Es realmente turbadora y vivificante esta exposición de Ryan Gander (Chester, 1976), un artista desconocido en España –no ha estado ni siquiera en ARCO, aunque sí en la Documenta, en Venecia, en el Guggenheim de Nueva Yor k y además tiene la Orden del Imperio Británico y es Académico Real de Escultura–, inclasificable e infinito y que desarrolla aquí una apología de la imaginación a base de demostraciones tan sencillas como inapelables, poniendo a disposición del espectador –convertido definitivamente en actor en cuanto sale de la sala– un mundo infinito de posibilidades maravillosas, que van desde la existencia de taquillas transparentes hasta la de insectos autómatas, pasando por las exposiciones y monografías imaginarias. Tan infinito es todo, tan fácil y...
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