Enrique Moradiellos : «La hiperprofesionalización tan temprana está afectando a la calidad de nuestros representantes políticos»

El ciclo 'Letras en Sevilla' de Cajasol ha continuado en su tercer y último día con una segunda sesión titulada '¿Dónde están hoy los Sagasta y Castelar? La evolución de la clase política del XIX al XXI', que ha estado protagonizada por el historiador Enrique Moradiellos , miembro de la Real Academia de la Historia de España. El Premio Nacional de Historia de España en 2017 ha reflexionado en el patio de la Fundación Cajasol de Sevilla sobre la relación entre la calidad política y la de la ciudadanía , incidiendo en que la actuación de los representantes tiene mucho que ver con el nivel de las personas que los escogieron. Comenzó con un agradecimiento a los coordinadores, Arturo Pérez-Reverte y Jesús Vigorra, y a la Fundación Cajasol por la invitación. Moradiellos calificó de «desafío intelectual» la conferencia que se disponía a impartir. El título, '¿Dónde están hoy los Sagasta y Castelar?', se refería al papel que entonces desempeñaron estas grandes figuras, su calidad de líderes políticos, y la comparación con la de nuestros actuales representantes, afectados por la temprana hiperprofesionalización y la simplificación de sus mensajes para un público global. Uno de los grandes cambios en la clase política española ha sido la inclusión de un mayor número de mujeres . Desde la primera aparición de una mujer en el Gobierno en 1981 se ha ido ampliando de forma radical hasta alcanzar prácticamente la paridad en la actualidad, algo similar a lo que ha ocurrido en el Congreso de los Diputados. Se trata de un proceso que no es exclusivo de España, sino metanacionales, comunes a todo Occidente. También es destacable la reducción de la edad media de acceso al cargo en nuestros representantes políticos. En la Restauración, esta era de 55 años, que en la época eran prácticamente ancianos. En la República y el régimen franquista, esta bajó hasta los 48 y los 50 años, respectivamente, en paralelo al aumento de la esperanza de vida. Ya de nuevo en democracia, la edad media de los diputados descendió hasta los 45 años, tendencia que actualmente sigue dándose, con políticos cada vez más jóvenes. Moradiellos también incide en la formación académica de la clase política como otro de los cambios fundamentales. Los titulares del siglo XIX y XX tenían casi en su totalidad título universitaria, sólo cinco no la tenían. Y de todos ellos, más del 75 % habían estudiado Derecho. Política y derecho era un binomio muy popular, pero también lo sigue siendo a día de hoy, siendo los estudios que más predominan entre los parlamentarios de la actualidad, habiéndose alcanzado la práctica totalidad de titulados universitarios. Un cuarto aspecto es la ocupación profesional de los políticos. «En España los ministros son abrumadoramente juristas de oficio» (de abogados, jueces, fiscales, notarios...), seguidos de los militares de las tres armas y los profesores y docentes, a mucha distancia de los demás perfiles profesionales. La principal diferencia es que los militares han desaparecido de la esfera política, y los economistas han ganado bastante terreno, por detrás de juristas y docentes, si bien en Andalucía los profesores son los que más prevalecen. El origen geográfico de los representantes es otro de los puntos que señaló el historiador, sin tener tanto que ver con su demográfica. Destaca, pese a su marginación en el aspecto económico e industrial, Andalucía, que «se lleva la palma como cantera de extracción de ministros durante dos siglos, seguida a muy escasa distancia de Castilla la Nueva». Esta prevalencia sigue vigente en la actualidad, aunque todos los gobiernos han querido tener una presencia ecuánime de todas las regiones existentes. A la hora de comparar las formas de los políticos a la hora de dirigirse a la gente, Moradiellos tomó como ejemplos discursos de Emilio Castelar, Esperanza Aguirre y Pedro Sánchez. De dos largos párrafos por página y oraciones con muchas palabras se ha pasado a entre cinco y siete párrafos breves con oraciones simples y de pocas palabras. Los políticos han pasado de ser oradores de una sintaxis bastante compleja , casi literaria, con textos muy elaborados para ser escuchados y sobre todo leídos, a ser comunicadores de mensajes muy sencillos , a veces prácticamente enunciativos, sin ninguna pretensión literaria y con una mínima complejidad léxica y sintáctica. La reducción métrica y simplificación discursiva es un reflejo de la misma tendencia en el conjunto de la sociedad española. Como muestra de ello sólo hay que fijarse en la prensa y en los libros de estilo de los medios de comunicación: «Es el triunfo de la consigna». Además, los políticos actualmente basan su carrera profesional desde muy temprano en dedicarse a la política , sin otro oficio que el cargo que ocupan. Una hiperprofesionalización que, si bien no produce rechazo en el electorado, sí que está afectando a la calidad de la labor decisoria de los representantes por la falta de experiencia de tener un trabajo y por la generación de int

Feb 5, 2025 - 21:10
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Enrique Moradiellos : «La hiperprofesionalización tan temprana está afectando a la calidad de nuestros representantes políticos»
El ciclo 'Letras en Sevilla' de Cajasol ha continuado en su tercer y último día con una segunda sesión titulada '¿Dónde están hoy los Sagasta y Castelar? La evolución de la clase política del XIX al XXI', que ha estado protagonizada por el historiador Enrique Moradiellos , miembro de la Real Academia de la Historia de España. El Premio Nacional de Historia de España en 2017 ha reflexionado en el patio de la Fundación Cajasol de Sevilla sobre la relación entre la calidad política y la de la ciudadanía , incidiendo en que la actuación de los representantes tiene mucho que ver con el nivel de las personas que los escogieron. Comenzó con un agradecimiento a los coordinadores, Arturo Pérez-Reverte y Jesús Vigorra, y a la Fundación Cajasol por la invitación. Moradiellos calificó de «desafío intelectual» la conferencia que se disponía a impartir. El título, '¿Dónde están hoy los Sagasta y Castelar?', se refería al papel que entonces desempeñaron estas grandes figuras, su calidad de líderes políticos, y la comparación con la de nuestros actuales representantes, afectados por la temprana hiperprofesionalización y la simplificación de sus mensajes para un público global. Uno de los grandes cambios en la clase política española ha sido la inclusión de un mayor número de mujeres . Desde la primera aparición de una mujer en el Gobierno en 1981 se ha ido ampliando de forma radical hasta alcanzar prácticamente la paridad en la actualidad, algo similar a lo que ha ocurrido en el Congreso de los Diputados. Se trata de un proceso que no es exclusivo de España, sino metanacionales, comunes a todo Occidente. También es destacable la reducción de la edad media de acceso al cargo en nuestros representantes políticos. En la Restauración, esta era de 55 años, que en la época eran prácticamente ancianos. En la República y el régimen franquista, esta bajó hasta los 48 y los 50 años, respectivamente, en paralelo al aumento de la esperanza de vida. Ya de nuevo en democracia, la edad media de los diputados descendió hasta los 45 años, tendencia que actualmente sigue dándose, con políticos cada vez más jóvenes. Moradiellos también incide en la formación académica de la clase política como otro de los cambios fundamentales. Los titulares del siglo XIX y XX tenían casi en su totalidad título universitaria, sólo cinco no la tenían. Y de todos ellos, más del 75 % habían estudiado Derecho. Política y derecho era un binomio muy popular, pero también lo sigue siendo a día de hoy, siendo los estudios que más predominan entre los parlamentarios de la actualidad, habiéndose alcanzado la práctica totalidad de titulados universitarios. Un cuarto aspecto es la ocupación profesional de los políticos. «En España los ministros son abrumadoramente juristas de oficio» (de abogados, jueces, fiscales, notarios...), seguidos de los militares de las tres armas y los profesores y docentes, a mucha distancia de los demás perfiles profesionales. La principal diferencia es que los militares han desaparecido de la esfera política, y los economistas han ganado bastante terreno, por detrás de juristas y docentes, si bien en Andalucía los profesores son los que más prevalecen. El origen geográfico de los representantes es otro de los puntos que señaló el historiador, sin tener tanto que ver con su demográfica. Destaca, pese a su marginación en el aspecto económico e industrial, Andalucía, que «se lleva la palma como cantera de extracción de ministros durante dos siglos, seguida a muy escasa distancia de Castilla la Nueva». Esta prevalencia sigue vigente en la actualidad, aunque todos los gobiernos han querido tener una presencia ecuánime de todas las regiones existentes. A la hora de comparar las formas de los políticos a la hora de dirigirse a la gente, Moradiellos tomó como ejemplos discursos de Emilio Castelar, Esperanza Aguirre y Pedro Sánchez. De dos largos párrafos por página y oraciones con muchas palabras se ha pasado a entre cinco y siete párrafos breves con oraciones simples y de pocas palabras. Los políticos han pasado de ser oradores de una sintaxis bastante compleja , casi literaria, con textos muy elaborados para ser escuchados y sobre todo leídos, a ser comunicadores de mensajes muy sencillos , a veces prácticamente enunciativos, sin ninguna pretensión literaria y con una mínima complejidad léxica y sintáctica. La reducción métrica y simplificación discursiva es un reflejo de la misma tendencia en el conjunto de la sociedad española. Como muestra de ello sólo hay que fijarse en la prensa y en los libros de estilo de los medios de comunicación: «Es el triunfo de la consigna». Además, los políticos actualmente basan su carrera profesional desde muy temprano en dedicarse a la política , sin otro oficio que el cargo que ocupan. Una hiperprofesionalización que, si bien no produce rechazo en el electorado, sí que está afectando a la calidad de la labor decisoria de los representantes por la falta de experiencia de tener un trabajo y por la generación de intereses transpartidistas, como ha advertido el historiador al final de su exposición.