Caroline De Mulder: «Las maternidades nazis han sido un tabú durante muchos años»
En un encuentro con periodistas, la autora belga ha explicado este martes que mientras se han hecho muchas obras históricas, literarias o cinematográficas relacionadas con los campos de exterminio nazis, poco se ha ahondado en los llamados «campos de la vida», ideados para crear a los futuros «caballeros del nuevo orden» y donde se «eliminaban... Leer más La entrada Caroline De Mulder: «Las maternidades nazis han sido un tabú durante muchos años» aparece primero en Zenda.
La escritora Caroline De Mulder lleva al lector hasta la primera maternidad nazi, la Heim Hochland, creada por Heinrich Himmler en 1936, en su nueva novela, Los niños de Himmler, donde muestra lo que ocurría en estos centros en apariencia idílicos en los que se buscaba «depurar y desarrollar la raza aria».
Publicada por Tusquets y por Edicions 62 en catalán, Los niños de Himmler transcurre cerca de Múnich, en 1944, no lejos de los embarrados campos de batalla de la Segunda Guerra Mundial ni tampoco de algunos campos de exterminio. Describe una casa de ambiente armonioso en la que hay mujeres embrazadas por alemanes, recién nacidos rubios, donde trabaja Helga, una enfermera modélica, y en la que también está ingresada Renée, una joven francesa preñada por un soldado alemán, mientras en el exterior deambula un preso polaco llamado Marek.
Traducida a trece idiomas, entre los que no se encuentran ni el alemán ni el noruego, Caroline De Mulder relata en la obra los hechos que acontecen en ese lugar, donde jóvenes embarazadas comen hortalizas frescas con bonitos cubiertos de plata, mientras esperan el día en el que Himmler y otros altos mandos del régimen nazi participen en las denominadas «ceremonias del nombre».
La escritora, que ha ganado diferentes premios con otras obras suyas, ha comentado que en esta ocasión quería adentrarse en la Segunda Guerra Mundial, desde un punto de vista diferente, con las mujeres como protagonistas. Tras documentarse profusamente, la novelista considera que la realidad de lo que fueron estas maternidades, repartidas por Alemania y también por otros países como Noruega, provoca «vértigo».
Los tres puntos de vista que ofrecen los personajes principales le permiten mostrar la historia «bajo todos los ángulos», con Helga sacrificando su vida personal y representando el «mal ordinario». A juicio de la escritora, para que exista el «mal absoluto» debe haber «personas ordinarias que lo posibiliten. No son monstruos, sino gente que en su momento decide solo seguir y obedecer».
Renée representa a aquellas mujeres que en los países invadidos por los alemanes quedaron embarazadas de algunos soldados, rechazadas por sus propias familias y, al acabar la contienda bélica, señaladas por sus conciudadanos, mientras que Marek le sirve para que la guerra «invada este gineceo, este espacio de paz».
Estas maternidades, a pesar de su ambiente «pseudoidílico», donde se calcula nacieron unos 8.000 niños, fueron lugares «monstruosos, sin amor, concebidos por Himmler, quien quería un rearmamento demográfico, obsesionado en devolver la sangre alemana a su pureza original, acogiendo a mujeres que seleccionaba, ya fueran alemanas o extranjeras» y también robando bebés «arios», calculándose que sólo de Polonia fueron extraídos unos 20.000.
De Mulder cree que con su libro, justo en un momento en el que quedan muy pocos supervivientes, «da una nueva vida» a estos niños, con «un destino y una vida muy duros, porque fueron mal vistos, incluso, maltratados», tras acabar la guerra y ser liberados los centros. Tampoco obvia que cuando un niño nacía en estas maternidades, dentro del proyecto Lebensborn, y no cumplía con lo que se esperaba de él, era llevado a otro lugar, donde se le practicaba la eutanasia.
Con la novela ha querido rendir homenaje a uno de ellos, Jürgen, quien por los documentos que ha consultado seguramente sufría una discapacidad mental y desapareció de la maternidad sin que ni siquiera haya hoy una sepultura. «Con la novela la idea es darle una nueva vida a este pequeño, un niño que me marcó, que fue una persona real», ha apuntado Caroline De Mulder, quien cree que ha dibujado un Himmler de ficción, aunque muy próximo a la realidad, muy vinculado con estas maternidades, donde apadrinaba a los niños que nacían el mismo día que él.
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