Carolina Yuste, doble candidata al Goya: “Hay muy poca diversidad en el cine español, todo el mundo está buenísimo”
La actriz, que ya tiene un cabezón por 'Carmen y Lola', opta al premio a la Mejor actriz protagonista por 'La infiltrada' y al Mejor corto documental por 'Ciao Bambina'Maria Arnal: “La IA no es un personaje que va a controlar el mundo, serán Trump y Elon Musk los que destruyan todo” Vídeo de la entrevista completa Carolina Yuste no para. Ha encadenado el éxito de La infiltrada, con el estreno de su debut en la dirección con el corto documental Ciao Bambino y ahora protagoniza todas las tardes de martes a sábado en el Teatro de la Abadía Caperucita en Manhattan, la obra basada en el texto de Carmen Martín Gaite. Por las dos primeras opta a los Goya que se entregan este sábado 8 de febrero en Granada. A pesar de toda la actividad, ella derrocha energía y naturalidad. Contesta como lo haría una amiga en una charla en una cafetería. Tampoco muestra cansancio, porque dice entre risas que es “muy dictadora con el descanso”. Por si fuera poco también se ha convertido en Massiel en la ficción para contar las bambalinas de aquella victoria en Eurovisión en la miniserie La canción. Es su año. En el que ha conseguido que un proyecto que primero parecía un “marrón” y se convirtiera en la película más taquillera del cine español dirigida por una mujer. Carolina Yuste no tiene miedo a mojarse, aunque sepa que eso tiene el riesgo del hate virulento en redes sociales, a los mensajes de odio y violentos que tantas veces ha recibido. Aun así, no puede evitarlo. Ella dice que hay días que le gustaría “ser más superficial”, pero su compromiso con lo que cree puede más. Ya tiene el Goya por Carmen y Lola, ¿eso quita presión? La presión me la colocan encima muchas veces. Hay algo que sucede externamente, que te dicen que te lo tienes que llevar y de repente sientes que si no te lo llevas estás decepcionando a la gente. Es como si te colocaran otras personas encima su propio deseo, que es normal y que yo lo entiendo. Me apetece disfrutarlo y me pone muy contenta La infiltrada, pero con la nominación a nuestro cortometraje documental que nace del amor total, y que lo han nominado, no quiero ir desde ese lugar, quiero ir en plan “aquí estamos y que pase lo que tenga que pasar”. Los premios son hermosos y yo me siento agradecida siempre de formar parte, porque al final significan una visibilidad, es una conquista de un espacio. ¿Ese buen rollo que se ve este año entre los nominados siempre ha estado ahí o es que algo está cambiando? Yo siempre lo he sentido así y me he sentido muy afortunada con los equipos que he tenido, porque siempre he encontrado gente muy guay. Hay de todo, evidentemente, como en todos lados, pero en general yo creo que es un oficio que requiere de una dedicación tan concreta, de una energía tan concreta, que da mucho miedo a veces, y eso provoca una empatía colectiva entre las que formamos parte de la industria. Yo he tenido mucha suerte, porque sí que conozco historias que son todo lo contrario, que son muy tóxicas, muy hostiles, muy violentas. ¿Aprende una también a identificar donde no quiere estar? Lo identificas siempre, lo que pasa es que no siempre puedes decidir irte. Yo no quiero estar en lugares violentos en el que traten mal a la gente. No a mí. A cualquier otra persona. Lo que hacemos es importante y a la vez no es nada importante. Para mí una buena directora o un buen director no es solo el que manda y el que decide, sino el que genera un ambiente y un equipo de trabajo divino en el que se capitanea bien el barco. Hay días que estoy cansadísima y digo: quiero ser superficial y no tener que estar todo el día hablando de todas las cosas, porque es agotador Carolina Yuste — Actriz Las mejores directoras con las que he currado son las que han generado equipos transversales. Gente buena, honesta, que cuando se pierden y no saben cómo solucionar una escena lo dicen. Que confían en que a lo mejor tu parte creativa también les puede ayudar y que no sienten ese miedo a que les estés quitando ese poder. Cosas como muy absurdas, pero que en esta profesión existen muchísimo porque hay muy poco trabajo del ego, muy poco trabajo personal. Entonces todo el rato yo sí que noto que a veces tengo que ir como haciéndome un poco de menos, no vaya a ser que la otra persona sienta que su poder se ve peligrado, cuando yo creo que lo que mola de esto es generar las cosas en colectivo. Imagino que una de esas directoras es Arantxa Echevarría. Mira, yo recuerdo que yo estaba en Badajoz, en casa de mi madre, y me llamó Arantxa y me dijo, “¿quieres hacer este marrón conmigo?” [risas]. Era muy al principio, todavía no habían escrito el guion ni nada y me contó un poco la historia por encima. Yo me cagué viva. ¿Dudó?
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La actriz, que ya tiene un cabezón por 'Carmen y Lola', opta al premio a la Mejor actriz protagonista por 'La infiltrada' y al Mejor corto documental por 'Ciao Bambina'
Maria Arnal: “La IA no es un personaje que va a controlar el mundo, serán Trump y Elon Musk los que destruyan todo”
Vídeo de la entrevista completa
Carolina Yuste no para. Ha encadenado el éxito de La infiltrada, con el estreno de su debut en la dirección con el corto documental Ciao Bambino y ahora protagoniza todas las tardes de martes a sábado en el Teatro de la Abadía Caperucita en Manhattan, la obra basada en el texto de Carmen Martín Gaite. Por las dos primeras opta a los Goya que se entregan este sábado 8 de febrero en Granada.
A pesar de toda la actividad, ella derrocha energía y naturalidad. Contesta como lo haría una amiga en una charla en una cafetería. Tampoco muestra cansancio, porque dice entre risas que es “muy dictadora con el descanso”. Por si fuera poco también se ha convertido en Massiel en la ficción para contar las bambalinas de aquella victoria en Eurovisión en la miniserie La canción. Es su año. En el que ha conseguido que un proyecto que primero parecía un “marrón” y se convirtiera en la película más taquillera del cine español dirigida por una mujer.
Carolina Yuste no tiene miedo a mojarse, aunque sepa que eso tiene el riesgo del hate virulento en redes sociales, a los mensajes de odio y violentos que tantas veces ha recibido. Aun así, no puede evitarlo. Ella dice que hay días que le gustaría “ser más superficial”, pero su compromiso con lo que cree puede más.
Ya tiene el Goya por Carmen y Lola, ¿eso quita presión?
La presión me la colocan encima muchas veces. Hay algo que sucede externamente, que te dicen que te lo tienes que llevar y de repente sientes que si no te lo llevas estás decepcionando a la gente. Es como si te colocaran otras personas encima su propio deseo, que es normal y que yo lo entiendo. Me apetece disfrutarlo y me pone muy contenta La infiltrada, pero con la nominación a nuestro cortometraje documental que nace del amor total, y que lo han nominado, no quiero ir desde ese lugar, quiero ir en plan “aquí estamos y que pase lo que tenga que pasar”. Los premios son hermosos y yo me siento agradecida siempre de formar parte, porque al final significan una visibilidad, es una conquista de un espacio.
¿Ese buen rollo que se ve este año entre los nominados siempre ha estado ahí o es que algo está cambiando?
Yo siempre lo he sentido así y me he sentido muy afortunada con los equipos que he tenido, porque siempre he encontrado gente muy guay. Hay de todo, evidentemente, como en todos lados, pero en general yo creo que es un oficio que requiere de una dedicación tan concreta, de una energía tan concreta, que da mucho miedo a veces, y eso provoca una empatía colectiva entre las que formamos parte de la industria. Yo he tenido mucha suerte, porque sí que conozco historias que son todo lo contrario, que son muy tóxicas, muy hostiles, muy violentas.
¿Aprende una también a identificar donde no quiere estar?
Lo identificas siempre, lo que pasa es que no siempre puedes decidir irte. Yo no quiero estar en lugares violentos en el que traten mal a la gente. No a mí. A cualquier otra persona. Lo que hacemos es importante y a la vez no es nada importante. Para mí una buena directora o un buen director no es solo el que manda y el que decide, sino el que genera un ambiente y un equipo de trabajo divino en el que se capitanea bien el barco.
Hay días que estoy cansadísima y digo: quiero ser superficial y no tener que estar todo el día hablando de todas las cosas, porque es agotador
Las mejores directoras con las que he currado son las que han generado equipos transversales. Gente buena, honesta, que cuando se pierden y no saben cómo solucionar una escena lo dicen. Que confían en que a lo mejor tu parte creativa también les puede ayudar y que no sienten ese miedo a que les estés quitando ese poder. Cosas como muy absurdas, pero que en esta profesión existen muchísimo porque hay muy poco trabajo del ego, muy poco trabajo personal. Entonces todo el rato yo sí que noto que a veces tengo que ir como haciéndome un poco de menos, no vaya a ser que la otra persona sienta que su poder se ve peligrado, cuando yo creo que lo que mola de esto es generar las cosas en colectivo.
Imagino que una de esas directoras es Arantxa Echevarría.
Mira, yo recuerdo que yo estaba en Badajoz, en casa de mi madre, y me llamó Arantxa y me dijo, “¿quieres hacer este marrón conmigo?” [risas]. Era muy al principio, todavía no habían escrito el guion ni nada y me contó un poco la historia por encima. Yo me cagué viva.
¿Dudó?
No podía dudar porque era Arantxa. Si hubiera sido otra persona, igual yo no estaba aquí. Porque un tema como el que es, con todo el ruido que genera… hay que ser muy inteligente para hilar con un discurso plural. Eso es muy difícil. Yo dije, “bueno, si nos tenemos que estrellar, nos estrellamos juntas”. Luego pensé que no sabía si la gente iba a querer ir a ver una peli sobre ETA, pero en realidad luego me he dado cuenta de que el ruido que hay es muy concreto y es de unos señores que lo usan. Eso es lo que para mí ha significado que haya funcionado tan bien en taquilla. Eso dice mucho de que estamos mucho más preparados de lo que nos quieren hacer creer para hablar de los temas que nos duelen y que nos han herido tanto como sociedad. Luego además ha funcionado con la academia, así que también superbién, pero no era algo para nada que yo pensase que pudiera ocurrir.
Cuando ganó en los Forqué dio un discurso sobre el uso político de las víctimas. Me imagino que pensó muy bien lo que quería decir, que era muy pensado, ¿cómo afrontó ese momento?
Con otros temas voy más tranqui, pero con este al principio iba muy asustada porque tengo muchas compañeras y muchos compañeros a los que de repente les han plantado un titular y les han machacado porque les han sacado algo de contexto, y porque las redes se convierten en lugares megahostiles, megatóxicos y eso hace que tengas un montón de miedo de decir cualquier cosa. Con este tema en concreto hay que ser cuidadosa y respetuosa, porque hay mucha gente muy herida. Entonces no me voy a meter.
Si veo que tú me estás queriendo llevar por un lugar para que yo te diga tres frases, pues no te la voy a decir. No lo digo por ti, pero a veces… A ver, que no somos idiotas, que aunque crean que las actrices somos idiotas, no lo somos. Hemos leído nuestros libritos, y yo veo cuando hay una persona entrevistándome que sé que me quiere llevar hacia un lugar y yo le miro así y digo: “No, no voy a ir”. Sobre todo porque no hay interés. Si algo me gustaría que sucediera con la peli es todo lo contrario al odio, a la crispación y al señalamiento. Lo que me gustaría que sucediera es que hubiera un espacio de diálogo y de reparación. Entonces intento afrontar las entrevistas que hemos tenido con la prensa desde ese lugar.
Ha mencionado las redes, ¿eso crea un miedo a posicionarse en una entrevista?, ¿tienen miedo las actrices y los actores más jóvenes a hacerlo?
Depende del día. Yo también hay días que estoy cansadísima y digo: quiero ser superficial y no tener que estar todo el día hablando de todas las cosas, porque es agotador a veces. Yo me he llevado una hostia el año pasado muy fuerte al darme cuenta de repente que no voy a cambiar el mundo. Es una bomba. Es muy doloroso. Puedes modificar hasta donde puedes modificar. No puedo tener tanto ego y tanto poder como para creer que puedo llegar tan lejos, y a la vez quiero estar bien. Quiero entender que la vida es una y que quiero disfrutar y quiero no estar todo el rato siendo política y reivindicativa, hacerlo todo superbién y no ser incoherente. Es imposible, no se puede. Creo que sí que hay un poco de miedo de alguna agente y a la vez, en mi caso, yo pienso que lo que yo soy es lo que yo soy. ¿Qué hago con eso? También te digo que no creo que las cosas que yo diga sean muy locas.
Estamos mucho más preparados de lo que nos quieren hacer creer para hablar de los temas que nos duelen y que nos han herido tanto como sociedad
Pero siempre va a pasar, van a decir lo que quieran dependiendo de lo expuestas que estemos a eso. Hay gente que aún no ha entendido que serían mucho más felices si no se dedicasen a machacar a los demás. Las redes exponencian muchísimo esa violencia y ese odio. Yo lo que hago es que en cuanto veo un comentario, porque a mí a veces me llegan comentarios muy violentos, bloqueo a esa persona y chao. Es que no te voy a dar ni un espacio de mi energía. No puede ser. También me preguntan mucho si no tengo miedo de que me dejen de llamar… Pues cariño, mira La infiltrada, ¿me explico? O sea, que tampoco es verdad, porque yo siempre hablo de ser justas y de derechos humanos y de los derechos de las personas a ser lo que son. No estoy diciendo que hay que matar a gente, que sí me parecería loquísimo y entonces diría “claro, esta persona que la veten”. Estoy hablando de cosas que para mí son de sentido común. Pero entiendo que haya gente que no quiera hacerlo.
La infiltrada ha roto muchos clichés que había en el cine español. Parecía que una mujer no podía dirigir un thriller, que una mujer no podía tener un presupuesto alto, ni reventar la taquilla…
Que los personajes femeninos no estén sexualizados, porque en los thrillers hay una sexualización de los personajes femeninos, eso es así. Es que es una película dirigida, escrita, producida, montada y protagonizada por mujeres. ¡Hombre si se nota! Y de repente aquí pasa todo eso y encima funciona en taquilla. A mí eso me da mucho gusto, porque es como para contarle a todos esos productores que les da mucho miedo darle ese dinerito a las directoras, porque solo hacen pelis íntimas, divinas, maravillosas, que a mí me encantan y son normalmente el cine que a mí me emociona, pero igual con unos presupuestos más altos también pueden hacer otras cosas.
La otra nominación es por Ciao Bambina, el corto documental donde retrata la transición de género de su amigo Afioco Gnecco y que creo que rompe muchos estereotipos creados desde el sector más reaccionario, ¿había algo de didáctico en hacer este corto?
Eso ha surgido solo. Lo importante para nosotros era contar su realidad y el proceso que estaba pasando, tanto a nivel burocrático como a nivel personal, porque han sido casi dos años, es todo muy largo. Él todavía no tiene el cambio en el DNI, no es un proceso tan fácil para que venga el mundo más terf y más tránsfobo a decir no, es que ahora se van a cambiar el DNI y van a entrar en los baños de las discotecas.
Me encantaría que también vieran el corto esas personas. Es que esta cosa que dicen del 'borrado' de mujeres yo pienso, ¿en serio tú crees que de toda la gente que a ti te oprime, de todo el sistema que a ti te oprime y te ha oprimido durante siglos, las que más te van a joder son las personas trans?, ¿no deberíamos coger fuerza para hacerlo juntes? Porque al final esto es mucho más sencillo. Al final estamos hablando de que la gente sea feliz y que la gente esté bien.
Hay otra reflexión muy interesante en el corto sobre la presión de la mirada, una presión que todo el mundo sufre.
Sí, pero las mujeres lo sufrimos más. Las personas trans, las personas disidentes de género lo sufren más.
¿Usted como mujer cuánto ha sufrido esa presión de la mirada?
Para nosotras lo más difícil es dejar de mirarnos como nos miramos a nosotras mismas, porque tenemos a un señor heterosexual dentro del cerebro, y es desde ahí desde donde nos miramos. Esto es una puta mierda. Hace poco leía una cosa, y es que vosotros sois personas que observáis, pero nosotras somos objetos a los que observan y nosotras mismas a veces nos miramos desde ahí. Entonces es muy loco, porque claro, tú te estás mirando y eso configura la manera en la que te mueves, la manera en la que hablas. Te configuras entendiendo que vas a ser mirada por lo masculino y además tienes que ser deseable y tienes que cumplir ciertos estereotipos y ciertos patrones. Y es verdad que hay muchas señoras y mucha gente que lleva mucho tiempo con el movimiento feminista intentando romper todo eso, pero ahí está. Y a eso añádele ser actriz.
Eso quería preguntarle, si esto es peor en un contexto de alfombras rojas, galas, en donde además suelen verse los mismos cuerpos, los mismos vestidos.
Hay muy poca diversidad en el cine español. Muy, muy, muy poca. La que hay se aplaude mucho por eso. Yo pienso que ojalá lleguemos al momento en el que eso no tenga que suceder, pero desgraciadamente pasa así. Es que tú ves pelis y series y todo el mundo está buenísimo y es increíble, pero luego la gente sale a la calle y la gente no es así. Ni nosotras somos así. Yo con todo esto de las alfombras intento ir, cada vez más, como yo soy, más cómoda. Y si estamos en esta revolución del género, en esta revolución de las formas y de toda la movida, vamos también a quebrar un poco cómo las actrices van y están en esos lugares.
Hay una pregunta que hace en el corto, ¿nos adaptamos al sistema o lo reventamos?
Depende del día. Un día te dan ganas de reventarlo y otro día dices, “ay, mira, me voy a comprar esto que no debería”. Porque al final vivimos aquí, y también es muy frustrante estar todo el día en ese deseo de reventarlo todo. Yo me debato todo el rato. Estoy un día que lo quiero reventar y otro día que me quiero rendir y decir bueno, al menos quiero ser feliz.
Vídeo de la entrevista completa
Vídeo: Javier Cáceres y Lourdes Jiménez