David Penchyna Grub: Los tres Trumps

La nueva administración en Estados Unidos debe entenderse en forma y fondo. En la forma, la apoteósica inauguración de Donald Trump como presidente, con todos los billonarios de la tecnología detrás de él, con sus enemigos históricos en primera fila aplaudiendo, y la toma absoluta del Partido Republicano, sustituido en los hechos por el movimiento MAGA, han ocupado la agenda política y mediática global en las últimas semanas. Trump quiso no sólo imponer agenda, sino mostrar ritmo y vitalidad. A diferencia de la criticada parsimonia de Joe Biden, Trump empezó a toda velocidad, firmando decenas de órdenes ejecutivas, dando conferencias de prensa, sentando la posición de Estados Unidos en Davos, y regresando en cuestión de horas a dar instrucciones a las pasmadas autoridades locales de Los Ángeles, tras días de crisis por los incendios. En pocas palabras, Trump ha dado una cátedra de poder. Si los votos, el momentum, la polarización de la sociedad, la xenofobia y la crisis profunda de los valores y las democracias de Occidente le han dado esa posibilidad, por qué un hombre como él, acostumbrado a la negociación, a presionar, a intimidar y a ganar, habría de ceder un centímetro de poder a sus rivales. Un hombre cercano a cumplir los 80 años, con la revancha política más importante del siglo, no solamente no compartirá el poder, sino que aprovechará cada minuto de su mandato de cuatro años, para implementar la visión del mundo de esa base electoral que lo llevó nuevamente a la Casa Blanca.

Ene 27, 2025 - 15:41
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David Penchyna Grub: Los tres Trumps
La nueva administración en Estados Unidos debe entenderse en forma y fondo. En la forma, la apoteósica inauguración de Donald Trump como presidente, con todos los billonarios de la tecnología detrás de él, con sus enemigos históricos en primera fila aplaudiendo, y la toma absoluta del Partido Republicano, sustituido en los hechos por el movimiento MAGA, han ocupado la agenda política y mediática global en las últimas semanas. Trump quiso no sólo imponer agenda, sino mostrar ritmo y vitalidad. A diferencia de la criticada parsimonia de Joe Biden, Trump empezó a toda velocidad, firmando decenas de órdenes ejecutivas, dando conferencias de prensa, sentando la posición de Estados Unidos en Davos, y regresando en cuestión de horas a dar instrucciones a las pasmadas autoridades locales de Los Ángeles, tras días de crisis por los incendios. En pocas palabras, Trump ha dado una cátedra de poder. Si los votos, el momentum, la polarización de la sociedad, la xenofobia y la crisis profunda de los valores y las democracias de Occidente le han dado esa posibilidad, por qué un hombre como él, acostumbrado a la negociación, a presionar, a intimidar y a ganar, habría de ceder un centímetro de poder a sus rivales. Un hombre cercano a cumplir los 80 años, con la revancha política más importante del siglo, no solamente no compartirá el poder, sino que aprovechará cada minuto de su mandato de cuatro años, para implementar la visión del mundo de esa base electoral que lo llevó nuevamente a la Casa Blanca.