"Está todo el mundo en vilo": las calles de Santorini se vacían con los temblores de tierra
Miles de turistas y residentes han huido de la isla griega por temor a una erupción volcánica o a un terremoto mayor Veroniki Balabonidi decidió que había llegado el momento de abandonar Santorini el segundo día que sintió temblar el suelo bajo sus pies. Ella y sus dos hijos pequeños viajaban a las 4:30 h del domingo al puerto del Pireo en un ferry cargado de familias que huían de la isla del Egeo. “Estaba completamente abarrotado de residentes como nosotros, cansados de la incertidumbre”, explica Veroniki desde la casa de sus suegros en Atenas. “Sentir temblar la tierra con tanta frecuencia es muy inquietante, pero no era tanto por eso, los lugareños estamos acostumbrados a los terremotos; la verdadera preocupación era por el volcán, el miedo a que entrase en erupción y empezase a expulsar un humo muy tóxico”. Hasta el martes, unas 6.000 personas han seguido su ejemplo usando cualquier medio a su alcance para irse de Santorini: aviones, barcos y hasta yates privados y lanchas de recreo (algunas estimaciones cifran el éxodo en casi el doble de personas). Aegean, la aerolínea nacional de Grecia, anunció que desde el lunes había multiplicado por dos los vuelos a la isla, y que en 48 horas había trasladado a 2.700 pasajeros de Santorini a Atenas. En Fira, la espectacular ciudad en lo alto de un acantilado de Santorini, las calles estaban inquietantemente desiertas al caer la noche del martes. Las tiendas y las tabernas habían cerrado tras un día salpicado de temblores en el que llegó a haber uno de magnitud 5,0, el más fuerte hasta el momento. Además de la población local, se habían marchado la mayoría de los trabajadores y de los extranjeros que hacían turismo fuera de temporada. Por primera vez en mucho tiempo, Santorini estaba tranquila. “He oído que hay turistas que se van y piden a los hoteleros que les devuelvan el dinero”, dice desde Atenas Artemios Drossos, que en Fira lleva más de veinte años al frente del restaurante Grandma's. “Es fácil entender por qué, lo que está ocurriendo es muy poco natural, un terremoto tras otro y tan seguidos, pero yo personalmente me he acostumbrado a ellos y he reservado para el fin de semana un vuelo de regreso desde Atenas, tengo cosas que hacer y lo estoy deseando”. “Ahora podemos escuchar música solos y tomar café a solas”, dijo a la agencia de noticias Associated Press el policía jubilado y trabajador naútico Panagiotis Hatzigeorgiou. Santorini, en el archipiélago de las Cícladas, es un destino de atractivo mundial. El año pasado 3,5 millones de turistas visitaron la isla, la más popular de Europa, que debe gran parte de su belleza a una erupción volcánica de hace 3.500 años. Considerada la más grande en la historia de la humanidad, la erupción le dio forma de media luna, cubriéndola de ceniza y creando unos gigantescos acantilados de lava. Las aguas que rodean Santorini se han visto sacudidas en las últimas 72 horas por una serie de terremotos de intensidad inusitada. Se han registrado más de 300 temblores submarinos, muchos de ellos de magnitud superior a 4,5. Al Ministerio de Protección Civil de Grecia le llevó menos de cincuenta minutos ordenar el cierre de todos los colegios en Santorini y en otras 12 islas del Egeo el martes antes de las 8 h, cuando los escolares suelen empezar las clases: los sismógrafos habían registrado seis terremotos, de magnitud 4,8 y 4,9 en dos casos. Miles de personas abandonan Santorini mientras los seísmos siguen sacudiendo la isla EFE/EPA/CHRISTOS YANTSIS Los sismólogos coinciden: la falla entre Santorini y Amorgos, la más oriental de las islas Cícladas, se ha “activado”. La misma falla que en 1956 desencadenó un terremoto y un tsunami devastadores (de magnitud 7,7), que provocaron 53 muertes y más de 100 heridos. “Toda la gente que conozco ha dormido fuera, en sus coches, con un miembro de
Miles de turistas y residentes han huido de la isla griega por temor a una erupción volcánica o a un terremoto mayor
Veroniki Balabonidi decidió que había llegado el momento de abandonar Santorini el segundo día que sintió temblar el suelo bajo sus pies. Ella y sus dos hijos pequeños viajaban a las 4:30 h del domingo al puerto del Pireo en un ferry cargado de familias que huían de la isla del Egeo.
“Estaba completamente abarrotado de residentes como nosotros, cansados de la incertidumbre”, explica Veroniki desde la casa de sus suegros en Atenas. “Sentir temblar la tierra con tanta frecuencia es muy inquietante, pero no era tanto por eso, los lugareños estamos acostumbrados a los terremotos; la verdadera preocupación era por el volcán, el miedo a que entrase en erupción y empezase a expulsar un humo muy tóxico”.
Hasta el martes, unas 6.000 personas han seguido su ejemplo usando cualquier medio a su alcance para irse de Santorini: aviones, barcos y hasta yates privados y lanchas de recreo (algunas estimaciones cifran el éxodo en casi el doble de personas). Aegean, la aerolínea nacional de Grecia, anunció que desde el lunes había multiplicado por dos los vuelos a la isla, y que en 48 horas había trasladado a 2.700 pasajeros de Santorini a Atenas.
En Fira, la espectacular ciudad en lo alto de un acantilado de Santorini, las calles estaban inquietantemente desiertas al caer la noche del martes. Las tiendas y las tabernas habían cerrado tras un día salpicado de temblores en el que llegó a haber uno de magnitud 5,0, el más fuerte hasta el momento.
Además de la población local, se habían marchado la mayoría de los trabajadores y de los extranjeros que hacían turismo fuera de temporada. Por primera vez en mucho tiempo, Santorini estaba tranquila.
“He oído que hay turistas que se van y piden a los hoteleros que les devuelvan el dinero”, dice desde Atenas Artemios Drossos, que en Fira lleva más de veinte años al frente del restaurante Grandma's. “Es fácil entender por qué, lo que está ocurriendo es muy poco natural, un terremoto tras otro y tan seguidos, pero yo personalmente me he acostumbrado a ellos y he reservado para el fin de semana un vuelo de regreso desde Atenas, tengo cosas que hacer y lo estoy deseando”.
“Ahora podemos escuchar música solos y tomar café a solas”, dijo a la agencia de noticias Associated Press el policía jubilado y trabajador naútico Panagiotis Hatzigeorgiou.
Santorini, en el archipiélago de las Cícladas, es un destino de atractivo mundial. El año pasado 3,5 millones de turistas visitaron la isla, la más popular de Europa, que debe gran parte de su belleza a una erupción volcánica de hace 3.500 años. Considerada la más grande en la historia de la humanidad, la erupción le dio forma de media luna, cubriéndola de ceniza y creando unos gigantescos acantilados de lava.
Las aguas que rodean Santorini se han visto sacudidas en las últimas 72 horas por una serie de terremotos de intensidad inusitada. Se han registrado más de 300 temblores submarinos, muchos de ellos de magnitud superior a 4,5.
Al Ministerio de Protección Civil de Grecia le llevó menos de cincuenta minutos ordenar el cierre de todos los colegios en Santorini y en otras 12 islas del Egeo el martes antes de las 8 h, cuando los escolares suelen empezar las clases: los sismógrafos habían registrado seis terremotos, de magnitud 4,8 y 4,9 en dos casos.
Los sismólogos coinciden: la falla entre Santorini y Amorgos, la más oriental de las islas Cícladas, se ha “activado”. La misma falla que en 1956 desencadenó un terremoto y un tsunami devastadores (de magnitud 7,7), que provocaron 53 muertes y más de 100 heridos.
“Toda la gente que conozco ha dormido fuera, en sus coches, con un miembro de la familia despierto durante la noche para vigilar”, dice Veroniki Balabonidi. “Tengo 38 años y nunca había vivido algo así, está todo el mundo en vilo”, añade.
Para los expertos en catástrofes naturales, la gran pregunta es si esta actividad sísmica es precursora de un terremoto mucho más potente, con la posibilidad de que se desencadene un tsumani, o incluso de una erupción volcánica.
A medida que se intensifican los temblores de tierra también se han multiplicado los desprendimientos de rocas. Los equipos de rescate y emergencias enviados a la isla relatan que el estruendo es casi constante por las ondas sónicas.
El volcán de Santorini entró en erupción por última vez en 1950 y, según los expertos, se acerca el momento de que vuelva a “resoplar”. Ocho kilómetros al noroeste de la isla hay otro volcán también activo. Es submarino y ha causado más alarma por su mayor cercanía con los epicentros de los seísmos.
La semana pasada, el Ministerio de Protección Civil y Crisis Climática de Grecia comunicó que los sensores habían detectado una “actividad sísmico-volcánica leve” en el interior de la caldera de la isla.
“Creemos que el volcán tiene pequeñas explosiones cada 50 años en promedio... así que estamos dentro del plazo [para que ocurra]”, dijo Costas Synolakis, investigador de renombre internacional en desastres naturales, que descartó la posibilidad de una explosión mayor, de las que ocurren “cada 17.000 años”.
“Tenemos que vigilar muy de cerca al volcán, no podemos descartar ningún escenario”, ddeclaaaró a la cadena de televisión Skai TV.
Algunos siguen sin inquietarse. El japonés Wataru Saito, economista de 43 años, habló con la agencia de noticias AFP tras pasar un día en la isla. “No estoy tan preocupado por el terremoto o por el volcán porque vengo de Tokio”, relató.
Traducción de Francisco de Zárate.