El mayor crimen de los Oscars 2025 está en la categoría de mejor dirección de fotografía

Como suele ocurrir cada año por estas fechas, el reparto de nominaciones a los Oscars por parte de la Academia de Hollywood, además de las predicciones de rigor y los análisis a fondo del devenir de la temporada de premios, ha traído bajo el brazo los inevitables cabreos. Este año, han girado principalmente en torno al exceso de entusiasmo hacia una 'Emilia Pérez' que me encantó, pero que no considero merecedora de 13 menciones, de la ausencia de 'Look Back' en la categoría de animación y del caso omiso a una 'Civil War' que merecía estar en las quinielas. Como soy yo el que está firmando este texto podrás imaginar que, si vengo a quejarme, es por algo relacionado con una categoría de mejor dirección de fotografía que, si bien es bastante justa en lo que respecta a la calidad de sus competidoras, ha dejad fuera de la lista a una de las grandes obras del año: una 'Cónclave' capaz de mirar cara a cara a espectáculos como 'Dune 2' y catedrales fotoquímicas como la fastuosa 'The Brutalist'. En Espinof El secreto de ‘Longlegs’ para meterse bajo la piel está en su dirección de fotografía, y Nicolas Cage fue determinante para moldearla Los motivos para reivindicar la presencia en Stéphane Fontaine en la pugna por convertirse en el mejor DOP del año, más que suficientes, son demasiados. Y es que el francés, que aterrizó en el largometraje de Edward Berger por la falta de disponibilidad de James Friend, director de fotografía habitual del director y ganador del Oscar por su colaboración en 'Sin novedad en el frente', ha convertido lo que podría haber sido un ejercicio de suspense telefilmesco en una tensa obra de arte. La luz y el color al servicio de la narrativa El cine es un medio artístico colaborativo, y el trabajo de Fontaine surge y se enriquece de su sinergia con los departamentos de vestuario y diseño de producción, justamente nominados por la Academia. Una cooperación que, en primera instancia, queda reflejada en la paleta de colores, dominada por unos rojos, blancos y negros que generan un contraste cromático que dota cada plano de una intensidad vibrante y magnética. Por supuesto, cualquier decisión visual debe —o, en teoría, debería— estar tomada y supeditada íntegramente a la narrativa, y el caso de 'Conclave' lo ejemplifica a la perfección comenzando, precisamente, por su aproximación al color, en la que el intenso rojo que visten los cardenales encuentra una nota disonante en el particular azul empleado en los hábitos de las monjas; haciendo coexistir dos colores primarios —que no complementarios— para representar visualmente el cariz disruptor del personaje de Isabella Rossellini y sus hermanas. Pigmentos aparte, resulta extraordinario el modo en que la iluminación también fortalece el drama de la cinta y es capaz de resumir las relaciones entre Lawrence y el resto de cardenales con un recurso tan simple en concepción como complejo en ejecución: jugar con los ratios de contraste, con la dureza de la luz —y, en consecuencia, de las sombras— y con la difusión para marcar la confianza que tiene el protagonista con los personajes con los que comparte escena. Igualmente, la luz es clave para alimentar la atmósfera opresiva que envuelve un relato narrado entre cuatro paredes, iluminando la inmensa mayoría de los interiores-día con fuentes artificiales para, progresivamente, introducir luz natural conforme se acerca un tercer acto que bien podría simbolizar un nuevo amanecer para la iglesia y para la relación con la fe de Lawrence. Si a esto le sumamos el apoyo de una relación de aspecto de 2.35:1 que atrapa a las piezas de ajedrez en el tablero de habitaciones y pasillos en el que ejecutan su peculiar juego de tronos, la claustrofobia está asegurada. Pero, por encima de todo esto, si algo hace que ignorar a 'Cónclave' en la categoría de mejor dirección de fotografía sea poco menos que un crimen, es el modo en que Stéphane Fontaine y Edward Berger subvierten todas las expectativas que pueden tenerse hacia este tipo de producción, huyendo de lo esperado en todo momento. Su Capilla Sixtina se mueve entre lo documental y la más estricta fantasía, su uso de los zooms en pleno 2024 —sin voluntad de ocultarlo— es valiente y digno de elogio, su planificación y tratamiento de cámara logra convertir cada escena de votación en una experiencia radicalmente opuesta a la anterior en términos visuales... un cúmulo de decisiones que convierten los 115 de metraje del filme en un auténtico y maravilloso suspiro. ¿A quién nos cargamos? Ahora bien, llegados a este punto surge una gran pregunta: ¿Qué película descartamos para ceder su puesto a 'Cónclave'? Las mencionadas 'Dune 2' y 'The Brutalist' tienen sus menciones más que justificadas; el juego de claroscuros, filtros ortocromáticos y escotópicos y movimientos de cámara de 'Nosferatu' b

Ene 26, 2025 - 13:32
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El mayor crimen de los Oscars 2025 está en la categoría de mejor dirección de fotografía

El mayor crimen de los Oscars 2025 está en la categoría de mejor dirección de fotografía

Como suele ocurrir cada año por estas fechas, el reparto de nominaciones a los Oscars por parte de la Academia de Hollywood, además de las predicciones de rigor y los análisis a fondo del devenir de la temporada de premios, ha traído bajo el brazo los inevitables cabreos. Este año, han girado principalmente en torno al exceso de entusiasmo hacia una 'Emilia Pérez' que me encantó, pero que no considero merecedora de 13 menciones, de la ausencia de 'Look Back' en la categoría de animación y del caso omiso a una 'Civil War' que merecía estar en las quinielas.

Como soy yo el que está firmando este texto podrás imaginar que, si vengo a quejarme, es por algo relacionado con una categoría de mejor dirección de fotografía que, si bien es bastante justa en lo que respecta a la calidad de sus competidoras, ha dejad fuera de la lista a una de las grandes obras del año: una 'Cónclave' capaz de mirar cara a cara a espectáculos como 'Dune 2' y catedrales fotoquímicas como la fastuosa 'The Brutalist'.

Los motivos para reivindicar la presencia en Stéphane Fontaine en la pugna por convertirse en el mejor DOP del año, más que suficientes, son demasiados. Y es que el francés, que aterrizó en el largometraje de Edward Berger por la falta de disponibilidad de James Friend, director de fotografía habitual del director y ganador del Oscar por su colaboración en 'Sin novedad en el frente', ha convertido lo que podría haber sido un ejercicio de suspense telefilmesco en una tensa obra de arte.

La luz y el color al servicio de la narrativa

El cine es un medio artístico colaborativo, y el trabajo de Fontaine surge y se enriquece de su sinergia con los departamentos de vestuario y diseño de producción, justamente nominados por la Academia. Una cooperación que, en primera instancia, queda reflejada en la paleta de colores, dominada por unos rojos, blancos y negros que generan un contraste cromático que dota cada plano de una intensidad vibrante y magnética.

Por supuesto, cualquier decisión visual debe —o, en teoría, debería— estar tomada y supeditada íntegramente a la narrativa, y el caso de 'Conclave' lo ejemplifica a la perfección comenzando, precisamente, por su aproximación al color, en la que el intenso rojo que visten los cardenales encuentra una nota disonante en el particular azul empleado en los hábitos de las monjas; haciendo coexistir dos colores primarios —que no complementarios— para representar visualmente el cariz disruptor del personaje de Isabella Rossellini y sus hermanas.

Pigmentos aparte, resulta extraordinario el modo en que la iluminación también fortalece el drama de la cinta y es capaz de resumir las relaciones entre Lawrence y el resto de cardenales con un recurso tan simple en concepción como complejo en ejecución: jugar con los ratios de contraste, con la dureza de la luz —y, en consecuencia, de las sombras— y con la difusión para marcar la confianza que tiene el protagonista con los personajes con los que comparte escena.

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Igualmente, la luz es clave para alimentar la atmósfera opresiva que envuelve un relato narrado entre cuatro paredes, iluminando la inmensa mayoría de los interiores-día con fuentes artificiales para, progresivamente, introducir luz natural conforme se acerca un tercer acto que bien podría simbolizar un nuevo amanecer para la iglesia y para la relación con la fe de Lawrence. Si a esto le sumamos el apoyo de una relación de aspecto de 2.35:1 que atrapa a las piezas de ajedrez en el tablero de habitaciones y pasillos en el que ejecutan su peculiar juego de tronos, la claustrofobia está asegurada.

Pero, por encima de todo esto, si algo hace que ignorar a 'Cónclave' en la categoría de mejor dirección de fotografía sea poco menos que un crimen, es el modo en que Stéphane Fontaine y Edward Berger subvierten todas las expectativas que pueden tenerse hacia este tipo de producción, huyendo de lo esperado en todo momento. Su Capilla Sixtina se mueve entre lo documental y la más estricta fantasía, su uso de los zooms en pleno 2024 —sin voluntad de ocultarlo— es valiente y digno de elogio, su planificación y tratamiento de cámara logra convertir cada escena de votación en una experiencia radicalmente opuesta a la anterior en términos visuales... un cúmulo de decisiones que convierten los 115 de metraje del filme en un auténtico y maravilloso suspiro.

¿A quién nos cargamos?

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Ahora bien, llegados a este punto surge una gran pregunta: ¿Qué película descartamos para ceder su puesto a 'Cónclave'? Las mencionadas 'Dune 2' y 'The Brutalist' tienen sus menciones más que justificadas; el juego de claroscuros, filtros ortocromáticos y escotópicos y movimientos de cámara de 'Nosferatu' bien merece tener a Jarin Blaschke nominado; y el juego de relaciones de aspecto y película fotoquímica de 35mm, 16mm y 8mm firmado por Ed Lachlan en 'Callas', más de lo mismo.

Dicho esto, 'Emilia Pérez', pese a la sólida labor de Paul Guilhaume, que extrae oro de los sets construidos y la libertad que ofrecen durante los números musicales, sería mi descartada; llegando a poner por encima de ella la desmadrada e impactante fiesta de fluidos, colores saturados y contrastes imposibles de Benjamin Kracun en 'La sustancia'.

Sobre quién ganará —o quién me gustaría que ganase— el Oscar a la mejor dirección de fotografía hablaremos en otro momento, porque en pocas ediciones he tenido el corazón tan, tan, pero que tan dividido...

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La noticia El mayor crimen de los Oscars 2025 está en la categoría de mejor dirección de fotografía fue publicada originalmente en Espinof por Víctor López G. .