'Los Goonies' se han hecho mayores. 40 años de nostalgia en bucle para una generación marcada por el desencanto
Ya hemos pasado el primer mes de 2025 y, como quien no quiere la cosa, este año se cumplen 40 años del estreno de ‘Los Goonies’, la película de Richard Donner que además, venía con sello de aprobación de Steven Spielberg. Pero no queda la alineación de grandes ahí, fue guionizada por Chris Columbus, que mientras ahora produce ‘Nosferatu’, también fue el mismo que inició la saga de ‘Harry Potter’ con sus dos primeras películas, que han marcado a otra nueva generación de niños. La camada Goonie ha seguido perpetuando su legado con camisetas, tazas, muñecos y todo tipo de memorabilia y se puede decir que el culto por la película está viviendo un nuevo ciclo, incluso con el rumor eterno de que habrá una secuela en la que los niños podrían haber cogido ya la baja o la prejubilación. Pero este paso del tiempo tan atroz no difumina la misma pregunta, ¿Por qué todos los que fueron niños en los 80 se ponen tan pesaditos con los Goonies después de cuatro décadas? Es más, ¿Por qué sus detractores recalcitrantes tratan de imponer la falsa verdad de que, en realidad es una mala película? La filia inexplicable Durante mucho tiempo, ligar con un treintañero, ahora cuarentones, cinéfilos y gafapastas, de esos que se empeñan en ir a todas las películas en versión original, significaba que el plan de ver algo en casa tuviera alto riesgo de que sacara un dvd con una peli para niños. Y encima no verla en inglés, sino doblada porque recitar los diálogos al mismo tiempo que lo hacen los personajes también podía ser un ritual. Eso si no se ponen a cantar la canción del videoclip de una chica de pintas horteras que viene en los extras. En Espinof Las 21 mejores películas de aventuras de la historia Ahora, tras cuatro temporadas de ‘Stranger Things’ y series como ‘Tripulación Perdida’, esas personas de cuarenta y pico empiezan a procesar que, desde que vieron ‘Los Goonies’ por primera vez, ha pasado el mismo tiempo que había pasado en 1985 desde el estreno de ‘Laura’, ‘Perversidad’ o ‘Tener o no tener’. En esos días ya se hablaba de ellas como ‘cine clásico’ pero para un niño significaba ‘algo muy viejuno’. Pero, ¿Los Goonies? Cómo va a envejecer tanto si la hemos seguido viendo más o menos, regular y religiosamente, un par de veces por lustro. Para los que en su momento salieron del cine llenos de emoción, jugando e imitando las ‘Twampas’ de Data se hace difícil de creer. Cuando la empezaron a reponer muchos sábados por la tarde muchos eran ya adolescentes y se dieron cuenta de que, aunque ya no fueran niños, la peli seguía siendo muy buena. Cuando la sacaron en dvd, esos chicos ya habían acabado la universidad, salían todos los fines de semana y la calavera con dos sables era su estandarte, una seña de identidad nostálgica que reafirmaba ante todo lo que quedaba por hacer. La siguiente fase fue ver a sus actores, ya mayores, salir en ganadoras del Óscar como ‘El señor de los anillos’ o ‘Todo a la vez en todas partes’. La generación que no tuvo hijos Hoy se supone que se la podrían estar poniendo a sus hijos, pero la generación de los “Padres Frikis y los niños de la E.G.B.” no todos tienen hijos, y los que sí, están a punto de empezar a salir de fiesta los fines de semana. Y es que los que la vieron en el cine con cuatro o cinco años superan ya la edad de la madre de Mickey, y los dos hermanos Fratelli cuando la rodaron. Aunque el número nos asuste, cuarenta años después, la noticia de su aniversario no parece una noticia. Durante este tiempo, ya hemos ido viendo muchos artículos de cómo son ahora los Goonies en la realidad. En Espinof Las mejores razones para matar la nostalgia por los años 80 en el cine y la televisión Casi tantos como los que nos explican “qué fue de” los protagonistas de ‘Verano Azul’. Además, el culto a la película no se ha quedado anquilosado en la memoria de los que a empiezan a peinar gris. Ya no es sólo un icono del sentido de la maravilla, es también un clásico que disfrutan nuevos adeptos, aficionados y niños, que como la primera generación, se ven reflejados en esa pandilla de perdedores, un grupo de amigos torpones y muy reales, que nada más empezar parecen haber vivido juntos más de veinte aventuras diferentes. El secreto de ‘Los Goonies’ es que era la película infantil para niños sobre los que nunca se hacían películas infantiles. Quizá por eso cambió la vida a tantos. Pese al tono, a veces tonto, siempre de pura aventura, toda la película está impregnada de una extraña melancolía. Los protagonistas empezaban de descubrir que los padres no pueden hacer todo, que también son vulnerables y la vida puede no ser tan sencilla como había parecido hasta ese momento. La resignación y el destino están ahí, pero el tesón y la confianza les llevaba a conseguir el
Ya hemos pasado el primer mes de 2025 y, como quien no quiere la cosa, este año se cumplen 40 años del estreno de ‘Los Goonies’, la película de Richard Donner que además, venía con sello de aprobación de Steven Spielberg. Pero no queda la alineación de grandes ahí, fue guionizada por Chris Columbus, que mientras ahora produce ‘Nosferatu’, también fue el mismo que inició la saga de ‘Harry Potter’ con sus dos primeras películas, que han marcado a otra nueva generación de niños.
La camada Goonie ha seguido perpetuando su legado con camisetas, tazas, muñecos y todo tipo de memorabilia y se puede decir que el culto por la película está viviendo un nuevo ciclo, incluso con el rumor eterno de que habrá una secuela en la que los niños podrían haber cogido ya la baja o la prejubilación. Pero este paso del tiempo tan atroz no difumina la misma pregunta, ¿Por qué todos los que fueron niños en los 80 se ponen tan pesaditos con los Goonies después de cuatro décadas? Es más, ¿Por qué sus detractores recalcitrantes tratan de imponer la falsa verdad de que, en realidad es una mala película?
La filia inexplicable
Durante mucho tiempo, ligar con un treintañero, ahora cuarentones, cinéfilos y gafapastas, de esos que se empeñan en ir a todas las películas en versión original, significaba que el plan de ver algo en casa tuviera alto riesgo de que sacara un dvd con una peli para niños. Y encima no verla en inglés, sino doblada porque recitar los diálogos al mismo tiempo que lo hacen los personajes también podía ser un ritual. Eso si no se ponen a cantar la canción del videoclip de una chica de pintas horteras que viene en los extras.
Ahora, tras cuatro temporadas de ‘Stranger Things’ y series como ‘Tripulación Perdida’, esas personas de cuarenta y pico empiezan a procesar que, desde que vieron ‘Los Goonies’ por primera vez, ha pasado el mismo tiempo que había pasado en 1985 desde el estreno de ‘Laura’, ‘Perversidad’ o ‘Tener o no tener’. En esos días ya se hablaba de ellas como ‘cine clásico’ pero para un niño significaba ‘algo muy viejuno’. Pero, ¿Los Goonies? Cómo va a envejecer tanto si la hemos seguido viendo más o menos, regular y religiosamente, un par de veces por lustro. Para los que en su momento salieron del cine llenos de emoción, jugando e imitando las ‘Twampas’ de Data se hace difícil de creer.
Cuando la empezaron a reponer muchos sábados por la tarde muchos eran ya adolescentes y se dieron cuenta de que, aunque ya no fueran niños, la peli seguía siendo muy buena. Cuando la sacaron en dvd, esos chicos ya habían acabado la universidad, salían todos los fines de semana y la calavera con dos sables era su estandarte, una seña de identidad nostálgica que reafirmaba ante todo lo que quedaba por hacer. La siguiente fase fue ver a sus actores, ya mayores, salir en ganadoras del Óscar como ‘El señor de los anillos’ o ‘Todo a la vez en todas partes’.
La generación que no tuvo hijos
Hoy se supone que se la podrían estar poniendo a sus hijos, pero la generación de los “Padres Frikis y los niños de la E.G.B.” no todos tienen hijos, y los que sí, están a punto de empezar a salir de fiesta los fines de semana. Y es que los que la vieron en el cine con cuatro o cinco años superan ya la edad de la madre de Mickey, y los dos hermanos Fratelli cuando la rodaron. Aunque el número nos asuste, cuarenta años después, la noticia de su aniversario no parece una noticia. Durante este tiempo, ya hemos ido viendo muchos artículos de cómo son ahora los Goonies en la realidad.
Casi tantos como los que nos explican “qué fue de” los protagonistas de ‘Verano Azul’. Además, el culto a la película no se ha quedado anquilosado en la memoria de los que a empiezan a peinar gris. Ya no es sólo un icono del sentido de la maravilla, es también un clásico que disfrutan nuevos adeptos, aficionados y niños, que como la primera generación, se ven reflejados en esa pandilla de perdedores, un grupo de amigos torpones y muy reales, que nada más empezar parecen haber vivido juntos más de veinte aventuras diferentes.
El secreto de ‘Los Goonies’ es que era la película infantil para niños sobre los que nunca se hacían películas infantiles. Quizá por eso cambió la vida a tantos. Pese al tono, a veces tonto, siempre de pura aventura, toda la película está impregnada de una extraña melancolía. Los protagonistas empezaban de descubrir que los padres no pueden hacer todo, que también son vulnerables y la vida puede no ser tan sencilla como había parecido hasta ese momento. La resignación y el destino están ahí, pero el tesón y la confianza les llevaba a conseguir el puñado de gemas con las que salvar a sus padres, sus casas, sus barrios y su amistad.
Los malos nunca fueron los Fratelli
Volverla a ver es como un ritual, como agarrar por un momento un pedacito de esa infancia, en la que no nos preocupaba nada más que nuestros amigos, imaginar aventuras y correr despreocupados. Ignorando facturas, desempleo y timelines de redes. Quizá hemos idealizado demasiado un pedazo de celuloide de dos horas, sí, pero el mensaje contra el capitalismo salvaje, las inmobiliarias y los fondos buitre nos suena mucho más ahora que lo estamos viviendo en primera persona. Alguien nos dijo que todo eso estaba mal, pero ahora, chicos con edad de los Goonies ven vídeos de The Grefg explicando por qué ha desahuciado a una anciana, cómo invertir en cripto y que los impuestos son el mal.
Quizá los niños de los ochenta son como boxeadores sonados, dando hostias al aire tratando de conseguir un poco de ese futuro del que hablaba Mickey. Tratando de encajar el golpe del desencanto. Esa ilusión marchita, cuando veían la película esperando que al final lo imposible pudiera hacerse real. Que quizá hubiera un Willy el tuerto hubiera valorado sus esfuerzos y les diera parte de su tesoro, en vez de haber tenido que viajar fuera de España para poder trabajar en lo que habían estudiado. Puede que los Goonies sean una reliquia de las esperanzas olvidadas en el tren de una vida que fue demasiado rápido para muchos, que hoy alcanza velocidades de crucero.
Cuando miramos los muelles de Goon, cuarenta años después, todo se ha convertido en campos de golf y pisos turísticos que han hecho subir el precio expulsando a la gente fuera de sus barrios de toda la vida, nos hemos separado de nuestras pandillas y nada es lo que habíamos esperado. Por eso, cuando vemos una camiseta del supermeneo, memes de Sloth o tweets con frases de Bocazas, reconocemos la señal de otros Goonies. Lanzamos una moneda al pozo de los deseos sabiendo que no estamos solos, que somos muchos, suficientemente buenos, y que nunca decimos la palabra muerto.
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'Los Goonies' se han hecho mayores. 40 años de nostalgia en bucle para una generación marcada por el desencanto
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por
Jorge Loser
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