El águila de nuestro escudo no nació para ser enjaulada
Forbes México. El águila de nuestro escudo no nació para ser enjaulada La riqueza geográfica y territorial de México es envidia de muchas naciones, pero, aun así, nuestro país parece no despegarse de la medianía y desarrollarse verdaderamente como su grandioso potencial lo sugeriría. El águila de nuestro escudo no nació para ser enjaulada Invitado Forbes
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El águila de nuestro escudo no nació para ser enjaulada
Por Luis Javier Álvarez Alfeirán*
México ha forjado su propio destino a lo largo de los siglos, desde la época prehispánica hasta nuestros días. La historia de nuestro país no ha pasado desapercibida para el mundo. La influencia maya sigue siendo tema de estudio en las grandes universidades de todo el planeta, la riqueza de nuestro territorio descubierta por los colonizadores españoles enriqueció Europa y llevó nuevos sabores que hasta hoy siguen siendo sorpresa para los más refinados paladares. El territorio perdido ante los Estados Unidos aporta gran parte de su Producto Interno Bruto.
La riqueza geográfica y territorial de México es envidia de muchas naciones, pero, aun así, nuestro país parece no despegarse de la medianía y desarrollarse verdaderamente como su grandioso potencial lo sugeriría. ¿qué pasa? Tenemos historia, cultura, riqueza, mares y montañas, tenemos una calidad humana como pocos países y sin embargo seguimos en la batalla de la mediocridad económica y aun así, ser parte de las economías más importantes del planeta.
Hoy nuestro país no ha podido dar el paso que lo saque de “la media tabla”; seguimos alabando la grandeza de nuestro pasado olvidándonos de ver hacia el futuro; nuestros jóvenes, que tienen la ventana de nuestro planeta en la palma de su mano, no se quedarán allí esperando que se desarrolle; si no encuentran las condiciones correctas buscarán saciar sus ambiciones y alimentar su futuro en otras culturas, México puede perder su riqueza más valiosa: su gente, aquellos capaces de transformar la realidad y romper paradigmas. El país necesita despertar de una vez por todas, quitarse la mordaza del crimen organizado que nos ahoga y nubla nuestros horizontes de grandeza, que ahorca el sueño de una generación naciente y mata sus ilusiones. ¡Es ahora o será tarde!
Y los retos no sólo quedan en la historia que más recientemente hemos venido forjando y permitiendo. Hoy llega un nuevo gobierno a los Estados Unidos con el planteamiento de devolverles su propia grandeza, bajo el lema del MAGA, México parece una amenaza, con pinceladas de verdad haciendo que el hastío llegue con tintes de radicalización. Nuestras fronteras serán dique y custodia de miles de sueños, de muchas personas de diversas partes del mundo que no podrán entrar a la Unión Americana y es aquí donde tendremos que demostrar que somos diferentes, México deberá defender su postura e independencia con firmeza pero también con acciones sólidas de cambio, deberemos demostrar que somos capaces de ser un sociedad humanitariamente hospitalaria con aquellos que han sido relegados, pero sin agachar la cabeza doblegados y sometidos.
Como ejemplo, la cocina mexicana ha ganado su respeto gracias a que grandes cocineros se han tomado en serio su labor de llevarla a lo más alto, sin miramientos ni complejos; eso mismo puede lograrse en los distintos ámbitos de nuestra sociedad, pero para ello hay que tomar la sartén por el mango y arriesgarse sabiendo que vale la pena.
Las quejas y la diplomacia no alcanzarán si no van acompañadas de las acciones para revertir esa cultura pasiva y mediocre que llevamos cargando ya por décadas. No es sólo responsabilidad de los gobernantes o de las circunstancias sino de cada uno de nosotros como ciudadanos, somos nosotros quienes debemos decidir ser honestos, organizados, dedicados, puntuales, cumplidos, etcétera.
El águila que nos representa en el escudo nacional no puede quedarse de pie sobre el nopal, sólo está allí para alimentar su fuerza y alzar el vuelo conquistando los cielos, habrá quien quiera enjaularla para admirarla, pero así pierde su belleza y su envergadura, pierde su majestuosidad y no puede demostrar su potencial. El águila debe ser liberada para que cumpla con su misión divina. México recuperará su grandeza y su prestigio cuando decida volar alto alejándose de la comodidad de la tierra. México será respetado cuando nosotros mismos lo respetemos.
No nos molestemos por lo que otros dicen de nosotros, demostremos que somos diferentes en los hechos, de lo contrario, no nos quedará sino asumir lo que parecemos.
Contacto:
*Luis Javier Álvarez Alfeirán, MA, es director de Le Cordon Bleu-Anáhuac.
Correo: lalvarez@cordonbleu.edu
Twitter: @DirectorLCBMx
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