¿Qué tienen en común los habitantes de Lekeitio con los de Estocolmo?
Comencemos con una afirmación audaz pero cierta: los empresarios y autónomos no deben temer la llegada de la factura electrónica. Al contrario, deberían verla como una oportunidad para optimizar procesos y ser más competitivos. Aunque España se enfrenta a retos en este ámbito, es vital que las empresas españolas adopten medidas cuanto antes en este […] La entrada ¿Qué tienen en común los habitantes de Lekeitio con los de Estocolmo? es original de MuyPymes
Comencemos con una afirmación audaz pero cierta: los empresarios y autónomos no deben temer la llegada de la factura electrónica. Al contrario, deberían verla como una oportunidad para optimizar procesos y ser más competitivos. Aunque España se enfrenta a retos en este ámbito, es vital que las empresas españolas adopten medidas cuanto antes en este sentido. Más si cabe a partir de ahora que la Orden Ministerial en relación con Verifactu ha sido publicada y, por ahora, se mantiene la fecha de entrada en vigor para 2025.
Lecciones de la Unión Europea…y más acá: Una implementación exitosa
La facturación electrónica ha evolucionado de ser una opción para convertirse en una norma en muchos países europeos. La Directiva 2014/55/UE de la Comisión Europea estableció hace ya una década la obligatoriedad de la facturación electrónica en los contratos públicos. Esta legislación fue un catalizador para la adopción de la facturación electrónica en toda Europa y ha demostrado ser una herramienta eficaz para mejorar la eficiencia administrativa, la transparencia financiera y la lucha contra el fraude fiscal.
Por su parte, la adopción paulatina de la facturación electrónica B2B (entre empresas privadas) está demostrando también ser un motor imprescindible para la eficiencia en las transacciones comerciales.
Italia ha sido pionera en Europa en la adopción de la facturación electrónica B2B. Desde que se hizo obligatoria en 2019, el país ha procesado más de 2 mil millones de facturas electrónicas. Esto, según la Agencia Tributaria Italiana, ha contribuido a una recaudación adicional de impuestos de aproximadamente 2 mil millones de euros anuales debido a la reducción del fraude fiscal.
En el caso de Francia, están implementando su obligatoriedad de manera progresiva hasta mediados de 2026 que será obligatoria. Ya ha sido un éxito en el sector público, donde recibió 4.3 millones de facturas electrónicas en 2022. Se espera que la adopción en el sector privado siga esta tendencia, facilitando eficiencia y control en las transacciones comerciales.
Por su parte, Suecia ha promovido activamente la facturación electrónica B2B a través de la plataforma PEPPOL (Pan-European Public Procurement Online), facilitando la interoperabilidad entre diferentes sistemas en Europa. Las empresas suecas, sin duda, han mejorado la eficiencia administrativa. Un estudio del Instituto Sueco de Competitividad mostró que las empresas que adoptaron la facturación electrónica experimentaron una reducción del 70% en los costes de procesamiento de facturas.
Pero no hace falta irse hasta los países bálticos para encontrar buenos ejemplos, ya que en España tenemos el ejemplo de TicketBai en el País Vasco. Actualmente, todos los empresarios y autónomos de Álava y Guipúzcoa están obligados a utilizar este sistema (en Vizcaya, el sistema Batuz todavía está en fase voluntaria). Esto se traduce en que cerca de 100.000 empresas y autónomos ya han adoptado esta práctica en las provincias vascas, y hasta ahora han enfrentado muy pocos problemas o sanciones.
Contrarrestando el temor al cambio: Beneficios tangibles para España
Desde la obligatoriedad de la factura electrónica en transacciones con el sector público en 2015, España ha visto un crecimiento exponencial en el número de facturas electrónicas procesadas, pasando de 884.000 en 2014 a 15.9 millones en 2022. Este avance ha permitido a las empresas disfrutar de una mayor interoperabilidad, así como una mayor eficiencia administrativa, reducción de errores y disfrutar de una mejor gestión del flujo de caja.
La publicación de la Orden Ministerial el 28 de octubre destaca la urgencia de implementar la factura electrónica en las empresas, ya que su obligatoriedad se acerca.
Es comprensible que algunos empresarios y autónomos puedan sentir aprensión ante la implementación de la factura electrónica. Sin embargo, es crucial considerar las ventajas a largo plazo. La seguridad de los datos es un desafío, pero con las medidas adecuadas, puede convertirse en una fortaleza. La adopción de estándares de ciberseguridad y la colaboración con partners tecnológicos confiables es sinónimo de que la transición será segura y efectiva. Además, la transparencia financiera que ofrece la facturación electrónica mejorará la relación con los clientes y proveedores. Por su parte, la facturación electrónica puede ayudar a combatir la morosidad al facilitar un seguimiento riguroso de las facturas pendientes. También permite establecer recordatorios automáticos para los pagos, lo que reduce los retrasos. Por último, al digitalizar el proceso, se minimizan los errores que pueden llevar a disputas y retrasos en el cobro.
La factura electrónica en España es más que una mera obligación legal; es una puerta abierta hacia la modernización y competitividad. Los empresarios y autónomos deben ver esta tecnología como una herramienta para avanzar y prosperar en un mercado cada vez más interconectado. Y es que la factura electrónica ya es el presente de las transacciones comerciales en Europa, tanto en Milán, París, Estocolmo o Lekeitio.
Unamos fuerzas y hagamos de España un ejemplo a seguir en la adopción de tecnologías digitales en el ámbito empresarial. Juntos, podemos construir un entorno económico más eficiente, transparente y competitivo.
Fermín Lozano, Director de la Unidad de Negocio para Asesorías, Pymes y Autónomos de Cegid en España.
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