rescata el diario de Tomás Alfaro Fournier, el primer alcalde depuesto por el franquismo: “Creo que la República termina esta noche”
El 18 de julio de 1936, Vitoria se convirtió en la primera ciudad conquistada por los golpistas franquistas. Rafael Santaolalla relevó como alcalde al legítimo ocupante del cargo, Tomás Alfaro Fournier, que fue encarcelado. Su apellido le delata: su abuelo era el conocido impresor de origen francés, Heraclio Fournier, que fundó en Vitoria la conocida fábrica de naipes. Aquel 18 de julio de 1936 Félix Alfaro Fournier, su hermano, era el gerente de la potente compañía familiar. Pocos meses después, puso su maquinaria al servicio de la sublevación. De los talleres de Heraclio Fournier, por ejemplo, salieron los primeros sellos con la efigie del dictador y otros miles y miles de piezas, hasta sumar 490 millones. Imprimió igualmente los mapas de los fascistas italianos, instalados también en la ciudad. La empresa, en cambio, no logró su otro objetivo, quedarse con el monopolio de la impresión de los billetes en pesetas en aquella época. Alfaro Fournier (Félix) acabó siendo procurador en las Cortes franquistas y condecorado por el régimen, así como también por la Italia de Benito Mussolini.
El Archivo de Álava conserva el fondo familiar de los Alfaro Fournier, que incluye abundantísima información de la compañía y también una extensa colección de fotografías. También hay películas de vídeo de gran valor historiográfico. Allí consta ya cómo en noviembre de 1936, a los pocos meses de iniciada la Guerra Civil, recibió un primer encargo de lo que se llamaba “Junta Técnica del Estado”, es decir, del pretendido Gobierno paralelo de Franco. Tenía su sede en Burgos, controlada como Vitoria por los sublevados. Madrid seguía en zona republicana y allí estaban también los servicios centrales de fabricación de sellos, monedas o billetes. En Burgos estaba la empresa Hija de Braulio Fournier, otra rama de la familia. Entre ambos, se repartieron el primer encargo. En Vitoria se hicieron más bien timbres y otros documentos oficiales, pero no todavía sellos.
Los encargos postales llegarían después. En total, se hicieron seis emisiones diferentes y al menos 52 envíos al organismo franquista que gestionaba el servicio de Correos. “Esta casa ha fabricado para el servicio de Correos, por orden de la Dirección de Timbre, durante los años 1938 y 1939, CUATROCIENTOS NOVENTA MILLONES DE SELLOS”, se puede leer en un informe de la empresa, escrito en mayúsculas en el original mecanografiado. En algunas piezas aparece “Hijos de Fournier” o “Vitoria” en el pie de imprenta. En otros nada indica su procedencia.
La más relevante de las emisiones fue la de la colección de sellos con el retrato de perfil de Franco. Los diseñó José Luis López Sánchez-Toda, grabador de cabecera en la época y autor de la primera moneda franquista, de casi todos sus billetes y de un centenar de sellos. Fueron los primeros. Los había de 20, 25, 30, 40, 45, 50, 60 y 70 céntimos y de 1, 2, 4 y 10 pesetas. En total, más de 130 millones de unidades. Más tarde, cuando ya acabó la guerra y el Gobierno franquista se instaló en la capital, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) volvió a usar las planchas entregadas por Fournier para reimprimir ya desde Madrid más piezas con el mismo retrato de Franco.
Pero antes se habían hecho en Vitoria sellos de los reyes católicos, Isabel y Fernando. Salieron cientos de miles. Se estima que fueron imprimidos unos 325 millones de sellos. También los había de varios colores, uno por cada valor. Se eligieron estos personajes por su clara significación propagandística. Hay una versión para “correo aéreo” con el retrato del monarca aragonés.
Las otras dos emisiones fueron menos masivas. Hubo una colección dedicada al Año Jubilar Compostelano de 1937, con imágenes de la ciudad de Santiago. Se hicieron tres tipos, cinco millones de piezas en total. Los más raros son los sellos del segundo aniversario del “alzamiento nacional”. Apenas se hicieron 450.000, solamente circularon los días 17, 18 y 19 de julio de 1938 y únicamente se vendieron en Burgos y en Sevilla. El de una peseta podría costar ahora unos 200 euros entre coleccionistas, por ejemplo, cuando por 25 céntimos de euro se puede encontrar alguno de los otros tipos.
El ingeniero Juan Manuel Cerrato fue director de la oficina central de Correos y Telégrafos de Vitoria y es también coleccionista de sellos. Es miembro de la Real Academia Española de Filatelia e Historia Postal y presidente de la asociación filatélica de Álava. Durante años, ha investigado las emisiones de Fournier, hasta el punto de que conoció hace décadas a Juan Manuel Alfaro, biznieto de Heraclio e hijo de Félix. Ha escrito dos libros sobre la materia. Atiende por teléfono a este periódico.
Explica que, inicialmente, “Fournier no era considerada una empresa franquista” pero que, poco a poco, probó su calidad técnica y su lealtad con trabajos para la ciudad de Vitoria, el primer municipio del nuevo régimen, o para la delegación donostiarra de la Falange, el partido único. Ofrecía también “buenos precios”. “Félix Alfaro toma conciencia de que la mejor opción es tener mano en el Estado, en Burgos”, explica Cerrato, que no duda de que logró “meter la mano” y dispone de “información privilegiada” para obtener encargos. Heraclio Fournier, además, realizó propuestas de piezas “que elevasen el fervor nacional”, indica. Confirma también que, al terminar la Guerra Civil, los materiales con el diseño de Franco de Sánchez-Toda pasaron de Vitoria a Madrid. Son unos retratos que se popularizaron también como “cabezones”, por el gran tamaño en ellos de la testa de Franco.
El archivo de la familia Alfaro Fournier recoge también cómo todas y cada una de las tiradas de sellos para el nuevo Estado estaban perfectamente controladas por funcionarios que se personaban, día sí y día también, para ver la salida de los paquetes. Además, cada envío desde Vitoria a Burgos se hacía tras levantar un acta con el detalle de todos los valores enviados.
Sospecha de “falsificaciones” filatélicas
Sin embargo, desde muy pronto hubo sospechas de que había impresiones “con fines de especulación filatélica”. Félix Alfaro llegó a escribir a los responsables de Correos que su “honorabilidad” estaba fuera de toda duda, aunque admitió que cabía “dentro de lo posible” algún error que generara variantes que podrían alcanzar precios elevados en los mercados especializados. Cerrato explica que hay una pieza con la imagen de la catedral de Santiago invertida dentro del marco del sello. Apenas habría un centenar de ejemplares, todos muy caros. En Internet hay uno disponible por 2.500 euros.
Este experto no se cree que fueran tiradas casuales, ya que, además de impresores, esa familia era coleccionista y conocían bien estas cosas. Asegura que lo preguntó expresamente al hijo de Félix Alfaro y que no le convencieron sus evasivas ni sus razonamientos técnicos.
Todavía el 27 de abril de 1946, víspera de San Prudencio, el patrón de Álava, se personó la Policía franquista en el taller de la empresa en la calle de Manuel Iradier. El inspector Natalio Tejedor Rodríguez actuaba comisionado por un juzgado especial de “delitos de falsificaciones filatélicas”. Querían “ocupar” los posibles sellos guardados allí, así como planchas y otros materiales para elaborarlos. Estaba allí presente otro hermano, Ramón Alfaro Fournier. Otro de ellos, Heraclio Alfaro Fournier, es también mundialmente reconocido como aviador. Incluso consta como presente en aquella redada el hijo de Félix, Juan Manuel, entonces muy joven. La Policía no encontró nada. Dijeron a los agentes que, en su momento, habían trabajado para el Estado y que las diferentes emisiones estuvieron “absolutamente controladas”. Se “destruyeron” sobrantes, piezas defectuosas y las planchas, con excepción de las enviadas a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre.
La baza fallida de los billetes
Félix Alfaro quiso también recibir del Estado el encargo de la impresión de billetes de banco. Los primeros para el bando franquista, durante la Guerra Civil, se emitieron en Zaragoza, pero se encargaron también lotes a Italia y Alemania, los países aliados. No fue muy productiva un intento de Fábrica Nacional de Moneda y Timbre que se llegó a crear en Tolosa.
El argumento de esta empresa vitoriana y de sus socios en este negocio, como la casa donostiarra Nerecán, era que era muy relevante “nacionalizar” la fabricación de papel moneda. Hubo conversaciones muy avanzadas para construir una fábrica de alta seguridad, propuestas escritas con el contrato y hasta con las características técnicas concretas de un juego de billetes de 25, 50, 100, 500 y 1.000 pesetas. Se hablaba de 167 millones de tirada y en el archivo familiar hay dibujos y notas a lápiz sobre este negocio.
Con el empresario madrileño Ildefonso Fierro, Fournier montó Goya Grabados. Se da la circunstancia de que el hermano de Félix, el exalcalde republicano Tomás, entonces residente en Madrid, se carteó con él en tono cordial durante la preparación de este negocio. Otros concejales nacionalistas y de izquierdas de Vitoria fueron fusilados en 1937.
Finalmente, el franquismo no solamente “nacionalizó” la producción de billetes, sino que la “estatalizó”. Encargó la confección de esos materiales también a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre. La actual FNMT tiene su sede central en la calle de Jorge Juan de Madrid. Es un solar que en 1945 le acabó comprando a Goya Grabados tras constatar Heraclio Fournier y sus socios que la fabricación de billetes no era su mejor baza.
[Los actuales responsables de Heraclio Fournier, consultados por este periódico, indican que no conservan nada de su producción filatélica ni disponen de información al respecto. De su lado, el museo de naipes de Vitoria (oficialmente Bibat, porque es también el centro dedicado a la arqueología) tampoco tiene los sellos postales emitidos en la ciudad, aunque sí algunos otros timbres hechos en Fournier].