¿Acaso Toronto no quiere tankear?

Menudo momento para el dilema.

Una campaña con más frío que calor, sumidos en rumores de descomposición, bajo un marco idóneo para dejarse llevar sin sufrir aplastamiento por críticas… y ahora mismo van 6 de 7.

Para que nadie confunda la elipsis: seis victorias de las últimas siete posibles.

Los Toronto Raptors se habían ido convirtiendo una franquicia poco apetecible sobre la que sentarse a escribir, viendo lo pronto que sus traspasos estrella del pasado año, Immanuel Quickley y R.J. Barrett, no estaban para tirar del vestuario canadiense, como tampoco fueron capaces de hacerlo del de Nueva York.

Por si fuera poco, Quickley ha pasado más tiempo fuera que dentro del rectángulo (lesiones en el codo y la mano), por lo que la dupla exterior tampoco ha disfrutado del tiempo de adaptación suficiente para hacerse con el timón del equipo.

Y de repente, esto.

Pequeños-grandes cambios

Si los Raptors vencen en su visita a Washington de pasado mañana, habrán sumado, en solo dos semanas, la mitad de las victorias que acumulan en todo el curso regular (14-32).

¿Cómo se justifica esta racha? ¿Acaso ha sido toda frente a rivales de la zona baja?

Ni mucho menos. Ha habido de todo. NOLA, Magic, Celtics, Warriors y dos contra Atlanta.

¿Entonces, cómo se explica el cambio?

Pues hay algunas cosas interesantes.

‘Los jefes’ del equipo

R.J Barrett y Scottie Barnes continúan siendo el motor del equipo, solventando y encauzando entre ambos el peso de las tareas de anotación, distribución y una parte importante del rebote. Eso no ha cambiado. Cualquier proyecto, aún en recostrucción, necesita de sus líderes. Y los Raptors, aún todavía puliéndose, los tienen.

Aumentar la puja

Luego, Darko Rajaković está aplicando la pauta de «si vendes, vende», manteniendo a Jakob Poeltl y Bruce Brown (los dos miembros de su plantilla con más números para salir) en primera línea de rotación, y con la efectividad de ambos aumentando ligeramente en los diez últimos partidos.

Por si algún postor se anima a aligerar alguna ronda de más.

Un defensor que ‘hace’ defensa

Y un tercer dato cargado de intangibles. Davion Mitchell, aquel pick 9 del Draft 2021 con un instinto para anotar similar al del Michael Kidd-Gilchrist, perdió su lugar como titular en la rotación mediado el mes de noviembre. Fruto en parte de la necesidad (lesión de Ochai Agbaji), la recuperó hace, precisamente, siete partidos.

Los Raptors, por NBA Stats, son el quinto conjunto por la cola en cuanto a deffensive rating este curso (115,9). En estos siete últimos partidos, coincidiendo con el retorno de Mitchell a la titularidad, éste ha sido de 105,4. Correlación o causalidad, depende del análisis de cada uno. Yo envido fuerte por lo segundo.

A lo que sumar el nada desdeñable papel de generador secundario que ha recuperado el guard esta temporada (ya lo hizo como rookie para los Kings), promediando 4,6 asistencias (tercer máximo asistente del equipo).

Un camino de rosas

El dato que viene ahora siempre es discutido y hay que cogerlo con muchos alfileres. Pero desde luego, conforme más avanza el año y más se afianzan los puestos en la clasificación, más atención debemos prestarle.

La dureza del calendario (el Remaining Schedule Strength).

Según el portal Tankathon, el de Toronto es el menos duro de toda la NBA de aquí al final, debiendo enfrentarse todavía ¡cuatro veces a los Wizards!, tres a los 76ers (rival-trampa), dos contra Utah, dos contra Charlotte, dos contra Brooklyn o dos contra Portland.

Decisiones, decisiones

Del play-in los separan, en estos instantes, seis partidos. Pueden parecer muchos, pero la décima plaza está en poder de los Bulls, otra franquicia con ganas de dinamitar la temporada cuanto antes. Otra racha así de victorias y están ahí.

El mercado invernal cierra el 6 de ferebro (quedan nueve días), y Masai Ujiri y Bobby Webster deben tomar una decisión: si quieren sólo rondas (tanking y Draft 2025) o también buenos jugadores (morir matando en la 24/25). O incluso recular en alguna pretensión de traspaso (Poeltl).

Anoche, por el momento, ante unos Pelicans en los que jugaron Zion Williamson (31 puntos) y Dejounte Murray (21), exhibieron una gran derroche de intensidad exterior y poder interior.

Como si el curso no se hubiese acabado. Como si la racha de 6 de 7 no fuese una anécdota. Como si todavía tuvieran algo que decir.

(Fotografía de portada John E. Sokolowski-Imagn Images)